El Municipio pretende terminar con todas las consecuencias negativas que generan las lluvias en la ciudad, con su flamante plan de desagües pluviales, pensado hasta el 2050, que va de la mano  del Nuevo Código Urbanístico. El proyecto viene estudiándose desde hace más de 5 años, y creen que puede llevar ese tiempo también finalizar las obras que plantea.

Con 13 mil hectáreas estudiadas hasta el más mínimo detalle, y 67 kilómetros sobre los que planean trabajar, este ambicioso plan pretende un cambio revolucionario respecto a los padecimientos de los habitantes capitalinos cada vez que llueve.

Juan Carlos Flores, asesor de la Secretaría de Infraestructura, presentó los detalles: “La red será de 67 kilómetros en total, de los cuales el 24% ya existe, y el 22% son canales naturales que van a ser utilizados. La red antigua de acequia, que es de ladrillo, hay que refuncionalizarla, ponerla en valor. Algunas están obstruidas por plantas, raíces, y roturas propias”.

Es decir que los desagües nuevos que se deberán construir, implican un poco más de 36 kilómetros de obras. Sobre lo que ya está hecho, Flores ejemplificó: “La red de acequias existentes, que es posible utilizar, la hemos incorporado a este plan, como las que corren por Ejército de los Andes y Perón. También pondremos en funcionamiento a los canales hechos recientemente, por ejemplo los de Eva Perón y Sucre. Además tendremos en cuenta los canales naturales que el agua está erosionando y no se usan".

Respecto a la ejecución del trabajo y los plazos, el funcionario señaló: “Este plan se debe hacer en etapas. Tenemos que sentarnos con los departamentos jurídicos y técnicos, para definir prioridades y presupuestos. El plazo de ejecución depende de varios factores,  pero el Municipio tiene buena relación con la Provincia. Eso va a colaborar mucho para que se haga rápidamente. Creo que en 4 o 5 años puede estar terminado".

Flores encabezó este proyecto hace cinco años y medio: “En julio de 2011, por iniciativa privada, decidí analizar toda la ciudad de San Luis a través de imágenes satelitales y apoyos tecnológicos. Hicimos un levantamiento topográfico, y pudimos determinar qué servía de lo existente para incorporar al nuevo sistema. Definimos las cuencas urbanas para el ejido de la ciudad.  Analizamos 13 mil hectáreas, y tuvimos en cuenta además de las lluvias, la caída de granizo”.