Poco movimiento y carpas deshabitadas en el asentamiento del barrio Pirayuí

Poco movimiento y carpas deshabitadas en el asentamiento del barrio Pirayuí
El calor y la falta de asistencia hizo que ayer el asentamiento esté casi desierto. En una de las zonas realizaron una conexión a la red pública de energía.
A casi cuatro meses de las ocupaciones ilegales en los terrenos del barrio Pirayuí, el movimiento de habitantes del asentamiento decreció mu-cho: a pesar de que todavía en los predios tomados continúan en pie la mayoría de las carpas, son pocas las familias que se encuentran en el lugar durante casi todo el día. Las inclemencias climáticas y la falta de asistencia oficial hace que muchos de los okupas vayan a otros lugares a pasar el día y vuelvan durante algunos momentos a observar sus casillas.

En algunas partes de los terrenos realizaron precarias conexiones conectadas a la red pública de energía. Asimismo, en una de las partes de los predios tomados puede observarse un contenedor de basura dispuesto por la Municipalidad como una de las medidas de asistencia impuestas por la Jus-ticia; aún así los okupas no recibieron asistencia por parte de la Comuna ni del Gobierno de la Provincia.

En la calurosa tarde de ayer, los predios tomados del barrio Pirayuí se mostraron casi desiertos, con muy poco movimiento de okupas. Con la mayoría de las carpas o casillas cerradas, fueron po-cas las familias que se quedaron diseminadas en las 32 hectáreas de los predios to-mados, siendo mucho menor el movimiento al que se re-gistraba meses anteriores cuando el asentamiento se encontraba en el foco del conflicto habitacional de la provincia y del país.

En una de las partes donde se encontraba la carpa de los delegados del líder piquetero Raúl Castells, los okupas construyeron una precaria conexión eléctrica que provee de energía a algunas pocas casillas mediante la unión a la red pública de electricidad. Inclusive en la zona lindera al puente blanco se encuentra uno de los contenedores dispuestos por la Municipalidad como parte de la asistencia obligatoria que la Justicia impuso semanas atrás al Estado provincial y municipal.

"Por el clima, las lluvias, el calor y la falta de asistencia, mucha gente opta por irse a otros lugares o a las casas de sus familiares para poder estar un poco mejor. Entrese-mana hay poca gente porque muchos trabajan y vienen cada tanto a mirar sus ranchos, pero los fines de semana hay más gente que viene a cuidar sus casillas", señaló la delegada independiente del asentamiento del Pira-yuí, Eli Escato.

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