Piden 18 y 22 años de prisión para el femicida de V. del Totoral

Piden 18 y 22 años de prisión para el femicida de V. del Totoral

El fiscal Almirón sostuvo que era dueño de sus actos a la hora de atacar a la joven madre. La querella abonó la hipótesis que todo era planificado. Recién el viernes 20 se conocerá el veredicto en la Cámara Octava del Crimen.

 

El viernes 20 del corriente se conocerá la sentencia contra Cristian Peralta, acusada de asesinar de una treintena de puñaladas a su expareja en Villa del Totoral.

El hecho, que sacudió el norte cordobés, se produjo en la tarde del 26 de noviembre de 2012, a pocas semanas que entrara en vigencia la figura de femicidio por violencia de género. Es por ello que el debate se ventila en la Cámara Octava del Crimen está caratulado como homicidio simple, pero a ello se le suman las acusaciones por privación ilegítima de la libertad agravada, amenazas y coacción calificada.

Ayer las partes llegaron a la etapa de las conclusiones, luego de incorporar los testimonios brindados en la instrucción por Beatriz Peralta, prima del acusado y mejor amiga de la víctima, que fue la testigo presencial del sangriento episodio. Ser la única que estuvo en el momento indicado le ocasionó más de un conveniente familiar e incluso padecer ella en carne propia la violencia de género, por lo que actualmente está bajo tratamiento psicológico.

Tanto el fiscal Hugo Almirón como el querellante Carlos Nayi reclamaron sendas penas para Peralta, a quien consideraron dueño de sus actos y mente planificadora de la brutal agresión. El representante del Ministerio Público Fiscal pidió 18 años de prisión, en tanto que el abogado que representa a los padres de María José Urbaneja, reclamó 22 años. A su turno, el defensor de Peralta, el abogado Jorge 

Johnson, solicitó la absolución de su cliente o subsidiariamente la pena mínima para un homicidio, es decir 8 años de prisión.

Un daño irreparable

En un alegato que se extendió por una hora, el fiscal Hugo Almirón sostuvo que “cualquiera sea la pena no van a recuperar a María José”, al explicar a los familiares y allegados de la víctima de su pedido. A ello agregó: “Creí que iba a ver a un hombre afligido”, en relación a Peralta, que en todo momento se lo vio frío y confiado que la balanza de la Justicia se inclinaría para su lado.

Tras iniciar sus conclusiones indicando que no había tratativas que valgan tras la caída de un supuesto acuerdo para un juicio abreviado, Almirón habló de la pieza clave que fue Beatriz Peralta en esta triste historia, como testigo en observar, escuchar pero también tratar de evitar qué su primo siguiera atacándola a su mejor amiga.

Recalcó que la víctima recibió 31 cortes profundos con un arma blanca sin contar aquellas heridas en sus manos, producto del instinto de autodefensa. “Sería morboso repasar cada una de ellas”, indicó. Un desangrado profundo fue la causa eficiente de la muerte de la joven madre de 26 años.

El fiscal puntualizó que no vio un verdadero arrepentimiento en el acusado, al que tildó de celoso y violento, para quien no representaba ninguna amenaza María José.

A pesar de la atrocidad del hecho, el representante del Ministerio Público Fiscal aclaró que el tipo de delito tenía limitaciones por lo que no podía ser agravado, por ejemplo, por ensañamiento o por violencia de género. Sin embargo, sostuvo que la razón del ataque mortal fue que la víctima no quería volver con el acusado.

Le hizo sentir la muerte

El abogado querellante Carlos Nayi, a la hora de su alegato, fue aún más contundente sobre la perversidad que tuvo Peralta al asesinar a su expareja y madre de una hija en común con un cuchillo tipo carnicero de 30 centímetros, de los que 19 correspondían a la afilada hoja. 

“La podría haber matado de una sola estocada, pero le hizo sentir la muerte. Haberlo contradicho había sido la peor decisión de María José”, recalcó Nayi ante el tribunal y la audiencia que mostraba una gran cantidad de público. Muchos lloraban y otros trataban de pasar el mal trago al recordar lo vivido por Majo en aquella sangrienta tarde de noviembre.

Para el letrado que representa a la familia Urbaneja, Peralta planificó lo que quería hacer y cómo. “Fue un abominable proceder criminal”, dijo. Agregó que como una sensación de placer al terminar de apuñarla una treintena de veces el acusado dijo “ya está”.

Tras un minucioso y detallado repaso de cada uno de los testigos, Nayi enfatizó que era el desenlace de la crónica de una muerte anunciada, en la que no era menor el papel de la Justicia, cuya orden de restricción por una denuncia quince días antes, llegó un día después de la muerte de Majo.

“No queremos sangre, no queremos venganza, sólo equilibrio”, recalcó el abogado querellante.

Finalmente, el abogado defensor insistió en la versión abonada por Peralta, que había declarado que mientras discutían con María José, esta tomó un cuchillo e intentó agredirlo. Luego logró quitarle el elemento cortante y “algo explotó” tras lo que no recuerda más nada.

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