El peronismo bonaerense libra su batalla en Diputados

El peronismo bonaerense libra su batalla en Diputados

El Presupuesto de la Gobernadora María Eugenia Vidal se convirtió en la excusa perfecta para medir fuerzas dentro del espacio. La discusión por la vicepresidencia de la Cámara esconde en realidad el debate interno entre el Grupo Esmeralda, Fénix, el randazzismo, el Movimiento Evita y La Cámpora.

La suspensión para esta semana del tratamiento del cálculo de recursos y el endeudamiento solicitados por el Ejecutivo provincial para 2017 dejó en evidencia que el peronismo de bonaerense empezó a mover sus fichas con vistas a la elecciones legislativas del próximo año.

La noticia es que por diferencias en la nueva composición de las autoridades de la Cámara de Diputados se frustró la doble sesión prevista para tratar los proyectos.

En el Senado, donde ya hay acuerdo, iba a tratarse a primera hora y en segundo turno sería la Cámara baja quien refrendaría el Presupuesto de 522 mil millones de pesos y el reducido endeudamiento (pasó de 92 a 52 mil millones) solicitados por Vidal.

Sin embargo, no es precisamente la discusión sobre quién ocupará las vicepresidencias primera y segunda lo que tiene en vilo a la Legislatura sino la puja entre las distintas vertientes del peronismo.

Desde el oficialismo de ambas cuerpos sostienen que la aprobación de la ley madre y el respaldo a la toma de deuda tienen el respaldo de los dos tercios necesarios para ser refrendado.

Además del massismo, con quien más allá de las pujas en el Congreso nacional por el debate de Ganancias se mantiene la alianza parlamentaria en provincia, Cambiemos descuenta el respaldo de los legisladores peronistas cercanos a los intendentes del interior y a los que pertenecen al denominado Grupo Esmeralda.

La reprogramación entonces del tratamiento de los proyectos responde más al resultado de las internas dentro del peronismo que a una decisión de no acompañar en el recinto.

El acuerdo sellado a comienzos de este año entre la alianza Cambiemos y el massismo establecía que el Frente Renovador ocuparía la presidencia de la Cámara de Diputados (Jorge Sarghini), el oficialismo (a través Manuel Mosca) la vicepresidencia segunda y el peronismo la vice segunda (con el randazzista Marcelo Feliú).

En 2017 se realizaría un enroque entre los dos espacios mayoritarios, Sarghini dejaría su lugar a Mosca y en lugar de éste se colocaría a Ramiro Gutiérrez. Sin embargo, el peronismo se aferró la letra chica de la normativa y cómo los acuerdos son por dos años puso sobre la mesa su demanda de que ante la renuncia del presidente cada uno de los eslabones debía subir un escalón: Cambiemos a la jefatura del Cuerpo y el Feliú de la segunda vicepresidencia a la primera.

Más allá de eso, la realidad es que el acuerdo sellado se respetará y que los diputados que comprometieron su respaldo en la sesión del miércoles lo mantendrán. Sobre todo, porque la negociación está cerrada hace rato e incluye haber bajado casi a la mitad el endeudamiento y la creación de un fondo para obras en los municipios.

Como sucedió entonces este año, es seguro hoy que acompañaran al presupuesto y otro endeudamiento en el Senado el peronismo con excepción del FpV (que aún no definió pero no cambia la votación) y en Diputados tanto el espacio del FpV-PJ, donde conviven el Grupo Esmeralda, randazzistas y dominguistas, como el sector de Fernando “el Chino” Navarro.

La discusión por las autoridades del Cuerpo lo buscaría en realidad es poner en evidencia que a Cambiemos ya no le alcanza solo con su acuerdo con el massismo y que si el peronismo logra más allá de sus diferencias unirse en pos de un mismo objetivo (como sucedió con Ganancias en el Congreso) puede poner en jaque la gestión de Vidal.

Cómo en la Cámara alta, en Diputados la incógnita es saber finalmente qué hará el camporismo, que hoy tiene mayor número que el resto del peronismo cuando está dividido, pero menos cuando se une.

Así las cosas, entonces la interna es pasa por quién logra imponerse como emergente de ese peronismo que unido puede imponer condiciones, pero que dividido como hasta ahora se diluye ante la correlación de fuerzas que le impone la alianza entre Vidal y Massa.

En las últimas semanas Randazzo comenzó a intentarlo después de un largo ostracismo. El presupuesto y el endeudamiento de la provincia fueron, ni más ni menos, que la excusa para empezar a disputar ese liderazgo que sigue vacante después de la derrota electoral de 2015.

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