Prioridades confusas en el Gobierno

Prioridades confusas en el Gobierno

Un ministro o varios ocupado por la deuda y una ministra preocupada por la pericia sobre la muerte de Nisman.

 

No será la primera vez, y posiblemente tampoco la última, que la Argentina por mirar su ombligo se desentienda de lo que pasa en el mundo y crea que después podamos decir aquí no ha pasado nada. Por alguna razón apenas si avanzamos, cuando avanzamos.

Al menos ha sido una imprudencia la inclusión en la agenda política de cabotaje de la pericia sobre la muerte del fiscal Nisman que hizo dos veces la ministra de Seguridad Sabina Frederic​, mientras otro ministro si no es que otros ministros también, están discutiendo con los acreedores externos, sobre todo el FMI.

 

La prioridad de todo el Gobierno es, debiera ser, aventar el fantasma del default y despejar de escollos el camino de la renegociación de la deuda. Las relaciones con Estados Unidos y con Donald Trump juegan un papel clave porque Estados Unidos y Trump juegan un papel clave en el Fondo. Estados Unidos es el primer tema en política exterior y la política exterior es el punto más delicado entre Alberto Fernández y Cristina Kirchner​.

Que la política interna, para quedar bien con Cristina enredada en el caso Nisman y el pacto con Irán, no esté atenta a los drones y asaltos a la embajada norteamericana en Irak por una milicia que Washington considera respaldada por los iraníes, no tendría que sorprendernos. El mundo quedó sorprendido y con miedo difícil de ocultar cuando Trump autorizó a sus halcones a que mataran al general Soleimani, con mucho que ver con las actividades de los iraníes en el extranjero. Acaso también con nosotros: desde 2003 aparece nombrado en la causa AMIA, en un informe reservado.

Hay cosas para las que el tiempo pasa pero nunca termina de pasar: aquí nos volaron la AMIA y la Embajada y hace un cuarto de siglo que nos debemos una explicación seria y creíble. Traer la pericia sobre la muerte de Nisman al escenario es traer inevitablemente el pacto con Irán, del que el gobierno de Cristina ocultó o borró toda documentación. Los papeles del acuerdo jamás aparecieron, como si nunca hubieran existido.

Apenas arrancó, la antropóloga Frederic dijo que iba a revisar la pericia, cosa que no puede hacer. Se desdijo pero ahora insiste: hará “una revisión técnico-administrativa de los procedimientos...” que “incluirá el caso Nisman”. O sea, una nueva norma sobre los peritajes que regirá hacia atrás.Y esta vez con el aval del presidente. Tampoco lo puede hacer. Está claro lo que busca: desacreditar la pericia. Y está claro por qué busca desacreditarla: para voltear la hipótesis de que Nisman no murió asesinado sino que se suicidó. Es la que más le calza a Cristina, que dentro del Gobierno se quedó con el área de Seguridad.

¿Interesa más arreglar los vencimientos de la deuda o arreglar la pericia del caso Nisman? Detrás está Irán y la escalada de Irán endurecerá la posición de Trump sobre el pacto y sobre Nisman. En el mundo con tanto ya globalizado conviene mirar con realismo lo que pasa. Al menos pensar que afuera nos miran y piensan sobre intereses mucho más que sobre ideologías. Algunas, para colmo, caducas.

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