Peña concentra el armado de listas y se acumulan los ‘heridos’ de Cambiemos

Peña concentra el armado de listas y se acumulan los ‘heridos’ de Cambiemos

El radical Barletta se convirtió en un caso testigo. Sus compañeros de bloque observan sorprendidos el veto al santafesino. Creen que la Rosada no reconoce a los leales

 

La figura del jefe de Gabinete, Marcos Peña, permanece omnipresente por estos días en cada charla del arco oficialista. Guardián exclusivo de la lapicera con la que se están armando las listas legislativas en todo el país, Peña parece ir dejando un tendal de heridos en cada lugar que visita. Los distritos más críticos son Córdoba y Santa Fe, aunque la puja se repite en casi todas las provincias y los contendientes son los dos sectores que vienen pujando con más fiereza desde el inicio de Cambiemos: el PRO y la UCR. El trazo de la lapicera oficial por ahora beneficia a los primeros.

 

 

Mañana se concretará el anunciado faltazo del ala radical a la reunión que cada martes suelen compartir los jefes de los bloques legislativos de la UCR, Mario Negri y Ángel Rozas y el presidente del partido, José Corral, con Peña y el ministro del Interior, Rogelio Frigerio. A nadie sorprenderá la ausencia de los correligionarios: la vienen agitando desde la semana pasada, cuando al jefe de Gabinete le tocó dar su informe ante los diputados. Pour la gallerie, esa visita ahondó la grieta entre el oficialismo y el Frente para la Victoria. Sin embargo, el malestar mayor con el funcionario fue el que creció en el seno del interbloque oficialista.

 

 

El radical santafesino Mario Barletta se convirtió ese miércoles en la cara visible del sentimiento. Vetado por el propio Peña para encabezar la lista de Cambiemos en su provincia, cruzó palabras duras con el jefe de Gabinete cuando éste dejaba el recinto de la Cámara de Diputados. Su caso es mirado con atención por muchos otros dirigentes radicales e incluso del PRO, que se reconocen sorprendidos por el poco reconocimiento del oficialismo hacia el ex intendente y ex jefe de la UCR. Barletta, entre otras cuestiones, es un jugador clave en la estrategia para contener al radicalismo santafesino en los brazos de Cambiemos, despegándolo de la alianza histórica que la fuerza mantenía con el Partido Socialista.

 

 

En ese ajedrez aprovechó para irritar un poco la llaga el gobernador santafesino, Miguel Lifschitz. En medio de los tironeos cruzados, el socialista aseguró: "Hay un grueso del radicalismo que está decidido a estar en el Frente Progresista, que se siente cómodo e identificado con un proyecto de gestión". Fue el viernes, al hablar con la radio rosarina LT8. "En las próximas semanas esta situación quedará mucho más clara y evidente cuando se conformen los frentes electorales. Ya es obvio quienes están de un lado y quienes del otro", completó.

 

 

Muchos diputados del PRO se acercaron en la noche del miércoles a solidarizarse con Barletta. Pidieron, sin embargo, que sus nombres no sean revelados, pues le temen a las sanciones que pueda disponer Peña en su contra.

 

 

En Córdoba la situación es similar. Allí, el intendente capitalino Ramón Mestre quería en la boleta a su hermano, el diputado en busca de la reelección, Diego Mestre. Sin embargo, el mensaje que el presidente Mauricio Macri bajó a través de Peña no dejó lugar a negociaciones: la boleta la encabezará Héctor Baldassi y el tercer candidato será el intendente de Jesús María, Gabriel Frizza. ¿El segundo lugar? Que se lo disputen los radicales y el juecismo. Quien gane, se lo queda aunque debería ser una mujer y en ese caso, Mestre queda afuera.

 

 

Para evitar una lucha descarnada en uno de los principales distritos electorales del país, sectores del mismo PRO le propusieron a la Casa Rosada habilitar la elección primaria en la provincia, para que esa instancia defina la integración de la lista y no provoque heridos. Pero chocaron con la inflexibilidad oficial.

 

 

En Santa Cruz y en la Ciudad (donde Horacio Rodríguez Larreta vetó una interna con Martín Lousteau) esas historias se repiten, mientras los radicales amenazan con competir por fuera de Cambiemos.

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