A lo largo de los dos años de matrimonio por conveniencia, las autoridades de las dos petroleras protagonizaron al menos dos fuertes escándalos en los que volaron acusaciones cruzadas.

Al momento de su inversión en Repsol, Pemex la justificó en que más que una participación financiera, lo que buscaba era acceder a la tecnología de exploración y explotación de hidrocarburos en aguas profundas. Pero el año pasado, los jefes mexicanos llegaron a decir que la inversión había perdido tanto valor como validez, pues no se vieron los beneficios tecnológicos ni los rendimientos accionarios esperados.

En ese contexto, la expropiación de las acciones de YPF en poder de Repsol derivó en una caída abrupta de la cotización en Bolsa de la española, con lo que se acentuaron las pérdidas de los mexicanos.

Pemex compró a lo largo de 2011 un total de 57,2 millones de acciones de Repsol, que representan cerca del 4,69% de la petrolera, y que se agregaron al 4,8% que Pemex ya tenía, con lo que lo que se quedó con una participación del 9,49 por ciento. El primer dolor de cabeza de Pemex respecto de su inversión en España fueron los resultados de 2011. Mientras que la acción de Repsol cotizaba prácticamente en los mismo valores que a principios de ese año, es decir, se mantuvo estática, los títulos de Exxon ganaron un 31,8 por ciento. Otras petroleras grandes, grupo dentro del cual la dirección de Repsol gusta ubicar a esa empresa, lograron avances similares en el valor de sus acciones.

A mediados de este año, el titular de Pemex, Emilio Lozoya, lo expresó así en una comparecencia ante la Cámara de Diputados: "Desde que la administración actual de Repsol ha tomado las riendas de la empresa, el retorno de la acción ha sido de cero, mientras que para un promedio de las empresas europeas de exploración y producción ha sido de 87 por ciento." Concretamente, Pemex acusa a los ejecutivos de Repsol, en particular a su máximo responsable, Antonio Brufau, de haber perdido el 40% del valor de su inversión en dos años.

Dentro de Repsol, llegaron a conocerse como "el complot de Pemex" los dos intentos de desplazar a Brufau de la conducción de Repsol. El fracaso en ambos intentos derivó en una suerte de tregua que hasta ahora se ha mantenido. El acuerdo con YPF podría acentuarla. «