Peligra una propuesta que en Luján aglutina a un centenar jóvenes

El Programa de Orquestas y Coros Infantiles y Juveniles del Bicentenario funciona en los barrios Ameghino, Parque Lasa y El Quinto. Los docentes a cargo esperan la renovación de sus contratos y el pago de sueldos. Reclaman que se garantice la permanencia y ampliación de una instancia que aporta educación musical gratuita y de calidad.

En 2008, el gobierno nacional lanzó el Programa de Orquestas y Coros Infantiles y Juveniles del Bicentenario, una propuesta articulada desde el Ministerio de Educación que en Luján se materializó tres años después.

La iniciativa, que implica el acceso gratuito al aprendizaje musical por intermedio de las escuelas públicas, cuenta en la actualidad con un total aproximado de 140 orquestas y 161 coros en todo el país, y reúne a unos 20 mil niños y jóvenes. En el caso local, existen dos orquestas y un coro, de los que participan un centenar de jóvenes a partir del trabajo de 20 profesores.

Por estos meses, toda esa estructura se encuentra en peligro ante la falta de certezas en cuanto a la continuidad del programa. Con trabajadores sin contratos ni pago de sueldos, todavía se aguardan informaciones concretas por parte de las nuevas autoridades de turno. Mientras tanto, en Luján como en otros puntos del país se impulsa una campaña de denuncia que el jueves de esta semana se materializó en las puertas del Ministerio de Educación de Nación, cuando los jóvenes músicos, con sus profesores, mostraron todo lo aprendido en estos años a través de un concierto al aire libre. Se trató de tocar y cantar para buscar seguir haciéndolo bajo el paraguas inclusivo del Estado.     

El Programa de Orquestas y Coros Infantiles y Juveniles del Bicentenario suma en Luján dos orquestas. Una funciona en la Escuela 31 del barrio Ameghino y la otra en el establecimiento educativo 10 del Parque Lasa. A eso se suma un coro nacido originalmente en la localidad de Olivera y luego trasladado a la Escuela 7 de El Quinto. En esas instancias participan unos 120 niños y adolescentes, guiados musicalmente por cerca de 20 docentes.

El programa depende del Ministerio de Educación de Nación por intermedio de la Dirección Nacional de Políticas Socioeducativas. En un inicio su manejo tenía una estructura netamente nacional, pero luego se resolvió articular con los municipios, mediante el giro de fondos, aunque conservando el carácter federal.

La designación de los profesores se basó en evaluaciones cuyo primer requisito planteaba que los concursantes tuvieran un título formal en educación musical y experiencia en orquestas. Con el cambio de gobierno a nivel nacional, la renovación anual de sus contratos, que debía concretarse en diciembre, quedó en suspenso. En cambio, se habilitaron contratos sólo por los meses de enero y febrero, que en Luján se firmaron hace pocas semanas, aunque todavía no se cobraron. En marzo y abril, la continuidad de los espacios fue posible por la voluntad de los trabajadores de la educación de sostener lo construido, a pesar de no tener contratos y, por lo tanto, tampoco paga.

ORQUESTAS

“Cuando el programa se abrió en la provincia de Buenos Aires, yo estaba a cargo de la Casa de la Juventud y tomé contacto con el Ministerio de Educación por indicación de la entonces intendenta Graciela Rosso. Se visitaron varias escuelas y en base a la disponibilidad horaria y a otros criterios, comenzó el programa en Luján en octubre de 2011”, explicó Hernán Rebottaro, docente integrador de las dos orquestas.

Rebottaro marcó, como primer balance de estos años de trabajo, que “la gran mayoría de los chicos que tenemos en las dos orquestas comenzaron desde el inicio, o sea que hace más de cuatro años que reciben educación musical”. En el caso de esas dos experiencias, el 2015 culminó con la participación de unos 60 chicos en el Ameghino y otros 45 en el Parque Lasa, de entre 8 y 17 años, provenientes de distintos barrios y escuelas.

El programa contempla la provisión de instrumentos que no siempre resultan fáciles de identificar para neófitos en el tema: violines, viola, violonchelo, contrabajo, clarinete, flauta traversa, trombón y trompetas, además de la percusión. Cada uno de esos instrumentos tiene su propio profesor.

“El chico llega, se le muestran todos los instrumentos para que elija el que más le gusta, y a partir de ahí empieza el aprendizaje. Salvo algunos pocos casos que habían tenido alguna experiencia, el resto llegó sin ninguna experiencia. Se aplica una metodología que es comenzar desde cero con el aprendizaje y el ensayo. Se utilizan canciones acordes al proceso de aprendizaje. A eso se suma que tenemos chicos que hace tiempo participan con chicos que recién comienzan”, explicó Rebottaro.

Los resultados son óptimos. No sólo por el valor educativo de aprender a tocar un instrumento y, quizás, descubrir una vocación, sino también por otros valores y enseñanzas que se ponen en juego: “Las cosas positivas son innumerables. Es muy importante la experiencia que viven los chicos al llevar adelante una actividad grupal, con lo que eso implica y el trabajo de orquesta, donde el chico tiene que esperar porque el director necesita escuchar solamente a los instrumentos de viento y los demás estar en silencio. Desarrollan un nivel de tolerancia y de respeto muy grande”.

Antes del clima de incertidumbre actual, las clases de los dos coros se distribuían tres veces por semana y contemplaban aprendizajes de instrumentos, lenguaje musical y un ensayo general.

Sin seguridades de ningún tipo, los profesores mantienen los encuentros, pero reducidos a los sábados. Además, por la misma situación se resolvió no sumar a nuevos jóvenes hasta tanto no tener garantías de continuidad.

Rebottaro explicó que “no queremos perder la motivación en los chicos, pero también hay una realidad que es que la gran mayoría de los profesores son de Buenos Aires y se les complica viajar sin cobrar”. Sin embargo, “el espacio lo estamos sosteniendo con actividad los días sábados con los chicos que terminaron el año pasado”.

“Hemos tenido varias consultas de adolescentes que se quieren sumar, pero hasta no tener la claridad de que esto va a continuar, no queremos sumar chicos nuevos. Tratamos de no vencernos y tratamos de sostener a los chicos”, agregó.

El año arrancó complicado por la falta de certidumbre y, por el momento, continúa de la misma manera. Rebottaro expresó que “no hay una propuesta clara de qué se va a hacer con el programa, ni las máximas autoridades tienen información de lo que va a pasar”.

“La única orden es que se hagan contratos por enero y febrero. Desde lo verbal dicen que les encanta el programa, el tema es que eso no lo ponen en práctica. Esperamos que se organicen cuanto antes para comenzar el año normalmente. Hay varias versiones. La más fuerte indica que el programa va a ser destinado a las provincias para que cada Ministerio de Educación se haga cargo”, expuso.

En el plano local, “lo que le estamos exigiendo a las autoridades es que traten de encontrar una respuesta a nivel político”. Rebottaro opinó que “sería una pena que esto se corte porque representa educación de calidad en escuelas públicas, y es un programa que en los últimos años ha crecido mucho”.

Las orquestas de Luján han estado presente con su música en distintos encuentros que convocaron a representantes de diferentes puntos del país.

EL CORO

Camila Arriva es licenciada en artes musicales con orientación en canto, egresada de la Universidad Nacional de las Artes (ex Conservatorio Nacional). Como parte de su formación, cursó la carrera de canto en el Conservatorio de Música de Barcelona. Es, además, la directora del coro que funciona en la Escuela 7 del barrio El Quinto, con casi cinco años ininterrumpidos de actividad. De esa instancia participan unos 20 jóvenes, que van de los 11 a los 18 años.

Al igual que Rebottaro, Arriva explicó que “desde el cambio de gobierno, no tuvimos más contacto con nuestra coordinación nacional del programa, porque desde la Dirección Nacional de Políticas Socioeducativas no tuvimos una versión oficial sobre lo que va a pasar”.

Entre la ola de rumores y futuros posibles, habló también de la supuesta intención de Nación de provincializar la propuesta. Esto significa una transferencia de fondos a los Estados provinciales. La directora marcó que esa posible solución encierre algunos inconvenientes: “El programa puede tener distinta suerte en cada provincia. Pero el principal problema es que de esa manera le quitarían lo más profundo que tiene, que es su carácter federal. Porque nosotros, al pertenecer a un programa nacional, estamos en la misma condición que el resto del país, intercambiando material y encuentros. Por ejemplo fuimos a Córdoba a encontrarnos con otros coros. En mi caso pude viajar por todo el país capacitándome como directora”.

Para Arriva, la experiencia de los participantes del coro significa, sobre todo, “un grupo de pertenencia, que es gratuito y les permite ser parte de algo a través de la música como comunicador de ese espacio”.

“También veo que muchos chicos encontraron una vocación que quizás no hubiesen encontrado si no fuese por esta gratuidad. Estamos hablando de un sistema inclusivo”, dijo y se refirió a “varias de las chicas del coro que están por terminar la secundaria y planean entrar al conservatorio”.

Desde su condición de lujanense, la directora del coro marcó que “yo me críe en Luján y, más allá de algún que otro taller municipal, nunca tuve la posibilidad de contar con estas posibilidades de manera gratuita, por eso es obvio que es más que importante que esto se conserve”.

El coro del barrio El Quinto suma varias participaciones más allá de Luján: “A nivel coro el primer viaje que tuvimos fue un encuentro en La Pampa, lo gestionamos nosotros y pudimos viajar gracias a que la Municipalidad puso el transporte. También fuimos a Córdoba a un encuentro que organizó el Ministerio de Educación. El año pasado fuimos a Trenque Lauquen a un encuentro de coros. También el año pasado, una selección de 10 chicos de nuestro coro cantó en la Ballena Azul (Centro Cultural Néstor Kirchner) para un espectáculo en las vacaciones de invierno que fue el Zamba Sinfónico, con producciones de Paka Paka”.

Arriva destacó que el programa implica para niños y jóvenes la puerta de acceso a mundos nuevos. Ese ingreso a  realidades inexploradas, que constituye un derecho, implica presenciar por primera vez conciertos de ópera o conocer el Teatro Colón, instancias que “representan un estímulo muy importante”.

La profesora resaltó que “estas cosas son difíciles de solventar, no sólo económicamente sino a nivel organización, si no es con una política de Estado presente, con inversión en educación a todo nivel y en este caso a nivel musical”.

“Creo que hay que recalcar que fuera de nuestros puestos laborales, existe la conquista de los chicos como músicos y eso se tiene que defender, no se los puede sacar nadie”, agregó.

Además de conservar lo conseguido, Arriva marcó la necesidad de multiplicar las experiencias, “porque el miedo que tenemos nosotros como trabajadores y las familias es que el programa no se cierre pero que se vaya consumiendo, que no abran nuevos coros y orquestas, con encuentros nacionales y capacitaciones para los profesores”.

 

Las familias

En el acto de festejos por los 100 años de EL CIVISMO, compartieron su música parte de las dos orquestas que funcionan en Luján. En ese contexto, la madre de una de las jóvenes que participa de la propuesta compartió la preocupación de las familias por la incertidumbre que rodea el futuro del programa.

“Queremos contarles lo que significa que muchos chicos de los barrios Ameghino, Parque Lasa y Los Gallitos se hayan podido expresar a través de un mundo hasta ahora desconocido para ellos. Conocieron instrumentos que yo tampoco, al día de hoy, conozco. Es impresionante cómo les cambió la vida, cómo encontraron la vocación en la música a través de este programa. Por eso los padres estamos muy preocupados porque la continuidad del programa no está garantizada. La idea es poder pedirle no solo a los medios, sino también a la comunidad y al intendente y la directora de Cultura para que se haga lo imposible por sostener estas dos orquestas y el coro porque son 100 chicos y más de cien familias que descubrieron cosas a través de la música”, dijo.

 

El propósito

La información oficial referida a los alcances de la iniciativa plantea que “el Programa de Orquestas y Coros Infantiles y Juveniles del Bicentenario está dirigido a niños, niñas y jóvenes que asisten a escuelas ubicadas en zonas de vulnerabilidad social de diversas jurisdicciones del país”.

Así, “el modelo colectivo de enseñanza musical surge como una herramienta que ofrece la posibilidad de vincular con la escuela a los jóvenes que se encuentran fuera del sistema educativo”. En este sentido, “su propósito es mejorar el acceso a bienes y servicios culturales; tender puentes hacia la reinserción de los jóvenes en la escuela; colaborar con la retención escolar; y estimular el contacto y el disfrute de la música”.

Al menos hasta el año pasado, se promocionaba que “para dar cumplimiento a los objetivos del programa se promueve la enseñanza musical de niños, niñas y jóvenes que integran orquestas y coros; se organizan jornadas de capacitación jurisdiccional, nacional e internacional para el personal docente; se generan espacios de intercambio de experiencias y se transfieren recursos financieros para el mantenimiento de los instrumentos musicales y la adquisición de elementos accesorios”.

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