Presupuesto y elecciones: costos y beneficios de la fragmentación peronista

Presupuesto y elecciones: costos y beneficios de la fragmentación peronista

El Gobierno rechaza el reclamo de un grupo de gobernadores por el Fondo Sojero. Y dice que no negociará ese tema. Lo hace porque considera firme el apoyo de la mayoría de los jefes del PJ al Presupuesto. Con todo, es una señal anticipada de la pelea electoral

El Gobierno le dio el guiño definitivo a la modificación del impuesto a los Bienes Personales, para alivianar el impacto social que supone el texto aprobado hace una semana en Diputados. El anuncio, sin embargo, lo hizo Miguel Angel Pichetto, promotor de esa corrección al texto original. La señal llegó acompañada de una afirmación cerrada: no hay negociación por el Fondo Sojero. Fue una respuesta al reclamo hecho por un grupo de gobernadores del PJ. "El acuerdo sobre el Presupuesto sigue como está y sale con Bienes Personales", dicen en medios del oficialismo.

El sobresalto por el tratamiento del Presupuesto, al trascender la demanda por el fondo en cuestión, repuso una lectura lineal y extendida sobre la relación del Gobierno con las distintas vertientes peronistas. Según esa mirada, la fragmentación opositora puede ser útil –y lo ha sido- en términos electorales, pero requiere negociaciones costosas –en todo sentido- para cerrar un acuerdo político.

Lo dicho: es una mirada sencilla, a la que por lo menos debería agregarse una consideración sobre los tiempos que corren. La interna peronista registra además de disputas de espacios, el peso del calendario. La política va entrando en el camino hacia las elecciones y los posicionamientos están matizados no sólo por las necesidades de gestión, sino también por el modo de ir plantándose frente a Cambiemos. Eso, más el desafío de la dureza del kirchnerismo, que además hace planes para disputar o astillar al menos el poder local de algunos gobernadores.

Nicolás Dujovne fue a defender el Presupuesto 2019 a las comisiones del Senado

Puede que, como interpretan algunos oficialistas, existan intenciones de sacar alguna concesión de último momento por parte de un puñado de gobernadores. Una especie de canje para no complicar el tratamiento del Presupuesto, cuyo debate en el recinto del Senado está agendado para dentro de dos semanas. En cambio, si decidieran avanzar seriamente contra el decreto que eliminó el Fondo Sojero, seguramente contarían con aliados kirchneristas pero pondrían en zona de fractura al bloque de los jefes provinciales.

El planteo surgió en la reunión que el miércoles mantuvo Pichetto con siete gobernadores y vices para tratar la reforma parcial de Bienes Personales. Y fue empujado centralmente por el formoseño Gildo Insfrán y la fueguina Rosana Bertone, con aval del santiagueño Gerardo Zamora, que se mueve con juego propio cerca del peronismo, aunque habría dado señales de mantener el entendimiento global que permitió la sanción del Presupuesto en Diputados.

Si todo marcha como anunció ayer Pichetto y confirmaron fuentes del Gobierno, en dos semanas se aprobaría el cambio en Bienes Personales que deja afuera del ajuste de las escalas a las viviendas familiares de hasta 18 millones de pesos. El cambio representaría una baja de recaudación estimada en unos 3.000 millones de pesos, coparticipables. El proyecto, que al ser retocado debería volver a Diputados, es parte de un paquete más amplio atado a la sanción del Presupuesto. En otras palabras, no habría margen para el tratamiento individual de cada texto: la luz verde debería ser para el conjunto, sin vueltas.

El kirchnerismo expresa la posición más dura

La cuestión y los números del Fondo Sojero son otra cosa. Se habla de una poda de unos 50.000 millones de pesos para las provincias. En el Gobierno señalan que eso en parte está compensado por otras medidas. Y vuelven sobre el paquete que contiene como pieza central el Presupuesto, pero añade la aprobación de los cambios en el Consenso Fiscal firmado hace pocos meses –y que representa mayor recaudación por impuestos provinciales- y también Bienes Personales, que aún con la reforma de Pichetto sumará ingresos coparticipables, entre otros puntos.

Por esa razón, el oficialismo evalúa que el acuerdo global estaría sólido y que contaría con los votos suficientes para asegurar sin sustos la sanción en el Senado. En esa línea, repasan el respaldo de gobernadores expresado en Diputados. Por supuesto, no es posible hacer un recuento calcado, entre otras razones porque otro aspecto del estado de fisuras en el peronismo es que no existe correspondencia entre legisladores y jefes provinciales, al menos en muchos distritos.

Así y todo, y a pesar de las internas, se mantendrían avales gravitantes de provincias en manos del PJ, entre ellas y en primera línea Córdoba, Salta, San Juan, Entre Ríos y Chaco. Y también pesarían los aportes de distritos gobernados por fuerzas provinciales, como Misiones, Neuquén y Santiago del Estero.

El final de la historia, según la lectura oficialista, anotaría las inquietudes de estos días sólo como una estribación de las internas en el peronismo. "No alcanza para complicar el Presupuesto", dicen. Sin embargo, algunos registran tales tensiones como otro indicio del escaso margen que quedaría para los acuerdos políticos. Tal vez, la ley de financiamiento de las campañas. Mucho más difícil, la extinción de dominio. No mucho más.

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