Un picadito en la ceniza

Un picadito en la ceniza

Un volcán hace erupción, y provoca con su fuerza impresionante la tranquila cotidianeidad de los humanos. Los hace sentir pequeños, casi nada en el fragor del Universo. La ansiedad informativa en la era de las redes sociales es voraz y da para todo. Se exagera el drama o se reduce la tragedia.

En Neuquén, el volcán, magnífico en su ignorancia de las cosas humanas, fue usado fugazmente en la campaña política. Horas de tensión partidaria que se sumaron a la tensión general por algo que asusta, y a la vez, se torna indiferente porque ya nada nos conmueve de verdad, porque todo parece una película 3D con magníficos efectos especiales, y nos cuesta vincular la realidad con esa cuestión que maravilla, duele o satisface.

Así, ríos de comunicación hicieron eje en la osada valentía de los pobladores, en la supuesta imprudencia de los gobernantes, en la tremenda impericia social que pretende gobernar la naturaleza, sin conseguirlo.

Desde San Martín de los Andes, un fotógrafo, Federico Soto, captó el momento casi perfecto. Un grupo de pibes jugando al fútbol en la calle cenicienta, armados con tan solo unos barbijos imperfectos y una redonda gastada.

En esa imagen se pinta la osadía que no sabe de políticas interesadas: mientras haya pibes que puedan jugar a la pelota, ninguna tragedia será posible, ninguna felicidad será negada.

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