Mientras tres de los jóvenes internados siguen graves, la polémica por las picadas volvió a instalarse ayer, tras el caso fatal que el domingo dejó en Haedo un muerto y cinco heridos. Familiares de víctimas y especialistas en seguridad vial insiten con que hace falta endurecer las penas, mientras que otros afirman que los controles y sanciones actuales contra quienes corren con sus autos por las calles son insuficientes.

La polémica volvió a la agenda tras la tragedia del domingo, cuando Diego Cuevas, de 19 años, que venía corriendo una picada, se subió a la vereda y atropelló a un grupo de primos y amigos que volvía de un boliche. Lautaro Juárez, de 16 años, murió en el acto, mientras que otros cinco chicos terminaron internados. De ellos, tres seguían ayer muy comprometidos en su salud, mientras que la única chica del grupo, Daiana Vergara, ya recibió el alta (ver La familia...).

El primer problema es la falta de controles. Pese a que ayer el intendente de Morón, Lucas Ghi, afirmó que cada fin de semana secuestran "entre 20 y 25 vehículos", y a que existen algunas causas judiciales (ver Acusado...), en Facebook y otras redes sociales abundan los grupos que convocan a las picadas en varias zonas del Conurbano bonaerense.

"Si las carreras se anuncian por internet no parece tan dificil detectarlas. Hay casos en los que falla la operativa policial, porque llegan los patrulleros y se escapan con los autos. La figura legal para sancionar picadas es el artículo 193 bis, pero hay pocas condenas", explicó Alberto Silveira, presidente de la Asociación Luchemos por la Vida.

Para otros, el principal problema es que las penas no son lo suficientemente duras. "Lo que sucedió no fue un accidente, fue un crimen. Lamentablemente en nuestro Codigo Penal los homicidios viales tienen una sanción menor, ya que se los considera hechos fortuitos. Necesitamos que se establezca que quienes matan conduciendo borrachos, drogados o a una velocidad aberrante sean considerados homicidas dolosos", afirmó Ernesto Laboye, de la asociación Mutandis.

Hay dos proyectos para modificar la ley, ambos impulsados por familiares de víctimas, y uno de ellos incluso por el ministro de Interior y Transporte de la Nación, Florencio Randazzo.

El trabajo de las Madres del Dolor, que llevan más de diez años impulsando estos temas, quedó trunco el pasado diciembre, cuando el Congreso no trató el tema a tiempo y el expediente perdió estado parlamentario. "En lo que respecta a incrementar penas es un camino muy complejo, porque vas en contra de las doctrinas. Puede haber consternación entre los ciudadanos, pero la Justicia va por otro lado, porque en este país no se quieren aplicar penas. Aún hay jueces que consideran que un conductor con alcohol en sangre no sabe lo que hace y ésto lo libera de culpa", explicó Viviam Perrone, fundadora de Madres del Dolor.

El proyecto de Madres pretendía incrementar las penas para los conductores que abandonen a la víctima (hoy, si hay gente alrededor, no se considera abandono) y a quienes registren excesos de alcohol y drogas en sangre; subir la pena máxima de 5 a 7 años, y la mínima de 2 años a 3 y un mes. "De esta forma impediríamos que los jueces otorguen la excarcelación", explicó Perrone. Pero dejaron afuera el agravante por las velocidades máximas: "Hay que ser realistas. Ni siquiera pudimos avanzar con el proyecto tal como está", se lamentó la mamá de Kevin Sedano, quien fue atropellado y abandonado en Olivos por Eduardo Alexis Sukiassian en 2002.

El proyecto perdió estado parlamentario porque pasaron dos años sin que lo trataran. Pero este año volverán a la carga. Como lo hará también el ministro Florencio Randazzo, según confirmaron desde el área de prensa del Ministerio. En este caso -junto a autoridades de la Agencia Nacional de Seguridad Vial y familiares de víctimas, como Ema Cibotti y Sergio Levin- el proyecto de ley contempla la implementación de tolerancia cero de alcoholemia en rutas y calles del país. Actualmente la tolerancia cero es para los conductores profesionales; en tanto que es de 0,5 en particulares y 0,2 en motociclistas.