Paraguay acude a las urnas en medio de un clima de sospechas

Paraguay acude a las urnas en medio de un clima de sospechas
Maricel Spini

Denuncias de posible fraude, compra de votos y corrupción gubernamental, fueron la antesala de estos comicios donde Horacio Cartes y Efraín Alegre disputan la Presidencia. Ante un eventual empate técnico, la izquierda busca salir fortalecida. De nuestra enviada

Este domingo, la mitad de la población paraguaya (3,5 millones) está llamada a participar del proceso que eligirá al sucesor de Federico Franco, quien tuvo una fugaz administración de diez meses tras la polémica destitución de Fernando Lugo.

La campaña empezó hace al menos dos meses. Aunque el período oficial fue menor, no se suspendió por la veda y estuvo marcada por la ausencia de discusión programática, las acusaciones cruzadas entre las distintas fuerzas políticas y los gastos millonarios de los candidatos.

Instituciones civiles cifraron los gastos proselitistas en 20 millones dólares para cada uno de los favoritos; un número cinco veces mayor a 2008 e incluso obsceno si se tiene en cuenta que en el país hay una tasa de pobreza del 49%.

El regreso de los partidos tradicionales a la puja por la Presidencia –consecuencia de los pocos logros del gobierno progresista de Lugo- estuvo acompañado por la reedición de viejas prácticas políticas: discursos agresivos, acusaciones personales y el vale todo para asegurar el voto.

Una seguidilla de denuncias y escándalos pasajeros marcaron el pulso de los últimos 15 días, para coronar con la cámara oculta del senador Silvio Ovelar tratando de comprar cédulas de liberales y con el TSJE informando que una dependencia del Poder Ejecutivo había filtrado datos sensibles del proceso electoral al oficialista, Partido Liberal.

El tono usado por los dos favoritos para la contienda no fue menos cuestionable. Horacio Cartes fue acusado de narco infinidad de veces y a Efraín Alegre se lo tildó de corrupto. La exacerbación de la rivalidad partidaria cuajó en las bases aunque por ahora es imposible saber cuánto lo hizo. En distintos sectores, es un secreto a voces que se espera algún tipo de incidente este domingo.

En medio de ese clima, unos 700 mil indecisos deben definir su voto. Son personas apáticas frente a las estructuras tradicionales (que son determinantes en la selección de una opción; ellas movilizan y no los candidatos) pero que también están desilusionadas con el progresismo por la fallida experiencia del luguismo.

La izquierda, que llega a los comicios fragmentada por una lucha de individualidades, pelea por esos votos y por romper la polarización entre colorados y liberales.

Tuvo su primer logro al aliarse para la fiscalización de las elecciones y si lograra extender ese acuerdo al ámbito legislativo, Paraguay tendría la mayor bancada izquierdista de su historia, con unos 12 senadores.

En tanto, los grandes debates como el regreso al Mercosur, el ordenamiento de la propiedad de la tierra y la lucha contra la pobreza, entre otros, quedaron limitados a promesas sin que se clarifique una línea de acción.

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