Política reproductiva, afanes y afanos

Política reproductiva, afanes y afanos

En el segundo semestre del año, es inevitable que comience a ocurrir algo cíclico, recurrente, parte del genoma político neuquino: la política comenzará a verse no solo como un instrumento de gestión, sino también como de reproducción. Es decir, empezarán a verse los primeros signos de lo que se prepara para el año próximo, que será otro año electoral, igual y distinto a los anteriores, pues repetirá conductas tanto como introducirá novedades.

El MPN, que viene de celebrar los 55 años de su fundación, acaba de constatar –en el mismo cumpleaños- que la ebullición es permanente. El presidente partidario, y gobernador a los fines más importantes, Omar Gutiérrez, tiene como mandato natural buscar los motivos y los métodos electorales que comiencen a plasmar su inexorable vocación por perdurar.

Para eso ya tiene enfocado –desde el principio- las elecciones municipales capitalinas como primer objetivo, que pretende exitoso. Acudirá a una de sus consignas, “ganar o ganar”, sustentada en otra, “trabajo más trabajo”.

El diseño de su gobierno es claramente el de imponer orden administrativo al tradicional desorden populista de su propio partido. Algo así como hacer que los mismos conceptos fundacionales, no se desvíen en función de asuntos tan delicados como la corruptela, la demagogia, el burocratismo, el gasto ineficiente, etc.

Gutiérrez trabaja en eso con su equipo dividido en capas de cercanía. Con algunos hay más confianza, pues en política no solo sirve la idoneidad funcional, sino también el afecto, el componente emotivo dentro del fragor impiadoso de la política.

Mientras esto ocurre, se percibe que la sintonía con el vicegobernador, Rolando Figueroa, tendrá en este proceso la necesidad de ser controlada para no desviar el coche del camino, y terminar tempranamente en una cuneta poco conveniente. Figueroa, se sabe e incluso se explicita, no es un hombre de perfil bajo, sino un político extremadamente activo. Construye para el común, pero también para sí, pues las ambiciones personales no solo no se niegan (ni deben negarse), sino que en algunos casos, como el suyo, constituyen una marca, que solo disimula la paciencia y el manejo tranquilo de los tiempos.

Figueroa, es notorio, también construye pensando en futuras elecciones. Tal vez no sea su principal cometido las del año próximo. Pero es indudable que en el MPN “renovado”, Gutiérrez y Figueroa constituyen un dúo de solistas, más que una inexorable correspondencia de voces.

Hay otras voces, porque si bien el dúo ejerce su conducción, el MPN es un coro, y en se coro hay otras voces que también tienen vocación de solistas. Habrá que esperar, por ejemplo, lo que hará Jorge Sapag. El ex mandatario se ha impuesto un silencio, que –dicen- durará al menos un año. No es el silencio de los inocentes, sino en todo caso el ejemplo de una estrategia repetida. Sapag aplica en política aquel dicho que sostiene que sólo se debe hablar cuando lo que se quiere decir es más importante que el silencio. Por ahora, es precisamente esa mudez –al menos hacia lo público- la estrategia elegida como importante. Sapag habla, pero solo cuando quien lo escucha es quien él quiere. Y será parte de una de las construcciones que comenzarán a verse navegar en el ancho mar del MPN.

También construye una nueva nave otro ex gobernador, Jorge Sobisch. El empresario gráfico sigue trabajando en política activa, protagonizando reuniones, y esporádicas apariciones públicas. Ya marcó claramente cuál será su línea de coyuntura: así como ha sido crítico mordaz e implacable del pasado kirchnerismo, lo será ahora de Mauricio Macri y su gobierno. Desde esa posición, afirmada en el razonamiento de que para el MPN no es bueno “atarse” a un gobierno nacional, sea cual sea éste, Sobisch planta semillitas para algún proyecto que irá concretándose poco a poco, y que seguramente competirá dentro de su partido, en etapa de floración o de fruto maduro, eso se verá.

Y hay más, por supuesto. Está Guillermo Pereyra, motor incansable de la variable estrictamente petrolera del MPN, que tiene en Marcelo Rucci una pieza apta para la competición, por experiencia y por generación. Está Lucila Crexell, también senadora nacional, quien también construye, para confluir con algún sector o para hacerse un lugar propio. Tener una banca senatorial en el MPN ha dejado de ser solo una representación honorable. Es un asiento eyector hacia horizontes más ambiciosos todavía.

Mientras, en el campo terrestre que orilla con el MPN, la política también comenzará a mostrarse. Todos miran a Horacio Quiroga, el hombre que tiene desde 1999 –con una leve interrupción en el medio- la llave que abre la puerta de ese generoso presupuesto público que es la Municipalidad de Neuquén. Quiroga administra ese bien combinando eficacia con deficiencia. La eficacia la ha mostrado en la gestión, validada por cuatro veces. La deficiencia la asoma como déficit en lo que debería haber sido la equivalencia política, en concreto, la construcción de un espacio partidario sustentable, duradero. No lo ha conseguido.

Por eso, a la previsible ebullición del MPN le corresponde el azar de las construcciones coyunturales, que –desde 1999- ha tenido a Quiroga como protagonista, aliado ocasional de la diversidad de sectores, y haciendo equilibrio entre el peronismo y sus modas, la UCR y su permanente debacle post-alfonsinista, y ahora, en el oficialismo nacional PRO que alienta a Cambiemos como la primera opción que podría presentarse como el otro platillo de la balanza para enfrentar al MPN en el próximo año.

Dicen que Quiroga ya le bajó el dedo a la realización de elecciones de convencionales para modificar la carta orgánica, y que concentrará su esfuerzo en ganar las elecciones de renovación de la mitad de las bancas en el Deliberante, que hasta ahora siempre perdió a manos del MPN.

Ese sería el objetivo principal de la naciente coyuntura política. En el camino, las sutilezas se mezclan con trazos gruesos. El afán de concordancia es con el equipo de Macri, que en Neuquén reconoce referentes como Marcelo Bermúdez, Leandro López, Francisco Sánchez, Carolina Rambeaud. Esa necesidad de tejer la trama pasa por cuestiones que a veces involucran movidas de millones de pesos: inversiones en la ciudad, obras públicas que inexorablemente afectan capitales privados.

Hay una alerta en marcha respecto de la construcción política opositora, la misma que ha sonado varias veces en el corazón del omnipresente MPN.

Es una alarma que no se distingue por el ruido, sino por el rumor que corre entre bambalinas, y a veces, muy de vez en cuando, llega a la sonoridad callejera.

Empieza una nueva etapa en Neuquén. Tiene que ver con lo que se hará en política. Al igual que en el país, como nunca antes se pondrá bajo la lupa al Estado, para aunque más no sea verificar hasta dónde es necesaria la corrupción para reproducir gobiernos.

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