Petroleras en onda vintage: vuelve la queja por falta de seguridad jurídica

Petroleras en onda vintage: vuelve la queja por falta de seguridad jurídica

El viernes 15 de febrero los productores de gas de la cuenca Austral sufrieron un golpe de adrenalina cuando recibieron la orden oficial de suspender las exportaciones a Chile. El Gobierno temió que faltara gas para producir electricidad y le aterró la posibilidad de aumentar los cortes de luz que perturban el área metropolitana en verano. Quién no sabe que en épocas electorales los ánimos están sensibles.

 

 

 

Pan American Energy (PAE), Total, Wintershall y CGC fueron afectadas por la maniobra precautoria, que duró sólo lo que el fin de semana caliente por las gestiones y en el que Energía cambió su perspectiva. La cuestión son las secuelas.

 

 

El episodio hurgó en la herida que dejó en la relación bilateral argentina, cuando hace unos años interrumpió intempestivamente el suministro para derivar todo el gas al abastecimiento interno. Esta prioridad legal subsiste y más de la mitad de la electricidad es térmica, dos razones que justifican los reparos oficiales. También es comprensible que un gobierno con imagen declinante no quiera enfrentar apagones y apele muy rápido a lo que debería ser una medida extrema.

 

 

La verdad es que los cortes de luz que aún subsisten en el verano no son porque falte electricidad sino porque las redes de distribución no se recompusieron al mismo ritmo que la ecuación económica de las empresas distribuidoras luego de la revisión tarifaria integral, un tema por ahora ajeno al debate público. Algo parecido a lo que pasa con el gas: si Doña Rosa conociera los buenos balances de las transportistas y de algunas distribuidoras tendría más reparos en afrontar los aumentos de tarifas.

 

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El episodio con Chile animó a los ejecutivos del negocio (no parece haber cupo femenino en la conducción petrolera) a exigir "reglas claras o estables" a un Gobierno que ellos mismos imaginaban como un garante firme de las normas. Por ahora es un reclamo discreto: aún lo consideran un equipo amigo, aunque menos previsible.

 

 

La limitación de subsidios a Vaca Muerta es el ejemplo más palpable en esta coyuntura de la falta de certezas. Faltan dólares y margen de maniobra para subvencionar a la oferta bajo la mirada atenta del Fondo Monetario. Gustavo Lopetegui casi le pidió disculpas a las empresas afectadas por el recorte del beneficio que debió disponer y se puso enseguida a idear un nuevo mecanismo que sirva para estimular la producción en invierno, cuando la escasez obliga a importar.

 

 

Energía también debe ocuparse de evitar pleitos de petroleras que perdieron su beneficio. Difícilmente la discusión pase de las conversaciones informales o del área administrativa, salvo que alguna compañía esté en condiciones de acudir a un tribunal internacional como el Ciadi, adonde sólo van los accionistas extranjeros invocando que el país violó un tratado internacional de inversión.

 

 

Hasta ahora ninguna cree que valga la pena apostar a los tribunales locales, menos en vísperas de un recambio de gobierno y cuando hay otras cosas para negociar. La seguridad jurídica es un concepto lábil que depende de las circunstancias.

 

 

Más allá de estos escarceos el negocio cierra y hay chances de que la producción de gas siga en aumento. Será necesario que el Gobierno avance en la licitación de un nuevo ducto que traiga el nuevo gas patagónico hasta la zona pampeana en momentos de financiamiento complicado. Por ahora Mauricio Macri prefiere hacerlo bajo la ley del gas, lo que limita la renta que las futuras operadoras podrían tener bajo otro esquema. El proveedor natural de los caños es Techint, casualmente, el más perjudicado por los recortes a Vaca Muerta.

 

 

La verdad es que para los inversores los cambios no son malos en sí mismos, ya que a veces representan la posibilidad de incrementar ganancias. Lo que asusta a quienes tienen que enterrar dólares es la imprevisibilidad, adicional al riesgo propio de buscar y producir hidrocarburos. Rincón de las Cenizas, área neuquina de gas, sería un ejemplo del peligro discrecional: Shell quedó afuera del régimen que sí ampara a Total, su socia.

 

 

El 10 de marzo se sabrá quién se queda con la gobernación de Neuquén, provincia hidrocarburífera por excelencia, epicentro de la producción no convencional, y primera instancia de negociación de las productoras.

 

 

Esa elección entre un oficialista del Movimiento Popular Neuquino, un kirchnerista y un aliado de Cambiemos añade otra incógnita en un escenario inquieto. Sin embargo, sea quien fuere el futuro gobernador querrá tener contenta a las empresas y sindicalistas amigos de ellas. Las finanzas provinciales se sostienen con regalías cobradas sobre el precio boca de pozo de gas y petróleo, cánones de licitación de áreas y, subsidiariamente, con la recaudación que promueve un mayor consumo en la región.

 

 

 

La necesidad económica de Neuquén marca la cancha al futuro gobierno local y fortalece la posición negociadora del interlocutor privado. Pero en léxico informal, reclamar por seguridad jurídica para denostar medidas que no gustan siempre "garpa".

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