La Plata hace la felicidad

La Plata hace la felicidad
Estudiantes es puntero sobrio, con el respaldo de una historia estupenda, mientras que Gimnasia es un perseguidor entusiasta, que pretende anotar su nombre para siempre. La ciudad vive a puro fútbol.
De pronto, la ciudad de las diagonales, de las universidades, de los estudiantes, de la cultura fascinante, se ha convertido en el café de la pelota. Pocillos de tácticas y pizarrones imaginarios. Plazas repletas de balones redondos: ni el ovalado, otra de sus pasiones, anda dando vueltas. La Plata late fútbol. La respiración es representada por sus dos sublimes representantes nacionales. Uno, Estudiantes , puntero del torneo, escribe su leyenda desde tiempos remotos: vueltas olímpicas por el mundo entero. El otro, Gimnasia , perseguidor del campeonato, rubrica su presente con la promesa de sus antepasados: puede ser ahora y puede ser para siempre.

El certamen ofrece dos lecturas. Es una tristeza: no hay un solo equipo alegre. Es, también, una esperanza: hasta el más cabizbajo puede levantar la cabeza. En esa ensalada psicológica, se mezclan Estudiantes, puntero con Colón. Y Gimnasia, perseguidor con River, apenas un punto detrás. El León se arriesga hoy, contra Rosario Central, otro aspirante, en Arroyito. El Lobo salta al campo mañana, con All Boys, un desahuciado, en el Bosque.

Estudiantes, orgulloso, tiene colgadas estrellas de todos los colores; Gimnasia, hambriento, se nutre de una humildad maravillosa. En el sube y baja de los protagónicos, los dos aspiran al cinturón de campeón.

Estudiantes es un equipo sólido, sobrio, ordenado, meticuloso, obsesivo, tacticista. Gerónimo Rulli , el joven arquero, es su figura. Con ocho goles en contra, es el equipo más seguro, luego de Colón, con siete, su espejo en las alturas. Sebastián Verón , cuando juega, es el tiempista del campo; cuando espera detrás de escena, le enseña a los jóvenes la mística ganadora.

No tiene nada de aquel equipo del Cholo Simeone, que burló a Boca en una final de novela. No tiene nada, tampoco, de aquel conjunto de Sabella, que araña la historia contra el Barcelona inolvidable. Tiene, eso sí, pilares en cada línea, más allá del chico del arco y de la tapa. Así se construyen elencos de cartelera: con 35 años, Desábato mantiene la vigencia en el paisaje local, desde el área propia; el pibe Gil Romero , en el centro del campo y el chico Carrillo , con siete goles y otros varios desperdiciados, representan el pulmón de una formación con matices caseros. Adosado el sello europeo de Mauricio Pellegrino , siempre con un anotador en mano, estudioso y metódico, presentado tiempo atrás para contar monedas por un extrañamente flaco promedio.

Rulli vive de sus manos. Y con las palabras, entiende del asunto: "Nosotros miramos lo que somos nosotros. Sabemos que quedan partidos difíciles, pero dependemos de lo que hagamos nosotros mismos. Tenemos cinco finales y trataremos de conseguir el objetivo. Y si el final del campeonato nos encuentra arriba, tratar de pelearlo".

Gimnasia es un equipo vertiginoso, rápido, astuto, solidario, corajudo, apasionado. Tiene una obsesión: arrasar a sus adversarios durante la primera media hora. Si no se le caen las medias, vuela. Si trastabilla, suele sudar la gota gorda. Contra Racing, anteanoche en Avellaneda, transformó su fisonomía: como un cazador furtivo, apareció de entre las sombras durante la parte final. Eso es, también, el Lobo combativo, con el estilo del querible Pedro Troglio : exhibe la cara al viento en la batalla en momentos inesperados. Ingenuo y audaz, en el golpe a golpe suele acabar herido: 15 goles sufridos en 14 capítulos. No lo salva ni el Mono Monetti , figura en el ascenso. Pero no se cae: va. Y va.

Marcan todos: el que apunta, dispara. Cuatro victorias en serie, luego del fatídico 5-1 de Vélez, levantan el telón: aquí está Gimnasia, dispuesto a abrir la fortaleza del título inexpugnable. Alvaro Fernández, goleador ante la Academia, exponente de un equipo de ilustres desconocidos, describe al Lobo con una sutileza: "Nos tiramos de cabeza a la pelota. Después, jugamos y corremos"..

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