En La Plata, la Gobernadora tuvo que escuchar la dura crítica de la Iglesia

En La Plata, la Gobernadora tuvo que escuchar la dura crítica de la Iglesia

El flamante arzobispo de La Plata, monseñor Víctor Fernández encabezó ayer el Tedéum por el Día de la Independencia en la Catedral local, en la que fue su primera ceremonia de este tipo.

Con un mensaje descarnado sobre la importancia de crear empleo genuino para incluir a los desposeídos; contra la fiesta de unos pocos mientras la mayoría “ve lastimada su calidad de vida” y reafirmando su posición contra el aborto, el flamante arzobispo de La Plata, monseñor Víctor Fernández encabezó ayer el Tedéum por el Día de la Independencia en la Catedral local, en la que fue su primera ceremonia de este tipo. 

Citando al Papa Francisco, y ante autoridades locales y provinciales como la Gobernadora, el obispo recordó que la política, “denigrada hasta tal punto que parece que hay que reemplazarla por la empresa, es una altísima vocación, una de las formas más preciosas de la caridad, porque busca el bien común”. 

“La política es inmensamente más noble que la apariencia, que el marketing, que distintas formas de maquillaje mediático. Todo eso es humo”, criticó el religioso y, como Francisco, clamó: “¡Ruego al Señor que nos regale más políticos a quienes les duela de verdad la sociedad, el pueblo, la vida de los pobres!”.

Fernández rescató que el Santo Padre plantea si realmente tiene sentido “invertir para que los lentos, débiles o menos dotados puedan abrirse camino en la vida” e insistió: “¿Realmente tiene sentido para mí? ¿O mi lógica es la del liberalismo más salvaje, donde el ganador se lleva todo?”. Son palabras que deberían calar profundamente en la Gobernadora, siendo ella una persona de fe que por momentos pareciera olvidar aquellos basamentos fundamentales del catolicismo: entre ellos, el “no robarás”, “amarás a tu prójimo como a ti mismo”, “no matarás”.

También ante la mandataria bonaerense, el obispo platense resaltó que “los que más han recibido de la vida tienen mucha más responsabilidad en la construcción de vínculos [con los más vulnerables]”.

En otro tramo de su homilía, Fernández fue contra el sometimiento clientelar que este Gobierno, como el anterior, parece promover: “Al político de alma no le alcanza con resolver urgencias o con subsidiar. Ama promover al otro, desea su desarrollo integral, su educación, su cultura, su espiritualidad, todo lo que dignifica a la persona” y que supone “una profunda valoración del trabajo”.

Justamente, subrayó el arzobispo, la preocupación de Francisco es “que todos puedan tener acceso a alguna actividad que le permita ganarse el pan dando algo de sí”.

Hacia el final de la ceremonia religiosa, Fernández condenó a esos pocos que, en momentos de crisis, “amasan fortunas” y “hacen una gran fiesta, con la excusa de garantizar la confianza de los mercados, mientras la mayoría ve lastimada su calidad de vida. Esas fortunas no derraman, sólo gotean, como pasa con los perritos que comen las migajas de pan que caen de una mesa llena de manjares”.

En línea con lo que dice el Santo Padre, Fernández insistió en la necesidad de afrontar “el problema de la economía real, la que hace posible que se diversifique y mejore la producción, que las empresas funcionen y creen empleo”. Solo dando este debate, concluyó, “habrá fuentes de trabajo digno para los pobres, y podremos ayudarles a pescar más que regalarles el pescado”.

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