Paritarias y Ganancias condicionan los pasos futuros

Los gremios evalúan si es conveniente realizar un nuevo paro, que podría convocarse tras el Mundial
El pragmatismo gremial empujó a Hugo Moyano y Luis Barrionuevo a unificar sus acciones. Envalentonados por el impacto del paro general del 10 de abril pasado y conformes con la convocatoria que tuvieron ayer en la Plaza de Mayo, los referentes del sindicalismo opositor ya evalúan cuál será su próximo paso.

Escépticos sobre cualquier respuesta o convocatoria al diálogo desde el Gobierno, la CGT Azul y Blanca, encabezada por Barrionuevo, impulsa activar un nuevo paro general. Así lo planteó ayer el dirigente Carlos Acuña, jefe del personal de estaciones de servicios y aliado de Sergio Massa.

Desde el moyanismo, con algo más de cautela, sugirieron aguardar el curso que toman cuatro paritarias que serán decisivas en el ajedrez sindical. Se trata de las negociaciones salariales de los colectiveros de la UTA, la de los ferroviarios y los camioneros, y la del gremio de la Alimentación.

A pesar de los diferentes criterios sobre cómo continuar con el plan de lucha, el calendario los guió a una forzada unanimidad: ninguna medida de fuerza de alto alcance se activará antes del Mundial de fútbol, que comienza el 12 del mes próximo. Podría haber únicamente acciones aisladas de cada gremio, vinculadas netamente a su puja salarial.

"Después del paro del 10 de abril nos jugamos mucho con Moyano. Ahora cada paso habrá que pensarlo. Nos reuniremos la semana que viene para evaluar cómo seguimos", dijo anoche a LA NACION Barrionuevo, quien también está por iniciar su negociación paritaria. Su pedido inicial de aumento para los gastronómicos será de un 52%, según lo determinó el congreso de delegados de su gremio.

Estratégico y algo más mesurado, Moyano pretende esperar alguna señal del Gobierno en lo relativo al impuesto a las ganancias, un asunto que impactaría directamente en las paritarias de los camioneros, que negociarían de manera oficial a partir de la semana próxima. El jefe de la CGT advirtió que exigirá un 38% como piso de recomposición salarial para sus afiliados. De conseguirlo, una buena porción de los camioneros estará afectada por el tributo, que se abona a partir de sueldos brutos de $ 15.000.

En una pulseada similar están los cuatros gremios ferroviarios, que retomarán hoy la negociación con el ministro del Interior y Transporte, Florencio Randazzo, tras haber aplazado la paritaria con una suma a cuenta de entre 1100 y 2500 pesos por el primer trimestre. En la UTA la situación es más compleja. Está en riesgo el futuro de 5000 choferes de larga distancia. El sector se desplomó tras la quita del subsidio al combustible, que fue una réplica del quiebre de la alianza que tenían Moyano y la Casa Rosada. "La paritaria está empiojada. En corta y media distancia se va a solucionar con subsidios o aumento de boleto. Pero en larga distancia, no lo sé", dijo ayer a LA NACION un asesor de Roberto Fernández, el jefe de la UTA.

Moyano y Barrionuevo tienen previsto reunirse la semana próxima. Su jugada estará ligada a la suerte de las paritarias que están en plena negociación. Y un dato: en caso de activar un nuevo paro, descuentan que tendrán el respaldo de la CTA disidente, que encabeza Pablo Micheli..

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