El problema bonaerense sigue caliente y las soluciones están cada vez más frías

El problema bonaerense sigue caliente y las soluciones están cada vez más frías

La negociación por las colectoras en la provincia de Buenos Aires no avanza con la velocidad esperada.

 

El problema está. Según las últimas encuestas de intención de voto que encargó María Eugenia Vidal, Mauricio Macri está siete puntos abajo de la boleta de Cristina Kirchner en la provincia de Buenos Aires. Es verdad que esa distancia se redujo unos tres puntos desde principios de abril, cuando la senadora todavía encabezaba, de manera virtual, la fórmula del kirchnerismo.

También hay explicaciones. En el comando de campaña de Vidal aseguran que el nivel de aceptación que tiene el Presidente en Buenos Aires es similar al que tenía en este mismo mes de 2015 y admiten que la novedad es que el kirchnerismo está mejor ahora que hace cuatro años. "Esa diferencia tiene nombre y apellido: Sergio Massa", explica un importante dirigente del PRO bonaerense, y agrega: "Sergio le saca votos al kirchnerismo. Cuando estaba más fuerte, les sacaba más votos. Ahora, que está más abajo, les saca menos. Nosotros no podemos buscar los votos del kirchnerismo, él sí". 

Lo que no aparece es la solución. El revoleo de la idea de las colectoras -la boleta de Vidal pegada a la candidatura de Macri y también a las de los postulantes de lo que alguna vez se llamó Alternativa Federal- surgió con fuerza el fin de semana, pero anoche había entrado en estado de hibernación. Vidal viajó a Colombia con dos de sus hijas -Camila y María José- y dos de sus funcionarios -Cristian Ritondo y Diego Cagliolo- y se quedará allí hasta el domingo. La conversación con Massa quedó empantanada en una especie de teléfono descompuesto: el jefe del Frente Renovador sostiene que la negociación se trabó por diferencias dentro del Gobierno y en La Plata dicen que están esperando un llamado de Massa. Algo parecido ocurre con Urtubey: "No lo descartamos, pero hasta ahora no nos llamó nadie con ningún ofrecimiento", explica un ministro del gabinete del gobernador salteño.

 

En Cambiemos tienen cómo explicar esa frialdad. "La idea de pegar boletas presidenciales de Alternativa Federal a la de María Eugenia no es nuestra. Es un pedido que le hizo Juan Schiaretti a Macri. Por eso nos tienen que llamar ellos, no nosotros", dice un hombre del entorno más cercano a Vidal, que siempre se ocupó de buscar soluciones al dilema en que se encuentra atrapada su jefa, obligada a compartir boleta con un candidato que la arrastra hacia el centro de la Tierra.

Los jefes de Cambiemos en la Provincia se enamoraron rápido del zafarrancho de las colectoras. Con la crudeza que se aprende en la política, un intendente de Cambiemos de un partido del conurbano bonaerense dice: "Yo lo que necesito es alguna boleta que no tenga el nombre de Macri pero que me sume a mí. Si es Massa, mejor, porque acá mide algunos puntos. Pero si no es Massa, que sea Urtubey. Si no tiene el nombre Macri ya me sirve porque yo puedo ofrecer una opción al que me quiere votar a mí o a María Eugenia pero no al Presidente". Es un modo elegante de decir que es uno de los que están dispuestos a repartir la boleta de Cambiemos para agosto con el tramo de candidatos nacionales mutilado.

Esa frialdad se agrega a la dificultad legal que tiene el proyecto. Para permitirlo, Macri deberá pagar el costo de derogar un Decreto que publicó hace unos pocos meses para impedir lo que ahora quiere habilitar. Un integrante de la Comisión de Acción Política de Cambiemos le dijo a este diario que el Presidente está dispuesto a protagonizar ese papelón. "La gente se olvida de esas cosas", calcula ese dirigente, afiliado al radicalismo.

Si eso no ocurre, en la Provincia aseguran que siempre será posible encontrar algún juez que acepte una conveniente denuncia para voltear el indeseable DNU presidencial. Ese camino, sin embargo, será espinoso, ya que esa clase de discusiones puede terminar en la Corte Suprema, un ambiente poco propicio a atender la necesidad del Poder Ejecutivo. Un juez integrante de la mayoría que acostumbra a tomar las decisiones en ese tribunal lo pone en estos términos: "A eso lo tiene que resolver la política. No puede ser que nos tiren otra vez a nosotros la resolución de algo que no puede resolver la política. Tenemos ya bastantes problemas como para ponernos a resolver esto también. Eso lo tienen que resolver el gobierno y la oposición con un acuerdo y no judicializar más estas cosas".

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