Preocupado por el quórum, Monzó intenta negociar leyes con el massismo

Preocupado por el quórum, Monzó intenta negociar leyes con el massismo

Quiere una mayoría amplia para reformas judiciales e institucionales. La tensión por el decretismo.

 

"A Macri no le importa el Congreso y sin los bloques de los gobernadores no tenemos mayoría", se escuchó, palabras más palabras menos, en los principales despachos de legisladores de Cambiemos que abrieron esta semana, en un Congreso en obra y sin agenda a la vista.

El diagnóstico se hizo visible en el debate del megadecreto, que el oficialismo aprobó en Comisión pero debió compensar con tres proyectos de ley para impedir que el PJ dialoguista, el de los gobernadores, lo anule en el recinto como llegaron a prometer algunos de sus referentes.

Monzó no piensa en un acuerdo de cúpulas con el massismo, pero sí en convencer a algunos de sus 17 diputados para algunos temas. Sino llegar al quórum es una negociación dura con los gobernadores. 

 

Emilio Monzó parece resignado a que Macri prefiera un DNU a sondear proyectos de ley, pero para no tener que negociar bajo presión con el interbloque federal, que preside el salteño Pablo Kosiner, intenta seducir a algunos de los 17 diputados del Frente Renovador.

 

Sin Sergio Massa en la Cámara, sus laderos se convirtieron en duros opositores, casi a la par del kirchnerismo y la izquierda. Se negaron a negociar la reforma previsional, fueron a la justicia para pedir la inconstitucionalidad del megadecreto y recibieron a los despedidos de Yacimientos de Río Turbio (YCRT) y el Inti.

 

Graciela Camaño afianzó su imagen combativa y aunque el tigrense aún está golpeado por la derrota en la provincia, sus diputados podrían aliviarle a Cambiemos la presión de contener a los dirigidos por Kosiner ante cada decreto o ley que quiere el presidente. 

 

Monzó apela a convocar a diputados massistas por proyecto: Carla Pitiot y Raúl Pérez para temas judiciales y Alejandro Grandinetti en relaciones exteriores (fue incluido en la bicameral para de búsqueda del submarino).

 

En el debate por la reforma política y electoral fue acompañados por Massa en 2016, pero su actitud en aquel momento era otra. "Se equivoca: su mejor momento fue ése y desde que se pegó al kirchnerismo se cayó a pedazos", repite el presidente de la Cámara baja cuando le preguntan por su ex compañero de militancia.

 

La necesidad de evitar la anulación del megadecreto con alguna maniobra preocupó a los diputados pero no a Macri, que el martes supo de las tres leyes parche que pronto presentarán los diputados de Cambiemos con un contenido similar al texto presidencial.

 

"No van a poder gritarte el 1 de marzo que gobernas por decreto", le dijeron para convencerlo. Pero nada le importó más que la seguridad de poder aplicar el DNU por siempre, porque el PJ dialoguista resiste la presión de Cristina para unir fuerzas y eliminarlo en el recinto. 

 

Miguel Pichetto, jefe del bloque Justicialista, le dio el visto bueno al emparche y hasta pidió que los proyectos no sean exactamente igual que el voluminoso DNU, que reformó más de 100 normas y eliminó otras 20.

Un combo de variadas medidas como la habilitación de camiones con dos acoplados, la apropiación de tierras del ejército, menos plazo para publicar licitaciones de hasta 100 millones de pesos, cambios normativos en el Senasa, la posibilidad de embargar sueldos y de crear fideicomisos con Anses. Todo en uno.

 

Pichetto ya recibe la presión constante por el decretismo presidencial. El martes lo abordaron gremios de la industria naval, molestos porque la promulgación de la ley de promoción a su actividad eliminó un fondo de incentivo de 1500 millones de pesos.

 

"Si consiguen dos tercios en Diputados para rechazar un veto, acá acompañamos", les respondió, molesto. Sabe que los DNU serán un tema recurrente este año. Tanto o más que las leyes.

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