Poda de gastos: el "sacrificio" macrista y la dura pelea que viene con el PJ

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Las provincias gobernadas por Cambiemos ya analizan los recortes que impondría la reducción del déficit. El mayor gesto sería la transferencia de servicios a Vidal y Rodríguez Larreta. Es una señal al peronismo, pero también parte de los preparativos para la batalla

En medio de las reuniones que se suceden a diario, Olivos dejó ayer una postal llamativa por lo infrecuente, poco impactante pero nada desdeñable por su sentido político y práctico. Nicolás Dujovne y Rogelio Frigerio recibieron allí a los jefes de Economía de los cinco distritos que gobierna Cambiemos. No fue para hablar de temas agradables, sino de la poda presupuestaria que impondría la fuerte reducción del déficit. Un anticipo de lo que se buscará acordar con los gobernadores peronistas y también, aunque parezca contradictorio, un escudo para el caso de que fracasen esas tratativas con la oposición.

Ocurre que esa cita, y las conversaciones previas y por momentos tensas con María Eugenia Vidal y Horacio Rodríguez Larreta, responden a un esquema de trabajo que se mantiene en medio de las oscilantes señales entre un acuerdo con el PJ de los gobernadores y el fin de cualquier chance para un mínimo pacto. Una oscilación que es alimentada por las propias prevenciones de Mauricio Macri y por la perspectiva de una negociación que debería progresar en medio del prematuro clima electoral.

Con todo, funcionarios y legisladores oficialistas advierten que el mensaje interno del Presidente apunta a mantener y avanzar con las conversaciones orientadas a abrochar un proyecto de Presupuesto que llegue al Congreso con posibilidades de éxito, a más tardar a mediados de septiembre. Pero la especulación del Gobierno contempla además la alternativa del fracaso: no se trataría de advertir que puede gobernar sin nuevo presupuesto, sino más bien de prepararse para la batalla política que podría desatarse en la antesala del campaña y en un marco económico delicado.

Macri descree de un acuerdo amplio –lo expresaba antes y lo expone ahora, con alusiones a la falta de una referencia unificada al frente del peronismo-, pero entiende o al menos expresa ante sus interlocutores que hay que agotar la instancia de estas conversaciones específicas sobre los costos para ir equilibrando las cuentas fiscales. En todo caso, si las cosas no terminan bien con el PJ y con los jefes de las fuerzas que gobiernan otras cinco provincias, la primera pulseada sería sobre las responsabilidades del fracaso. Y el oficialismo quiere llegar exhibiendo que la Nación y las provincias en sus manos están haciendo los "sacrificios" necesarios para aliviar el déficit. En especial, Vidal.

Macri, Peña y Frigerio, el martes a la noche en Olivos con la cúpula de la UCR

Algo o bastante de eso, según las fuentes, fue tema de conversación en la cena que el Presidente compartió el martes con la UCR. Por supuesto, el punto de las fricciones con Elisa Carrió llevó su tiempo: se dijo, naturalmente, que todos tratarían de distender el clima interno y la mesa compartida en Olivos fue en sí mismo un gesto en esa dirección. El implícito, en todo caso, es el reclamo radical previo y sostenido de mayor participación en la mesa real de decisiones políticas de fondo, una cuestión que también refiere a la convivencia doméstica de Cambiemos y que trasciende las fotos.

(Twitter)

Al menos una cuestión parecía allanada: el radicalismo es partidario de buscar líneas de acuerdo con la oposición, indispensables además para mantener la actividad legislativa y evitar vacíos que la oposición pueda explotar como ocurrió con las tarifas. No es, se ha dicho, el discurso que más seduce al Presidente, pero de un modo u otro posiciones similares son expresadas por figuras de la primera línea macrista. Alfredo Cornejo, Gerardo Morales y Gustavo Valdés, los tres gobernadores radicales; los jefes legislativos Mario Negri y Angel Rozas, y Ernesto Sanz habían analizado algunos de estos puntos primero con Marcos Peña, Frigerio y, en un tramo de las charlas, con Dujovne. Después, fue el turno de la mesa compartida con Macri.

Algunas cuestiones más finas y específicas del Presupuesto ya venían siendo conversadas por otros canales. Y ayer dieron lugar a un primer encuentro formal y difundido de los ministros a cargo del área económica en Buenos Aires, la Capital, Mendoza, Jujuy y Corrientes. Este ámbito que reúne a macristas y radicales sería el segundo de los tres espacios imaginados para avanzar en el rubro presupuestario: el primero está restringido a la muy sensible discusión con Vidal y Rodríguez Larreta sobre el traspaso de servicios a sus distritos. Y el último, incluiría a los gobernadores del PJ y de otras fuerzas, que en rigor son los impulsores de trasladar los costos mayores del ajuste al corazón político del oficialismo.

Según fuentes del gobierno nacional y de La Plata, aún no están saldadas las conversaciones internas sobre los costos para las administraciones porteña y bonaerense. Coinciden, como ya ha trascendido, en que resultaría inviable el traspaso del servicio de Aysa a la provincia de Buenos Aires y la Ciudad, por cuestiones operativas y también de financiamiento, entre otros puntos. En cambio, estaría avanzado el análisis para la transferencia del servicio de energía eléctrica. Y se habla de un proceso escalonado para el caso del transporte.

Macri, dicen en el Gobierno, habría sido el más tajante en la necesidad de avanzar con esos traspasos, que suponen una carga importante para los dos distritos y en espejo, una reducción de subsidios a cargo del Estado nacional.

Pero no sólo piensa en términos de señales al peronismo –principal demandante de ese recorte nacional y de ese costo para el núcleo macrista-, sino que además lo considera un elemento clave para la batalla más amplia con el peronismo, haya o no acuerdo: expondría ese "sacrificio" como contracara de la disposición del PJ, si se traba el acuerdo presupuestario, y tal vez sea una pieza central para una discusión más amplia sobre el reparto de fondos.

(Adrián Escandar)

Vale un dato que ventilan en estos días desde el oficialismo. Con Cristina Fernández de Kirchner, Buenos Aires recibía el equivalente a unos 7 puntos adicionales de coparticipación por distintas vías, básicamente transferencias discrecionales y subsidios. Rediscutir ese antecedente, atado a las necesidades de la provincia, como antes lo fue la pulseada por el Fondo del Conurbano, remiten a una discusión mayor que el Presupuesto: el régimen de Coparticipación Federal.

En general, la lógica política de coyuntura desaconseja siempre su tratamiento: nunca parece ser el momento adecuado para tratar un nuevo esquema para el reparto de fondos. De hecho, el debate lleva una demora de más de veinte años si se toma como referencia la letra de la Constitución.

De todos modos, por si acaso, el oficialismo renovó el empuje a la redacción de un proyecto de ley que redefina integralmente el sistema de Coparticipación, entre la Nación y las provincias, y entre los propios distritos. Habrá que ver si logra avanzar en un terreno especialmente áspero, más allá de clima de cierta cordialidad de estos días.

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