Políticos versus vecinos: Santa Teresita lleva veinte años sin red de agua potable

Políticos versus vecinos: Santa Teresita lleva veinte años sin red de agua potable

En Santa Teresita el agua es de una tonalidad oscura y salada, pero no se sabe qué materiales contiene, ya que los vecinos jamás pudieron reunirse con el estudio que ellos mismos pidieron a la Autoridad del Agua y cuyos resultados duermen en el despacho del intendente Juan Pablo de Jesús desde hace unos tres años. 

El intendente Juan Pablo de Jesús utilizó esta necesidad como recurso de campaña en 2015, abrió calles, puso caños y prometió a través de un entusiasta spot llevar la red de agua al centro. Una vez que ganó las elecciones tapó los zanjeos y dejó de recibir a los vecinos, quienes se cansaron también de reclamar ante el Defensor del Pueblo y la Autoridad del Agua. Ahora piden que la gobernadora los reciba y recuperar este derecho esencial. 

En Santa Teresita el agua es de una tonalidad oscura y salada, pero no se sabe qué materiales contiene, ya que los vecinos jamás pudieron reunirse con el estudio que ellos mismos pidieron a la Autoridad del Agua y cuyos resultados duermen en el despacho del intendente Juan Pablo de Jesús desde hace unos tres años. 

En aquel momento un grupo de vecinos “Unidos por el agua”, luego de más de veinte años de reclamos infructuosos por la red de agua potable en la localidad, pidieron un estudio a la Autoridad de Agua de la provincia de Buenos Aires, organismo presidido por Pablo Rodrigué, que recogió muestras en el hospital y en varios edificios y viviendas y prometió los resultados en quince días.

“Nunca supimos que contenían los resultados”, dijo la vecina Paola Stavrakis en diálogo con REALPOLITK y explicó: “Me comuniqué con la secretaria de Rokosky -presidenta de la Autoridad del Agua- quien me dijo que como no éramos una ONG no nos correspondía recibirlos. Que los resultados habían sido entregados al diputado Juan de Jesús, el padre del intendente”.  “A partir de ahora se tienen que manejar con el diputado Juan de Jesús, por tratarse de la jurisdicción y habiendo sido intendente está más que interesado y lo está manejando él”, argumentó la secretaria en uno de los audios.

Por su parte, el ex diputado del Frente para la Victoria, como si fuese una especie de “co intendente”, explicó en aquel momento a un medio local: “He hablado con el ingeniero Colori, que es el representante de la Autoridad del Agua, y nuestra agua no está contaminada, es un agua que responde a la tipología de un suelo fangoso, que tiene mucho sulfato ferroso y un poco de manganeso, un suelo que no tiene colibacilos, o sea que no tiene contaminación de líquidos cloacales y que en algunos lugares tiene un poco más elevado el grado de sales”. 

Resumiendo, el agua es intomable y el médico admitió que “el tema lleva veinte años como problemática”. “La mitad tiene agua potable y la otra mitad tenemos que ver cómo se hace. No se puede resolver con el presupuesto municipal, ni tampoco se puede hacer que los vecinos tengan que pagar semejante obra”, deslizó De Jesús durante la entrevista. 

Posteriormente, sobrevinieron tiempos electorales y el hijo del legislador salió a buscar los votos que le den la reelección en el partido de La Costa recurriendo al reclamo del agua para reunirlos. Él sabía que se trataba de una necesidad histórica de los vecinos, por lo que en un spot se lo puede ver junto a las obras de zanjeo en algunas de las calles de Santa Teresita por donde iba a correr la ansiada red de agua potable. “Es una respuesta que teníamos que dar a una situación de crisis que se estaba dando en la localidad, que por la sobreexplotación de las napas y la poca filtración del suelo se estaba salinizando”, dijo y agregó: “Esto va a permitir detener ese proceso y además va a permitir llevar agua potable a la zona centro”.

“Estuvimos en estos días con el gobernador de la provincia y futuro presidente de los argentinos Daniel Scioli quien nos ha marcado su compromiso con poder extender la red”, prometía mientras las imágenes mostraban las obras y se veía al presidente del Concejo Deliberante, Ricardo Daubagna, en plena obra de apertura de unos seis pozos de agua en el Jagüel donde iba a estar ubicada “la planta de tratamiento e impulsión hacia la cañería de distribución”.

Todo resultó una pantomima muy bien armada. Ganados los comicios y luego de varios accidentes, el intendente reelecto mandó a tapar las zanjas, dejó de recibir a los vecinos y se olvidó del “agua potable”. Desde ese momento todos los contactos son ocasionales en la vía pública. El último que recuerda Paola Stavrakis fue el año pasado cuando inauguró el campo donde se iba a construir el Centro Cultural de Santa Teresita, recordado por el derrumbe de este año en el que murieron seis obreros. 

Allí De Jesús (H), habló de una obra millonaria presupuestada que nunca se llevó a cabo: “Lo tenemos en el presupuesto de la provincia porque tenemos un contrato con ABSA, que es la concesionaria, y parte de la concesión es que tienen que hacer la obra en esta zona”. “El presupuesto de este año de la provincia es 190 millones de pesos para hacer la obra y estamos atrás de que la comiencen. Justo ayer el secretario de Obras Públicas estuvo en provincia para agilizarla”, resaltó. Esto fue en el transcurso de 2017 y no hay miras de la obra, cabe entonces preguntarse qué pasó con esa partida millonaria.

En la Defensoría del Pueblo a cargo de Guido Lorenzino, el peregrinar no fue menos pesado para los vecinos que a lo largo de todo este tiempo debieron de armarse de paciencia para afrontar los varios pases de manos que tuvo el expediente. Uno de los interlocutores fue Antonio Omar Bottero, quien ahondó en el marco regulatorio y dijo que había que dirigirse al OCABA o la contratista ABSA. También presentó como opción la judicialización del caso y que la Defensoría podía “articular algo”. Para esto se comprometió a trasladar el planteo a su jefe inmediato, el contador Juan Carlos Tuzzolino, y luego comenzar a trabajar con la comisión de Servicios Públicos interdisciplinariamente con Medio Ambiente. Seguidamente prometió coordinar una reunión en la localidad “antes de los treinta días”, pero esta nunca se concretó. 

También mantuvieron una comunicación a través de mails con el propio Tuzzolino que duró unos dos años con promesas cordiales de respuestas, pero las obras no llegan. “La semana que viene organizaremos la visita”, prometía Tuzzolino desde su cuenta de Fibertel, en un mail fechado el 19 de octubre de 2017 dirigido a Stavrakis.

Al momento, en términos burocráticos, lo único que cosecharon fue un pedido de informes ante la Cámara de Diputados elevado por Gabriel Pampín, pero sin ningún resultado concreto, tal como sucedió en todos estos años en el deliberativo local donde uno de los pocos concejales que se hace eco de la problemática es Leandro Alonso, quien presentó pedidos de informe sobre los resultados de una comisión mixta creada por ejecutivo para estudiar el caso del agua, así como el destino, tipo y costos de unas veintiséis bombas de agua que De Jesús (H) habría adquirido para mitigar la situación de los vecinos que hoy solo tienen una única boca para extraer agua de pozo.

Por otro lado, resulta enigmática la actitud de la concejal oficialista María Cecilia Fino, quien prefirió vender su casa en Santa Teresita y mudarse de localidad y no enfrentar el problema de la salinidad, ni hacerse cargo de su responsabilidad como representante de los vecinos. A ellos les dice que “María Eugenia está al tanto” y que “mandó a hacer los estudios” pero hasta ahora no se vieron las respuestas.

 

Mientras tanto, los vecinos continúan organizando medidas para visibilizar el problema como el “bidonazo”, pero los reclamos caen en saco roto mientras el turismo decae y las propiedades se desvalorizan. También es cierto que, en la región, aunque cuesta pagar los 140 pesos que cuesta el bidón de veinte litros de agua envasada, muchos dudan en insistir con el reclamo, ya que gran parte de los damnificados son empleados municipales y ya ha habido varias represalias y aprietes. 

En el medio hubo varios intentos de deslegitimizar el reclamo atribuyéndolo a cuestiones políticas, y que contribuyó a ahondar esta postura fue una vecina que participó de las gestiones en diversos ámbitos como una vecina más, hasta que descubrió su vocación política. Se trata de la concejal Evangelina Cardone, ahora llamada a silencio desde que ocupa una banca.  “Cuando nos dijeron que no teníamos que reclamar me cayó la ficha que había algo raro”, fue su última declaración sobre el tema antes de asumir. 

Ahora a “Unidos por el Agua”, no les queda otra opción que bregar por un encuentro cara a acara con la gobernadora, María Eugenia Vidal, para manifestarle el caos que representa vivir sin acceso al agua potable y reclamarle una solución.

Comentá la nota