El Parque Pereyra suma promesas incumplidas y claras señales de abandono

El Parque Pereyra suma promesas incumplidas y claras señales de abandono

Poco se ha concretado de los numerosos anuncios realizados en los últimos tiempos y deja de ser una alternativa para pasear.

Entre basurales, pastizales y una sensación de abandono y decadencia que lastima a quienes supieron frecuentarlo en mejores épocas, el Parque Pereyra atraviesa una de las peores temporadas de su historia.

En las últimas semanas, con el arribo del calor, la eclosión de la plaga de mosquitos y la multiplicación de casos de hantavirus en al país pusieron en el centro de la escena la falta de mantenimiento en muchos sectores de la reserva forestal; con acumulaciones de residuos merodeadas por roedores y cardales de llamativa altura, sus zonas recreativas y de uso público son una invitación a no acercarse.

Esto es evidente, en particular, en el eje del camino Centenario entre Villa Elisa y Gutiérrez. Quienes pasan a diario por allí aseguran que están dadas todas las condiciones como para temer que se produzcan incendios, y que las bolsas con desechos, muchas rotas, constituyen focos infecciosos.

Días atrás, en el marco del cuestionado “doble comando” que tiene el espacio verde con mayor valor ambiental del Gran Buenos Aires, las autoridades del Organismo Provincial para el Desarrollo Sostenible (OPDS) y el Ministerio de Agroindustria de la Provincia suscribieron un convenio para “ejecutar políticas coordinadas” para protegerlo y conservarlo.

El acuerdo rubricado por Rodrigo Aybar, titular de la cartera ambiental bonaerense, y Leonardo Sarquís, de Agroindustria, renovó uno anterior. A juzgar por las condiciones en que se encuentra el parque, el denominado “trabajo de cooperación” entre ambas reparticiones, más allá de avances esporádicos como la erradicación de la “saladita” aledaña con la rotonda de Alpargatas, no estaría alcanzando para revertir un proceso de atomización, usurpación, deterioro y desorden administrativo de larga data.

El OPDS se encarga de la política ambiental y la preservación de los recursos naturales, sobre todo en los bañados ribereños y las tierras situadas entre el Centenario y el Río de La Plata, reconocidas como “reserva de biosfera” por la UNESCO; Agroindustria maneja lo relacionado con la promoción y el control de las actividades frutícola, hortícola y forestal, 300 unidades productivas en las que viven más de 1.200 personas situadas en su mayoría están desde el camino Centenario hacia el oeste.

A pesar de su enorme potencial, con arboledas centenarias, construcciones de jerarquía patrimonial, riqueza faunística, condiciones para la agricultura sustentable y paisajes únicos para el esparcimiento popular, el Pereyra tiene una contracara de vuelcos clandestinos de basura, “aguantaderos”, asentamientos que crecen sin control, cesiones de tierras poco claras, trabajo infantil, montes que sucumben ante la tala clandestina, e instalaciones y servicios semiderruidos.

En los últimos tiempos, varias fueron las noticias vinculadas con el parque creado en 1949: hubo intentos de usurpación, operativos judiciales contra el manejo de agroquímicos en quintas por parte de niños de cinco a ocho años, se expandió un asentamiento junto a la estación ferroviaria del ramal Roca-vía Quilmes, fue tomado varias veces el “triángulo de Davidson”, y se clausuró el desmesurado “mercado persa” que crecía muy cerca de la rotonda de Alpargatas.

También se conoció un proyecto legislativo que apuntaba a crear un órgano específico de conducción, colegiado y centralizador, del espacio verde expropiado e inaugurado en 1950 por Juan Perón y Domingo Mercante, con el nombre de “Parque de los Derechos de la Ancianidad”, con el objeto de “brindarle estabilidad jurídica a su protección”.

Las más de 10 mil hectáreas del parque están distribuidas entre los partidos de Berazategui, Florencio Varela, Ensenada y La Plata. Entre ellas, poco más de mil están cedidas a agricultores, otras tantas son de uso público, y el resto se reparte entre unas 5.900 de bañados ribereños y decenas de cesiones temporarias o definitivas a organismos e instituciones de todo tipo.

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