Tu “piropo” me molesta

En la Semana Internacional contra el Acoso Callejeros, una campaña da cuenta de lo violento que resulta esta práctica incorporada en hombres y aceptada por las mujeres.
«Tan bonita y tan solita...» «Mami, si te agarro te hago otro hijo» «Sonreí, sos muy linda para estar tan seria» «¿No querés que le agregue lechita a tu café?» Todas las mujeres escuchamos alguna vez estas frases en la calle, a la salida de la universidad, al cruzar una plaza. Frases —o piropos, le dicen— que incomodan, que obligan a apurar el paso y a contener las ganas de mirar a los ojos a quien las dice.

Según una encuesta de la Universidad Abierta Interamericana, al 72,4 por ciento de las mujeres les gritaron, silbaron o dijeron palabras vulgares en la calle. El 59,2 por ciento de ellas se sintió incómoda y hasta violentada. Sin embargo, más del 76,2 por ciento de esas mujeres no respondió ni hizo nada.

Apenas el 13,5 por ciento de las destinatarias contestó con un insulto y la mitad —el 6,3 por ciento— prefirió sobrellevar la situación con una sonrisa. Y del total, el 56 por ciento cruzó la calle al ver a un grupo de hombres.

Lo cierto es que este tipo de prácticas implican una forma de acoso aceptada, naturalizada tanto por hombres como mujeres. Por eso, en el marco de la Semana Internacional contra el Acoso Callejero, un grupo de mujeres se propuso concientizar a la sociedad y cuestionar la violencia verbal en la vía pública con el objetivo de construir una sociedad más respetuosa y en la que se deje de minimizar la violencia.

En ese contexto, se difundió la campaña Acción Respeto: por una calle libre de acoso, que consiste en pegar carteles con esos repugnantes piropos en las distintas ciudades del país para demostrar lo incómodo y molesto que resulta escucharlos. La idea surgió en Buenos Aires y pronto se propagó en Córdoba, Mendoza, Trelew, Formosa y La Rioja y en países como Chile, Colombia, Perú y Uruguay. A Mar del Plata llegará en cuestión de pocos días.

Valeria Casanova, una de las coordinadoras de Acción Respeto en Córdoba, explicó que la idea es reflejar la “esa violencia cotidiana constante que sufrimos las mujeres”. “Es microviolencia que está aceptada, que tenemos incorporada y de la que el hombre también es víctima: el que no dice nada es tonto, maricón”, reflexionó en diálogo con 0223.

En ese sentido, reconoció que estas intervenciones provocaron “una fuerte discusión” porque “hay quienes sostienen que decir estos ‘piropos’ no es lo mismo que acosar”. “Nosotras, en cambio, creemos que no sólo es acoso, sino que además se ejerce desde un lugar de poder: no busca un feedback, te lo digo porque puedo y nadie va a decir nada y si lo hacen, son locas”, advirtió. Y reparó en que “es necesario dejar en claro que esto es violencia, una falta de respeto. Después, que cada uno piense lo que quiera, eso queda al libre albedrío”.

A su vez, afirmó que que otros “piensan que sirve a las mujeres para levantarles el ánimo, que es un halago” pero insistió en que “nada hay más alejado a eso”. “Es un insulto, una invasión, es acoso”, enfatizó.

“El respeto no es una cuestión de género, es inherente al ser humano. No es justo que las mujeres tengan que salir tapadas o hacer que no escuchan lo que le gritan por la calle. Una debe ser libre, salir a la calle como quiere”, definió.

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