A pesar de la derrota, el pueblo salió a las calles para agradecer la entrega del equipo

A pesar de la derrota, el pueblo salió a las calles para agradecer la entrega del equipo

La bandera albiceleste flameó desde Ushuaia a La Quiaca. El pueblo salió a las calles a agradecer la entrega y el sacrificio a la Selección Nacional de fútbol dirigida por Alejandro Sabella. A pesar de la derrota, el equipo se retiró de pie y en el país se lo reconocen.

El aguante en el Maracaná y en las playas de Copacabana se trasladó a todo el territorio argentino. A diferencia de los brasileros, el equipo cayó de pie.

En las ciudades más grandes y en los pueblos más inhóspitos la gente salió a demostrar que está en las malas.

Ilusionados por las gambetas de Lionel Messi, por la explosión de Ángel Di María (lesionado para la final), por la garra de Javier Mascherano y la entrega de todo el plantel, el país paró cada vez que jugó la Selección.

El fútbol, además de tapar serios problemas en los países, también permite recuperar valores perdidos, como la unión. Pinchas y Triperos, kirchneristas y opositores, ricos y pobres patearon para el mismo lado. Esperemos que así sea para el resto de las circunstancias que atraviese Argentina, que la fuerza no solo la genere el deporte.

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