La polarización total lleva a un triunfo en primera vuelta con el 45% de los votos

La polarización total lleva a un triunfo en primera vuelta con el 45% de los votos

Por: Diego Genoud. Si se proyectan indecisos, se abre un escenario impensado. Con macrismo y cristinismo en lucha abierta por el centro, la polarización se impone y se traga hoy 12 puntos más en intención de voto de lo que abarcó en las primarias de 2015. 

En aquellas PASO, el cansado Frente para la Victoria obtuvo el 38,6% y el pujante Cambiemos se quedó con el 30,1%. Afuera de esos dos contingentes que reunían casi el 69% de las adhesiones, quedaron 31 puntos, una fuerza superior a la que reunieron juntos Mauricio Macri, Ernesto Sanz y Elisa Carrió. 

De acuerdo a la última encuesta que acaba de terminar la consultora Aresco, con Macri a punto de concluir su mandato, el oficialismo y el fernandizmo captan -entre los dos- cerca del 81% de la intención de voto. La explicación está en la implosión de la avenida del medio que, hace cuatro años, cosechó el 20,5% con Sergio Massa y José Manuel De la Sota y hoy ronda los 10 puntos en los sondeos de Federico Aurelio. A casi un mes de las PASO, persiste fuera de los polos apenas un 19% de la sociedad, que se reparte entre Consenso Federal, José Luis Espert, el Frente de Izquierda, el voto en blanco y cuatro fórmulas más que aparecen con escasa proyección. 

Para el consultor que mide en forma permanente para diferentes oficinas del gobierno y sectores del peronismo, el 85% de los argentinos sabe en tiempos ordinarios hacia dónde quiere ir y los indecisos no llegan hoy al 10%. 

Para el consultor que mide en forma permanente para diferentes oficinas del gobierno y sectores del peronismo, el imaginario colectivo cree que todo se define en el cuarto oscuro, que la campaña es decisiva y que a la gente no le interesa nada. Sin embargo, sus números muestran otra cosa: sólo el 15% de los consultados calza en esa categoría. El 85% de los argentinos sabe en tiempos ordinarios hacia dónde quiere ir y los indecisos no llegan hoy al 10%. 

El trabajo de Aurelio coincide con los que muestran a un Macri que se recupera, pero sigue abajo de Alberto y Cristina Fernández por una diferencia que puede llamarse intermedia. “No es tan chica como para que Cambiemos festeje ni es tan grande como para que el peronismo diga que Macri no lo puede remontar”, dice. No son nueve puntos, tampoco tres. 

La proyección del 81% repartido entre dos espacios -con una distancia mediana- lleva a que uno quede por encima del 40% y con más chances de lo que se supone de llegar al 45% en las generales de octubre.  

El trabajo de Aurelio coincide con los que muestran a un Macri que se recupera, pero sigue abajo de Alberto y Cristina Fernández por una diferencia que puede llamarse intermedia.

Según el encuestador, entramos en la zona más interesante de la campaña. “El que está arriba puede alcanzar el 45% en un escenario de polarización total. El crecimiento adicional que necesita Cambiemos para reducir la diferencia y el peronismo para ganar los obliga a convencer a gente que dice que nunca los votaría”, explica Aurelio. La descripción coincide con la taxonomía que traza Jaime Durán Barba, a partir de números que también muestran al oficialismo abajo. Ya no alcanza con el “voto duro” y el “voto blando”: hay que ir a lidiar con el “voto difícil”, el de los que van a tener que optar entre dos ofertas que rechazan en malos términos.

En el búnker de la calle México, esperan que la llegada de un Massa devaluado pero vivo le aporte a los Fernández lo que falta para el triunfo en las presidenciales. En 2015, dicen, el Frente para la Victoria llevaba 12 años en el gobierno y la economía ya tenía problemas estructurales, pero todavía no golpeaba como hoy en el nivel de vida de las mayorías. Hoy todo debería ser mejor. Sin embargo, el entusiasta Miguel Ángel Pichetto dice que será Macri el que gane en primera vuelta. 

Aurelio coincide con los que ven al gobierno con un arsenal para revertir la diferencia negativa: los recursos del Estado, la tregua en los mercados, las medidas de última hora para incentivar el consumo y, también, el apoyo de los grandes medios de comunicación. “Las expectativas mejoraron muchísimo, no la situación personal, pero la estabilidad cambiaria permite creer en una luz al final del túnel”. Pese a eso, el encuestador marca dos errores que, según piensa, le pueden costar muy caro a Macri. Primero, la campaña para eliminar las PASO y restarles importancia, justo cuando el oficialismo más necesita que la gente vaya a votar en agosto. Segundo, el no adelantamiento de las elecciones en la provincia de Buenos Aires. Es de los que piensan que María Eugenia Vidal ganaba seguro en una competencia desdoblada contra Axel Kicillof y comprueban que hoy corre desde atrás para remontar una diferencia que sigue en torno a los 10 puntos en la categoría para Presidente. Puestos a optar, se diga o no, la Casa Rosada decidió que es más importante achicar la distancia a nivel nacional que retener la provincia en manos de Vidal.

De acuerdo a los números del peronismo, el Frente de Todos cosecha 45 puntos de intención de voto en municipios del conurbano como Ituzaingó, toca el 50 en Merlo y lo supera en la tercera sección electoral.

La inmensidad bonaerense aparece como el mundo más lejano de la City. Mientras fondos de inversión que se mueven en manada -de escala intermedia, no los grandes- vuelven a apostar por la Argentina de Macri y en la Casa Rosada se agrandan con el empate, en el Gran Buenos Aires los intendentes del PJ dicen no registrar el cambio de humor. De acuerdo a los números del peronismo, el Frente de Todos cosecha 45 puntos de intención de voto en municipios del conurbano como Ituzaingó, toca el 50 en Merlo y lo supera en la tercera sección electoral. En las comunas del interior, donde hace dos años CFK obtuvo el 25%, hoy los Fernández aparecen con 35%. Es el abismo que separa a fondos especulativos -que se dan vuelta ante el cambio de aire global- de la economía real que no se recupera fácil de los tres años de recesión que deja el mandato de Macri. 

Como dice el economista Javier Alvaredo, director de la consultora ACM: “El mercado está operando, con datos concretos o en base a su deseo, como si las chances de Macri para la reelección fueran muy importantes. O Macri tiene el 70, 80% de las chances de ganar, cosa que no dice ninguna encuesta, o lo que festejan es a un Alberto hiper-moderado”.

Comentá la nota