El problema del ballottage

El problema del ballottage

Por: Jorge Fontevecchia. Así como no hizo falta, previamente a la votación, esperar el resultado de las PASO para pronosticar la estela que iba a dejar su resultado, tampoco es necesario esperar ahora dos semanas al recuento de votos para proyectar qué anticiparán los resultados de octubre de 2017 para los de octubre de 2019.

Massa, aun golpeado, quedará con dos decenas de diputados que –sumados a los del peronismo que ya no fueron kirchneristas el año pasado, más los que dejarán de serlo tras estas elecciones– conformarán un interbloque panperonista que, además de ganarle al kirchnerismo en representación legislativa, será una señal del alineamiento opositor que competirá contra Cambiemos en las elecciones presidenciales de 2019.

Ante el triunfo descontado de Cambiemos este 22 de octubre, la hipótesis más pronosticada para las elecciones de 2019 es que se presenten a su reelección tanto Macri como María Eugenia Vidal y Horacio Rodríguez Larreta. Pero no habría que descartar la posibilidad de que no sea Macri el candidato presidencial por Cambiemos en 2019 y, en ese caso, sea candidata a presidenta María Eugenia Vidal si se mantuviera con menos acumulación de negativas que Macri.

Sería imaginable un 2019 nuevamente con tres fuerzas: Cambiemos como primera minoría, un panperonismo sin kirchnerismo como segunda minoría, y tercero un kirchnerismo que continúe su reducción. El problema para Cambiemos sería que hubiera ballottage: allí el riesgo de Macri de perder no sería menor porque se podrían juntar tras el segundo casi todos los demás partidos. La idea de Massa de sumar a Stolbizer, que no agregó votos en 2017 y los llevó a ambos a quedar fuera del Congreso, podría ser útil en 2019 para unir a ese panperonismo no populista con sectores progresistas.

La previsible unión de los legisladores de Massa con los del peronismo no kirchnerista tras elecciones le podría permitir a Massa ser uno de los precandidatos presidenciales de las PASO 2019 por ese panperonismo unificado. Por el peronismo no kirchnerista, el otro candidato que supera el 85% de conocimiento a nivel nacional es Juan Manuel Urtubey. Faltan 18 meses para la presentación de las precandidaturas presidenciales, pero es difícil que alguien que hoy no sea conocido nacionalmente logre serlo antes de marzo de 2019. Por eso, Tinelli o Facundo Manes, que ya son conocidos por toda la población, podrían ser cisnes negros que se agreguen a los políticos de carrera en el menú de candidatos.

La provincia de Buenos Aires, por la complejidad de sus problemas, es muy difícil de gobernar prolongadamente sin perder popularidad, causa por la cual ningún gobernador pudo llegar a presidente electo. Ocho años como gobernador de esa provincia desgastan al mejor político, pero si fueran cuatro años, podría ser diferente si el gobernador saliente argumentara que los cambios están en proceso y que las mejoras se verán más adelante, mientras que en ocho no habría excusa si todo siguiera parecido. Por eso es muy importante tener en cuenta que quizá Vidal pueda ser una carta de triunfo para Cambiemos mucho mayor en 2019 que en 2023.

Las PASO no le gustan a Macri pero siempre jugaron a su favor, permitiéndole mejorar su resultado posterior en las elecciones. Probablemente no le gusten más porque podrían funcionar al revés en 2019 si en una eventual interna entre Urtubey y Massa, por ejemplo, quedara muy bien posicionado el que surja con más votos, sumándole potencia para obligar a Cambiemos a ir a un ballottage aun con Cristina Kirchner dividiendo la oposición como candidata en tercer lugar. En ese caso, los votos de Cristina en una segunda vuelta irían al panperonismo y –obviamente– no a Cambiemos. Más seguro podría ser un ballottage para 2019 si Cristina Kirchner estuviera presa o no fuera candidata.

En síntesis, aun sin ser el gran protagonista de estas elecciones 2017, el panperonismo puede salir beneficiado porque, al hacer en muchos distritos una mala elección, la reducción de egos individuales podría facilitar las condiciones para una especie de confederación opositora, de la misma forma en que, al final del kirchnerismo, la debilidad del PRO, la UCR y Carrió facilitó la creación de Cambiemos.

El ballottage, que fue incluido por Alfonsín en la Constitución de 1994 para que el radicalismo pudiera ganarle al peronismo, e hizo que Macri fuera presidente, podría en 2019 permitirle al panperonismo soñar con ser el segundo que se quedara con el primer puesto. Macri, Vidal, Larreta y Peña tendrán muy en cuenta el problema del ballottage: no llegar a él será su pelea de fondo cuando octubre de 2017 haya quedado atrás.

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