Pocas precisiones y algunas presunciones

Pocas precisiones y algunas presunciones
Moreau dijo: “Creo que se produjo el hecho y debió exponerse”. Ortega y Massaccesi se mostraron más ambiguos sobre los sobornos.

Por Ailín Bullentini

Los testimonios de Ramón “Palito” Ortega, Leopoldo Moreau y Horacio Massaccesi, tres ex senadores que cumplían su mandato cuando estallaron las sospechas de que el gobierno de la Alianza había comprado votos para alcanzar la aprobación de la Ley de Reforma Laboral, coincidieron sólo en los “no me acuerdo”. El Tribunal Oral Federal número 3 lleva a cabo el juicio por ese supuesto caso de sobornos que involucra al ex presidente Fernando de la Rúa, el ex titular de la SIDE Fernando de Santibañes, el ex ministro de Trabajo Alberto Flamarique y el ex secretario parlamentario Mario Pontaquarto, entre los acusados de sobornar, y a los ex senadores justicialistas Augusto Alasino, Remo Costanzo, Alberto Tell y Ricardo Branda entre los sobornados. El cuarto testigo que se esperaba declarara ayer, el ex senador radical por Santa Fe Horacio Usandizaga, faltó a la cita. “No conseguimos rastrearlo”, apuntaron desde el tribunal. Para hoy se espera la declaración de Eduardo Menem.

De semblante pálido y voz débil, cuadro acorde con una persona en delicado estado de salud –estuvo internado hace algunas semanas con un cuadro de neumonía–, el cantante tucumano no confirmó ni desmintió la existencia de los sobornos, doce años después de supuestamente cometidos, y por los que él mismo fue procesado y luego sobreseído.

Apuntó que se enteró de los presuntos pedidos de coima “por un anónimo” y que, a partir de entonces, “el clima se volvió bastante tenso”. “Todos sospechábamos de todos”, remarcó sin demasiado énfasis antes de aclarar que nunca contó con pruebas que certificaran el delito.

El ex gobernador de Tucumán señaló como responsable de su procesamiento a su por entonces compañero de bancada Antonio Cafiero, que lo deslizó como uno de los tres senadores que habrían cobrado coimas. “Después Cafiero me mandó una nota y él mismo en persona me explicó que nunca había querido involucrarme”, reveló. El TOF3 lo intimó a que aportara esa nota a la causa.

Según Ortega, su mención en las denuncias de viva voz de Cafiero se debieron a “una mala interpretación de lo que Eduardo Duhalde le dijo cuando quiso comentarle lo del anónimo. Yo ya se lo había dicho a Duhalde, así que cuando Cafiero se le acercó, éste le respondió ‘no me cuentes nada porque lo sé por Palito’. Se ve que de ahí se confundió Cafiero”, supuso el ex senador, quien no perdió la oportunidad de destacarse como “un senador aislado” dentro del bloque de los peronistas para, de paso, desligarse del asunto: “Yo estaba un poco aislado, no me había podido colocar en ninguna comisión y tampoco tenía despacho en el palacio del Congreso, sino afuera”.

El radical Leopoldo Moreau, en tanto, se paró más cerca de la veracidad de los sobornos que de la hipótesis que la mayoría de los acusados, con De la Rúa a la cabeza, sostiene acerca de que se trató de una conspiración en contra del gobierno de la Alianza. “Creo que se produjo el hecho y que se debió haber expuesto entonces al escrutinio público y de la Justicia como se lo está haciendo hoy”, remarcó el radical, quien sigue gravitando en uno de los varios sectores que conforman la Unión Cívica Radical. Ese y su evaluación de la ley de Reforma Laboral como “una herramienta pedida por los organismos internacionales de crédito para que el Gobierno demostrara autoridad”. Moreau dijo que le pidió a Cafiero que “precisara la denuncia (de los supuestos sobornos) y diera los nombres” de los presuntos participantes cuando durante una sesión el veterano senador peronista denunció a los gritos la compra de los votos para la ley laboral. “Algunos senadores planteamos que el Senado debía crear una comisión investigadora, pero eso no prosperó”, continuó.

El rionegrino Massaccesi también se escondió en el “bajo protagonismo” que tuvo como senador para evitar dar precisiones en relación con el presunto pago de coimas, un hecho que, según su opinión, “fue puesto en marcha por la columna de (el periodista de La Nación Joaquín) Morales Solá el domingo siguiente a la aprobación de la ley. “Yo era un outsider”, se autodefinió el ex senador patagónico, que informó que participó de la votación de la norma, pero no de su debate, y mencionó que se enteró de “la existencia del anónimo que denunciaba las coimas el mismo día que el periodismo lo hizo público”. Si bien consideró que ese documento “cumplió su finalidad, ya que instaló el tema tanto que hasta el presidente del Senado lo denunció en una reunión de Labor Parlamentaria”, se negó a responder si algún senador había creído en él: “No puedo decir eso”.

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