Parque Sarmiento: Ni canchas ni verde para los que no paguen

Parque Sarmiento: Ni canchas ni verde para los que no paguen

Las 70 hectáreas del que fue un polideportivo modelo se dividen entre suntuosas canchas aranceladas de golf, tenis y ciclismo y ruinosas áreas gratuitas de esparcimiento o deportivas. Los reservorios restan aún más espacio a los vecinos.

El polideportivo Parque Presidente Sarmiento fue inaugurado en 1981 y costó 25 millones de dólares. Era un verdadero lujo: 70 hectáreas, un lago artificial para practicar deportes náuticos, anfi­teatro para 3.000 personas. Tam­bién un complejo de piletas entre las que había una cubierta climati­zada con medidas internacionales y otra idéntica al aire libre, consi­deradas natatorios modelo en La­tinoamérica. Además, tenía nume­rosas canchas de fútbol, hockey, tenis, básquet y softbol, una pista de patín, una pista de atletismo y un gimnasio cubierto con cancha de básquet. Lo usaban dos millones de personas por año, la mitad es­colares. La alegría no duró mucho: a principios de los 90 la falta de mantenimiento era evidente y, de a poco, fueron cerrando las piletas, el gimnasio y otras instalaciones.

Actualmente, muchos espacios están recuperados. Pero eso no sig­nifica que estén al alcance de to­dos los habitantes de la ciudad: el gobierno los concesionó y son ex­plotados por privados. Diario Z re­corrió el Parque hasta donde pudo –la seguridad es celosa de sus fun­ciones– y observó que es fácil dife­renciar las zonas donde la actividad deportiva está concesionada y los espacios de uso gratuito. El campo de golf, las canchas de tenis de pol­vo de ladrillo cubiertas y el gimna­sio de alto rendimiento de ciclismo contrastan con el estado de la pista de atletismo o las canchas de fútbol 5 con el cemento roto, despintado y sin arcos que son gratuitas.

Que los emprendimientos pri­vados sean arancelados no signifi­ca que no nos cuesten a todos. Los cánones que pagan al Gobierno de la Ciudad son irrisorios. Un ejemplo alcanza: la Asociación de Ciclismo de Buenos Aires paga $3.000 por mes por dos grandes pistas de ci­clismo, un gimnasio y las otras ins­talaciones que ocupa en el parque.

Diario Z consultó al subsecre­tario de Deportes, Francisco Irarra­zábal, de quien depende el Parque Sarmiento, pero el funcionario no quiso responder las preguntas.

“El 70 por ciento del parque está concesionado. Hoy en día en el Sarmiento sólo podés cami­nar gratis, todo lo demás lo tenés que pagar”, asegura Graciela Mu­ñiz, ex defensora adjunta. Durante su gestión, Muñiz denunció graves irregularidades en las colonias de vacaciones que organiza la Subse­cretaría de Deportes en el Parque. “Este verano donde funcionaban las colonias había falta de higiene e infraestructura derruida, y baños clausurados y utilizados como de­pósitos de alimentos”, explica.

Durante el año escolar, colegios públicos y privados utilizan el poli­deportivo para clases de gimnasia. Es habitual ver a los chicos jugan­do en las canchas de fútbol de ce­mento rotas y utilizando los baños con grifería faltante, sin botones de descarga e inundados. Estas mis­mas instalaciones son las que se les ofrece a los visitantes.

“Antes de que lo privatizaran, los chicos del barrio jugaban al te­nis por $5 la hora. Ahora las mis­mas canchas cuestan $160. El go­bierno de Macri se las entregó a Omar Carminatti para que haga su negocio y en estos dos años nunca pagó el canon mensual del contra­to”, asegura Basilio Sioutis, repre­sentante de la Comuna 12 por el Movimiento Emancipador. Sioutis, a través de un pedido de informa­ción pública, logró que el Gobierno le entregara una copia de las conce­siones que hay en el Sarmiento.

Hace un mes, la Subsecretaría de Deportes de la Defensoría del Pueblo realizó un relevamiento del Parque. Su informe detalla las ma­las condiciones en que se encuen­tran todas las zonas de uso común, y asegura que se pone en riesgo la seguridad de los usuarios. Dentro del polideportivo, señalan, no hay atención médica ni carteles indica­dores de evacuación, tampoco sa­nitarios para personas con disca­pacidad. Además, las instalaciones deportivas de uso público se en­cuentran en pésimo estado.

“Nos asombró el nivel de de­terioro que encontramos. También nos llamó la atención la cantidad de actividades deportivas concesiona­das que existen dentro del predio”, declaró Marcelo Achile, subsecre­tario de Deportes y Recreación de la Defensoría. Y agregó que no pu­dieron comprobar “si los emprendi­mientos privados brin­dan alguna actividad no arancelada para los chicos y adultos”.

Achile también se refirió a la ocupación irregular de un sec­tor extendido del par­que por parte de una empresa que brinda servicios de electricidad. “Hallamos un obra­dor donde se guardan grúas, ca­miones y materiales eléctricos. El director del parque, Gonzalo Santa Cruz, nos informó que una empre­sa privada está usando un espacio del predio como contraprestación por los trabajos que realiza en el parque. La Defensoría se opone a estas situaciones irregulares en un polideportivo”, concluyó Achile.

Los reservorios

Es importante destacar que el Gobierno eligió construir los reser­vorios de agua de lluvia –obras de mitigación de las inundaciones– en el área del parque que está abierta al uso del público general. Para ex­cavar las ocho hectáreas que ocu­parán los futuros reservorios se anularon doce canchas de fútbol gratuitas y un estacionamiento y se retiraron más de veinte árboles añejos. El constante trabajo de ex­cavadoras y camiones destrozó los caminos internos de ese sector del polideportivo, dejando una huella de barro por la que resulta impo­sible transitar tanto en vehículos como a pie. Los fines de semana, las pesadas maquinarias trabajan a pocos metros de donde se reúnen las familias.

“El Parque Sarmiento actua­ba como reservorio natural antes de que lo elevaran en 2012 para construir el campo de golf. Esa obra modificó el escurrimiento su­perficial de las aguas y ahora los vecinos se inundan. Así que lo pri­mero que habría que hacer es ter­minar con esa concesión privada y quitar el relleno”, explica la se­cretaria de Hidráulica de la Facul­tad de Ingeniería de la UBA, Ma­ría Eva Koutsovitis.

El arquitecto Mario Fernández, integrante de la Asamblea Inun­dados de Saavedra, cuenta que el arroyo Medrano pasa por debajo del Parque Sarmiento y entra en la ciudad desde provincia justo por debajo de la zona del golf. “En las reuniones que mantuvimos los ve­cinos con el ingeniero Daniel Ca­pdevila, por entonces encargado del plan hidráulico de la Ciudad, el funcionario nos aseguró que sólo se podían excavar los reservorios en el área de uso público del par­que y que no iban a tocar los luga­res concesionados”.

En tanto, Sebastián Mendibe­rry, responsable técnico de Au­tomat Argentina SA, la empresa encargada de la obra hidráuli­ca, declaró a Diario Z: “Todavía no tenemos fecha de finalización de nuestras obras. Seguimos ex­cavando y avanzamos cuando te­nemos buen tiempo. Trabajamos hasta los fines de semana”. Una vez terminada esa etapa, el Minis­terio de Desarrollo Urbano pro­metió convertir los pozos en áreas parquizadas públicas.

Las condiciones de los espa­cios de uso público, muy deterio­rados, se agravaron por el conti­nuo trabajo de las excavadoras. La zona está convertida en una gran obra en construcción. Mientras, los emprendimientos privados go­zan de grandes extensiones del polideportivo por las que pagan un canon irrisorio. Y cobran ta­rifas carísimas a los vecinos para poder utilizar las instalaciones de un parque públicas.

Golf “social” con admisión restringida

 Pagan $51.800 mensuales por ocupar el 10% del parque. Sólo dos horas por semana ofrecen una tarifa especial para jubilados.

El elegante Florentino Molina Golf Range abarca siete hectáreas y sus habitués ni siquie­ra tienen que compartir el ingreso con el común de los mortales: se les construyó uno exclusi­vo por la colectora de la avenida General Paz con vigilancia privada.

Molina –un renom­brado golfista– y sus asociados montaron un driving privado con 90 boxes de práctica. La concesión data del 27 de abril de 2011, cuando el Gobierno porteño adjudicó a la firma Ser­vicios Integrales de Alimentación SA, de Marcelo An­drés Manuel, el uso y explotación de 62.935,95 m2 del Parque para la práctica de golf. Además les otor­garon una playa de estacionamiento de 3.810 m2 y un edificio que ya existía. Todo por el módico canon de $51.800 por mes.

Para jugar en el Molina Golf Range hay que pagar $100 por un canasto de un centenar de pelotas. Cada palo se alquila por $20 y para usar los boxes de césped hay que abonar otros $20 la hora. Las clases de golf cuestan $200 la hora. En 2011, el subsecretario de De­porte porteño, Francisco Irarrazábal, defendió la cons­trucción del campo de golf argumentando que allí se iba a prac­ticar “golf social”. Sin embargo no se ofrece ninguna alternativa no arancelada. Sólo hay una tarifa especial para jubilados los lunes de 12 a 14, en ese horario el canasto de pelotas cuesta la mitad.

El Golf Range cuenta además con un proshop, una confitería, res­taurant, salón de eventos y señal wi fi. El 17 de julio se produjo un incendio en el salón de eventos. Al otro día, Diario Z pudo observar que el techo del salón era de lona y estaba totalmente quemado. La empre­sa informó que no hubo heridos y sólo cerró un día las instalaciones para hacer los arreglos.

Si el campo de golf ocupa sus 90 boxes, con juga­dores que compran canastos de cien pelotas, ganan en aproximadamente una hora $9.000. Así que pue­de recaudar el canon estipulado (51.800$ mensuales) sólo con seis horas de alquilar los boxes completos. Sin contar el dinero que reciben por organizar even­tos, el restaurante y el negocio de venta de artículos deportivos.

Un negocio sobre ruedas

Por tres pistas, gimnasio, taller y kiosco pagan $3.000 por mes.

Afines de de marzo de 2012, el Gobierno de la Ciu­dad otorgó un “permiso de uso precario y onero­so” de distintas zonas del Parque a la Asociación de Ciclismo de Buenos Aires (ACBA), representada por Hernán Calvo. El contrato tiene una vigencia de tres años y se fijó un canon inicial de $3.000 por mes.

Llamativamente, los espacios cedidos aparecen con medidas sustancialmente diferentes en distintas partes del mismo contrato. Por ejemplo, el lugar donde esta­ban las antiguas canchas gratuitas de paddle y la Aso­ciación colocó rampas para bicicletas y skates, primero se describe como un espacio de 100 m2 y en otra parte aparece con una superficie de 2.000 m2. Lo mismo su­cede con el ex lago artificial donde se instalaron circui­tos de BMXy bicicross. Aparecen en un lugar como de 100 m2 y en otro como de 15.300 m2. Lo mismo se repite en el sector que antes tenía juegos de cemento y fue reconvertido en pista de saltos de tierra de moun­tain bike y free style. Según la página que se lea, mide 120 m2 o 14.000 m2. También se cedieron tres espa­cios cerrados donde se instalaron un gimnasio de alto rendimiento para ciclistas, un taller y un kiosco.

ACBAabonó, dijimos, $3.000 mensuales por el pri­mer año de concesión. Luego, el Gobierno debía fijar un valor locativo definitivo. La información oficial girada por el Gobierno a Diario Z no consigna el nuevo valor.

En la cláusula séptima, el permiso obliga a ACBAa que los miércoles las actividades sean de uso exclusivo para alumnos de escuelas públicas. No se pudo com­probar si se cumple esa contraprestación.

Live Biking, dirigido por Patrick Sassoli, se llama la empresa que maneja el gimnasio de alta competen­cia para ciclistas. Entrena a deportistas profesionales y también a personas que corren triatlones, o realizan cicloturismo. Entrenar en el gimnasio tres veces por se­mana cuesta $1.200 por mes.

La Asociación de Ciclismo también tiene una es­cuela para chicos llamada Cardenales para BMX. El arancel mensual por una clase semanal es de $150. Por dos clases semanales, $250. Y alquila la pista de BMXRace para uso libre a pilotos experimentados.

Se podría inferir que con sólo tres alumnos del gimnasio de alto rendimiento o veinte niños que con­curran a la escuela de BMX, la Asociación de Ciclismo de Buenos Aires cubre el módico canon de $3.000.

A la pelotita

El ex entrenador de Sabatini cobra hasta $200 la hora.

En el Parque Sarmien­to hay 17 canchas de tenis, algunas cubiertas y otras al aire libre. La histo­ria empezó el 16 de abril de 2012, cuando Omar Carminatti, (ex entrenador de Gabriela Sabatini) ob­tuvo “un permiso de uso precario y oneroso de las 12 canchas de tenis exis­tentes” por tres años. Así nació Tenis Parque Sarmiento.

Carminatti debía pagar un canon de $30.000 por mes por tres años. Pero el contrato especifica que esa suma sería compensada con el costo de la obra que se debían realizar para poner el emprendimiento a punto. Como Carminatti se comprometió a invertir $1.165.200, nunca abonó el canon, que en 36 meses hubiera acu­mulado $1.080.000.

En el plan de obras que Carminatti presentó al Go­bierno detalla: “Construcción de seis canchas de tenis de polvo de ladrillo sobre las ya existentes por $540.000” (una formulación inentendible); “Reparación y pintado de seis canchas rápidas por $200.200”; “Iluminación de doce canchas de tenis por $350.000”; “Instalación de un cerco perimetral sobre las canchas con iluminación exterior: $60.000”; “refacción y acondicionamiento de Unidad Gastronómica 2 por $15.000”.

En su página de Facebook, Tenis Parque Sarmiento ofrece diez canchas de cemento y siete de polvo de ladrillo. Clases de tenis, escuelita para chicos, gimnasio y vestuarios. Las tarifas son bastantes diferentes de los $5 que se cobraban antes de la concesión. Jugar una hora en una cancha de pol­vo de ladrillo cuesta $140. Los fines de semana, au­menta a $160. Para usar las nuevas canchas cubiertas hay que pagar $170 y los fines de semana $190. Pero si llueve, pasan a costar $200 la hora. Las canchas de cemento son un poco más baratas, entre $85 y $95 la hora, pero les falta mantenimiento, tienen rajaduras y el suelo levantado.

Si bien el permiso otorgado era por doce canchas y que en el contrato firmado se especifica –en su cláu­sula 17ª– que “las superficies cubiertas y descubiertas del predio cuyo permiso se otorga de manera precaria y onerosa no podrán ser ampliadas”, en mayo pasado Carminatti estrenó cuatro nuevas canchas de polvo de ladrillo cubiertas, a las que bautizó Centro Internacio­nal de Alto Rendimiento. Son administradas por Mo­desto “Tito” Vázquez, ex capitán del equipo de Copa Davis. No fue posible averiguar bajo qué marco legal se explotan esas nuevas canchas.

Carminatti logró además que las autoridades le per­mitieran colocar un portón de entrada en la calle Triun­virato para uso exclusivo de sus clientes.

Por último, el permiso precisa que “el permisiona­rio” debía ceder gratuitamente el uso de las canchas si se lo requerían escuelas públicas de la zona, “previo acuerdo sobre días y horarios de utilización”. Diario Z sólo pudo saber que existe una escuela de tenis del Gobierno porteño que utiliza algunas canchas de ce­mento los martes y viernes de 17 a 19.

 

Comentá la nota