Una planta muy postergada

La gobernadora de la provincia de Buenos Aires, María Eugenia Vidal llegó a Bahía Blanca y participó de un acto que quizá sea el más significativo desde el punto de vista ambiental de los últimos 100 años en nuestra ciudad: la construcción de la planta potabilizadora de la primera cuenca, destinada al tratamiento de los desagües cloacales antes de su volcado a la ría.

 

La planta, hoy existente con un sistema de tratamiento que ni siquiera está operando de acuerdo con lo diseñado, recibe el ochenta por ciento de lo generado en la ciudad, lo cual deja en claro la trascendencia que tiene el volumen que llega al lugar para seguir su camino sin resignar nada de su poder contaminante.

De hecho, si las autoridades responsables de controlar el volcado exigieran que esos desechos cumplieran con los parámetros que establece la ley provincial, hace décadas que la ciudad hubiese tenido un problema de severas consecuencias, ya que tendría completamente vedado continuar con esa práctica sin el correspondiente tratamiento.

Ni Aguas Bonaerenses SA (ABSA), ni el municipio, ni el Organismo Provincial para el Desarrollo Sostenible (OPDS) ni las asociaciones ambientalistas se han manifestado nunca sobre la situación, asumiendo que no existía manera de dar una respuesta a un planteo estricto en cuanto al cumplimiento de las normativas.

De acuerdo al anuncio de la gobernadora, ABSA realizará ahora una inversión de mil millones de pesos para, en tres años, tener operativa la planta con los tratamientos adecuados para quitar a los efluentes sus componentes contaminantes.

Terminada esa etapa, quedará pendiente de ejecución una no menos trascendente, cuya financiación y diseño todavía está sin definición, que es la que permitirá recuperar de esos efluentes un agua de calidad adecuada para ser utilizada por las industrias del polo petroquímico en sus procesos.

El volumen de agua que se pretende recuperar equivale al total que hoy se entrega del embalse de Paso de las Piedras.

La primera etapa está en marcha y es por demás significativa. La segunda ubicará a la ciudad en un escalón superior en cuanto al aprovechamiento racional de sus recursos.

Es de esperar que las gestiones no se detengan y que también las empresas asuman el protagonismo que corresponde para su financiamiento.

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