La Plata, lista para Navidad

La Plata, lista para Navidad

Diario Hoy recorrió el centro de la ciudad y conversó con los vecinos que, abocados a las compras, se preparan para las celebraciones de esta noche

“En mi familia realizamos el juego del amigo invisible para no tener que regalar cualquier cosa. Asi se puede elegir bien qué va para cada uno” nos cuentan Pilar y Milagros, dos primas que pasarán las fiestas en Gonnet. “No se si salimos a la noche, pero para fin de año, seguro”.

“Regalo de todo un poco. Ropa, whisky,  vino, perfumes, toallas. Bien variado. También compré mucha ropa para mi (risas)”

 “Pasaremos la noche en familia” nos dice Patricia, de Ensenada, que acompañada por Hugo recorre calle 8 en busca de presentes. “Los regalos que se eligen son  personalizados, teniendo en cuenta lo que le gusta a cada quien”

“Quiero una Argentina que crezca y prosperidad para todos, que podamos vivir en paz” nos dijo esta vecina platense que estaba realizando compras para homenajear a hijos y sobrinos 

 “Compré ropa deportiva para mi novio, calzado para mis viejos y juguetes para la pileta para mis sobrinos“ explicó Melina, acompañada por su amiga Celeste 

 “La vamos a pasar en familia” nos confían Agustina y Josefina, agregando que “después se sale”. Las jóvenes, oriundas de Berisso, explican que “Ahora nos estamos comprando ropa para nosotras ”

 “A mi vieja le compré un saquito y a mi papá una raqueta de esas para matar moscas, para que se divierta en el verano. Ahora estoy buscando algo para mi novia, pero están saladitos los precios” nos contó Ricardo, que pasará la noche con su familia en su Huanguelén natal.

Una mirada psicológica sobre las fiestas

En muchas familias, la Navidad puede ser una fuente de conflictos personales. Cada persona vive las fiestas de forma muy diferente, dependiendo de su religión, cultura e historial. 

“Si habitualmente alguien experimenta tensión en otras áreas de su vida, las fiestas pueden ser un factor añadido que puede aumentar aún más la ansiedad”, le describió a Hoy, el psicólogo Luis Barreto. 

La clásica unión de todos las ramas del árbol genealógico  muchas veces reencarnan viejas disputas y rivalidades.” Los principales problemas de la Navidad están relacionados con la familia. Pueden desenterrarse fantasmas del pasado, cuestiones que parecían olvidadas vuelven a revivir, debido a la gran carga emocional que supone reunirse: herencias, enfrentamientos entre hermanos, cuidado de ascendientes, pensiones de jubilación, son algunos claros ejemplos”, detalló el especialista, que además recuerda que todo puede comenzar antes “debido al carácter de estas fiestas, un motivo de roce frecuente pasa por el lugar dónde celebrarlas”. 

Por eso, una cena quizá no parezca el momento más adecuado para abordar temas ríspidos que no se han solucionado en otras ocasiones. 

Barreto marca que, en ocasiones, es bueno ya llegar tranquilo a las celebraciones. “El exceso de actividades de la época puede provocar una gran presión sobre la persona. Puede ser recomendable distanciarse de la multitud y dar un largo paseo, escuchar música o  hacer otras actividades que nos conecten con nosotros mismos y nos alejen del consumismo”. 

Por último, muchos especialistas hablan de un bombardeo publicitario. Esto puede hacer olvidar lo que realmente significa la Navidad. “Si su situación económica es ajustada, recuerde que no es necesario hacer grandes regalos para demostrar afecto. Una cena de Nochebuena más cara no mejorará sus relaciones personales o familiares. Al contrario, cuando finalicen las fiestas, aumentará su estrés y ansiedad, debido a que tendrá que hacer frente a nuevos gastos. Es mejor recuperar la esencia de las fiestas: el descanso personal, sobre todo a nivel emocional”, finalizó el Licenciado.

Detrás de las tradiciones

La Navidad es una de las festividades más importantes del cristianismo: conmemora el nacimiento de Jesucristo en Belén. Los angloparlantes utilizan el término “Christmas”, cuyo significado es “misa (mass) de Cristo (Christ)”. 

Papá Noel, Santa Claus, San Nicolás, o el “Viejo pascuero” son algunos nombres con los cuales se conoce universalmente al personaje legendario que según nuestra cultura occidental trae regalos a los chicos en la época. Es un personaje que formaba parte de un antiguo mito que el cristianismo sincretizó con la figura del obispo cristiano de origen griego llamado Nicolás (San Nicolás de Bari, nacido en el año 280), que vivió en los territorios de la actual Turquía. Era una de las personas más veneradas por los cristianos de la Edad Media, del que aún hoy se conservan sus reliquias en la basílica de San Nicolás, Bari, Italia. Su relación con los pequeños nació en una de las historias que indica que alguien acuchilló a varios niños. Se dice que entonces el santo rezó por ellos y obtuvo su curación casi inmediata. Su mítica fama de repartidor de obsequios se basa en otra historia, que cuenta que un empobrecido hombre padre de tres hijas no podía casarlas por no tener la dote necesaria para que no murieran “solteronas”. Enterado de esto, Nicolás le entregó, al obtener ellas la edad de casarse, una bolsa llena de monedas de oro a cada una. Se cuenta que todo esto fue hecho en secreto por el sacerdote, quien entraba por una ventana y ponía la bolsa de oro dentro de las medias de las niñas, que colgaban sobre la chimenea para secarlas.

En los países europeos este personaje recibe el nombre de Papá Navidad, traducido a su lengua (Father Christmas, Pere Noël, Babbo Natale), excepto en los países de habla hispana, en los cuales se ha castellanizado la palabra francesa Noël como Noel.

La transformación de “San Nicolás” a Santa Claus y Papá Noel se cree que sucedió alrededor del año 162, cuando inmigrantes holandeses fundaron la ciudad de Nueva Ámsterdam, más tarde llamada Nueva York, llevando con ellos sus costumbres y mitos, entre ellos el de Sinterklaas, su patrono (cuya festividad se celebra en Holanda entre el 5 y el 6 de diciembre).

En 1809 el escritor Washington Irving escribió una sátira, Historia de Nueva York, en la que deformó al santo holandés, Sinterklaas, en la burda pronunciación angloparlante Santa Claus. 

Más tarde el poeta Clement Clarke Moore publicó en 1823 un poema donde dio cuerpo al actual mito de Santa Claus, basándose en el personaje de Irving. En ese poema se hace mención de una versión de Santa Claus, enano y delgado, como un duende; pero que regala juguetes a los niños en víspera de Navidad y que se transporta en un trineo tirado por nueve renos, incluyendo al famoso Rodolfo, de nariz rojiza.

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