¿Qué pasa en el HPC?

¿Qué pasa en el HPC?

Desde hace varios meses, se van sumando voces de asociados al Hospital Privado de Comunidad de Mar del Plata, criticando las demoras en la atención, la falta de profesionales, y el nivel de saturación y sobreexigencia del personal de planta, que no alcanza a cubrir las demandas. Tres Líneas recorrió el lugar. Miedo, preocupación, por el lado de los trabajadores. Silencio, rodeos y excesivo interés solo por la "variable económica", en el personal administrativo.

Históricamente, se relaciona la mala atención en el ámbito de la salud al sector público. Esto, lamentablemente, va cambiando por más que algunos oculten esta realidad y sólo vean los aspectos negativos del Regional o del Materno.

A nivel nacional, muchas veces ocurre lo mismo. También hay serios problemas económicos, políticos y administrativos en las clínicas privadas de Argentina, pero el foco de la noticia siempre está puesto en las falencias de lo público. Y en la inseguridad que significa trabajar en un nosocomio del Gran Buenos Aires, donde la violencia de pacientes y familiares ha generado hechos repudiables. En el sector privado, la violencia aparece con el rostro de despidos, achique, explotación, y obsesión administrativa, por sacarle la mayor cantidad de plata posible a aquel que demuestre tener algunos mangos, socio o no, o que sea afiliado a una obra social que todavía, tiene espaldas para pagar. De esto, poco se habla.

Nadie puede hacerse el distraído. Muchos médicos que trabajan en el sector público también lo hacen en el ámbito privado. Reniegan permanentemente del primero, pero es ese mismo Estado el que les pone todos los meses el sueldo, les brinda cobertura y antigüedad, y en cual algunos parece que no "rinden" al máximo.

Días atrás, los familiares de una joven tuvieron que discutir para impedir que trasladaran compulsivamente a la paciente a una clínica privada, cuando se estaba recuperando en el Regional. Moverla era riesgoso. Pero luego se descubrió que la familia de la chica tenía una buena obra social sindical que ya había garantizado varios cientos de miles de pesos  para el tratamiento de su dolencia y, vaya casualidad, los médicos que querían su traslado, trabajaban también en la clínica privada que, con los brazos abiertos y la lapicera preparada, aguardaba expectante el desembarco del negocio. Perdón, de la joven... Parece que en la medicina, también hay buitres.

Esta semana se conocieron, a nivel internacional, informes sobre la mala atención en salud privada que se produce, por ejemplo, en Italia, donde los pasillos de las otrora reconocidas clínicas privadas de Milán y Torino, están colmados de pacientes esperando ser atendidos.

Los valores  en la atención médica ascienden ante el recorte de la salud pública, y la crisis golpea en el nivel de cobertura mínima en Europa. España, con más de un 26% de desocupación, y Grecia, con casi el 28%, completan un panorama desalentador en el viejo continente, que se refleja rápidamente por la pérdida del estado de bienestar del cual Europa se ufanaba tiempo atrás.

¿Y en Mar del Plata? Al ejemplo descripto anteriormente, se suman las expresiones de muchos afiliados al HPC, que en los últimos tiempos vienen expresando sus quejas por la falta de personal.

Tres Líneas recorrió el hospital de la calle Córdoba, conversó y escucho a muchos trabajadores, pacientes y familiares.

En resumen, las críticas están orientadas a:

  • Excesivo afán "económico". Cuentan los afiliados que hay una verdadera desesperación en incluir la mayor cantidad de items extras posibles, para inflar la cuenta a pagar.
  • Promoción "hotelera". El HPC se caracterizó siempre por contar con una cobertura mínima de calidad, con un seguimiento permanente y cotidiano de todos los pacientes, sin importar zonas del hospital, niveles y poder adquisitivo. Eso hoy, parece no ocurrir en la gran cantidad de quejas de los asociados. "A mi padre lo tenían poco menos que abandonado en una sala común. Reclamamos, y nos ofrecieron al toque el sector VIP, como si fuera un hotel cinco estrellas. Estamos mejor, tenemos que pagar mucho más, pero no vemos la cantidad de médicos de otras visitas", explicaba un hombre, preocupado por la salud de su padre, de avanzada edad, y luego de cuatro días de internación, donde todavía no pudieron definir un diagnóstico certero. Los días pasan, y la cuenta crece...
  • Personal: Lo dicen las empleadas, lo certifican los pacientes, y son testigos los familiares. Falta personal. Médicos, enfermeras, camilleros, en un primer orden. "Teníamos todo listo para trasladar a mi papá a una habitación privada a las 9 de la mañana. Recién apareció un camillero al mediodía. Nunca vi algo así en el HPC", se lamentaba una mujer luego de la odisea de trasladar a su padre de un lugar a otro del HPC, con una espera de más de tres horas.
  • Miedo. Nadie quiere decir mucho más. Los empleados están preocupados, y sobrepasados. Dos o tres enfermeras, dos o tres médicos, muchas veces quedan solos para cubrir la atención de cientos de personas. El desfile habitual de médicos que se veían en otras oportunidades, brilla por su ausencia.

Meses atrás, desde la redacción, contactamos a un referente de una prepaga local para conversar sobre las determinaciones del gobierno en materia de salud. Leyes más igualitarias, eliminación en muchos casos del periodo de carencia, resistencia para autorizar aumentos en las cuotas. El hombre, destilaba odio y críticas desbordadas hacia el gobierno, y el Estado: "Esto es ridículo, inadmisible. Nos están ahogando. Imaginate que obligarán a las compañías de seguros de autos, a tomar clientes con los autos chocados y en mal estado, y brindarles cobertura. Es imposible"Humildemente, nosotros le recordamos que estábamos hablando de vidas humanas, de personas, y no de vehículos.

El empresario, por ahí, hizo la comparación pensando en que quizás, algún día, exista una "VTV de personas", para directamente impedir circular, y vivir, a aquellos que no estén en condiciones.

La salud privada en Mar del Plata también tiene problemas. Y no todo es culpa del gobierno. Mientras algunos puedan contratar a Messi para hacer campaña publicitaria, mientras otros sigan viviendo del recuerdo de épocas mejores, y recorten presupuesto, mientras no hagan autocrítica los operadores de salud privados, será muy difícil sincerar la situación y lograr  un cambio.

Los trabajadores, los asociados, los pacientes, los familiares, la sociedad toda, le pide, le exige al HPC, que modifique su accionar actual. Sabemos que hay mucho capital, humano y empresarial, y que debe haber siempre deseos de priorizar la ética a los negocios. Hoy, este pedido no es una opción, es una obligación.

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