En su testimonio, acusó al ex juez Gabriel Cavallo y a la jueza María Servini de Cubría, quienes intervinieron en el expediente. Dijo que la magistrada “no podía investigar los hechos porque fue partícipe” y que ella debería explicar la represión.
“Yo quiero que el tribunal sepa lo que hice el 19 y 20 de diciembre”, remarcó ante el micrófono, luego de compadecerse por las familias de las víctimas y por la propia. Mathov criticó a la “recusatoria”, como llamó al requerimiento de elevación a juicio al que consideró basado en una “falacia”: “Nunca hubo un plan predeterminado para matar personas”. En una declaración indagatoria que fue más un alegato contra Servini de Cubría y Cavallo, Mathov los acusó de haberlo imputado “sin elementos”.
El ex funcionario aliancista habló sobre un encuentro que figura en el fallo en el que la Sala I de la Cámara –Cavallo la integraba– complicó su situación, a mediados de 2002, como una de las instancias en las que se planificó la represión del 20 de diciembre de 2001. Dijo que en esa reunión funcionarios bonaerenses le habían pedido apoyo federal en el conurbano. “Se ha mentido sobre esta reunión”, acusó con la puntería posada sobre el ex juez y actual abogado de Ernestina Herrera de Noble, a quien también acusó de “mutilar” la ley de seguridad para “hacer encajar todos los elementos de una historia que él quiso contar” y “desconocer cómo opera un comité de crisis”.
Con Servini fue más duro. “Mi vida durante los últimos doce años ha sido este expediente. Durante este tiempo lo revisé buscando el porqué sucedió lo que sucedió. No lo dice”, apuntó y continuó: “Tal vez habría sido bueno que en lugar de mi persona hubiera estado Servini de Cubría aquí sentada para explicarnos por qué”, la acusó. Durante las últimas tres horas de exposición, detalló la presencia de la jueza en la Plaza de Mayo aquel día, las órdenes que impartió desde la comisaría 2º y sus acciones al frente de la instrucción: “No podía investigar los hechos porque fue partícipe, pero lo hizo igual”, denunció.
Mathov mencionó que descansó poco en esos días y que el 20 se la pasó hablando por teléfono con funcionarios de provincias que solicitaban fuerzas policiales federales; también mencionó el “fracaso” de la reunión del Consejo de Seguridad a la que había convocado el entonces ministro de Interior, Ramón Mestre, en la Casa Rosada, el día anterior “porque no vino ningún gobernador” y que luego fue a ver al ex presidente Fernando de la Rúa. No hizo referencia en ningún momento a la represión que ya había caído sobre la ciudad de Buenos Aires durante esa madrugada: el Congreso acabó en llamas y Jorge Cárdenas resultó baleado en las escalinatas. Ante el TOF declaró que se enteró de la presencia de heridos durante ese día, en horas de la tarde y por televisión. La información sobre las muertes le llegó de igual manera.
Sí, en cambio, apuntó a “la orden de instalar el cerco de seguridad alrededor de la Casa Rosada” que, según él, le había comentado Mestre al amanecer. “Se llevó a cabo, desplazando a los pocos manifestantes que había en la plaza al otro lado de la valla, de manera pacífica, a no ser por algunas personas pasadas de noche y de algunas otras que continuaron insultando a los policías”, descalificó y negó que desde su área se haya ordenado el desalojo de la plaza. “Once y treinta de la mañana salió la Montada desde atrás de las vallas. ¿Por qué? No hubo orden desde nuestra área de que la policía hiciera lo que hizo, la orden salió de la propia plaza”, aseguró y luego señaló “algunas coincidencias” que lo “preocupaban”: “La Montada salió a correr a la gente justo en el momento en que De la Rúa ingresaba a la Casa Rosada. Las muertes, esa tarde, se sucedieron todas entre las 16 y las 16.20, justo cuando el presidente pidió que haya paz en las calles. Son casualidades que me generan mucha preocupación, pero sobre las que no me voy a explayar ahora”, clausuró.
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