Para no penalizar, la soja pelea contra la humedad y el grano dañado

Para no penalizar, la soja pelea contra la humedad y el grano dañado

La cosecha refleja una pérdida de calidad en los granos. El secado se lleva hasta 7% del valor comercial.

El piloto automático guía con precisión la cosechadora John Deere modelo STS 9670 sobre el lote de soja ubicado en la proximidad de Monte Cristo. Mientras tanto, Walter Tomaski sigue con atención desde la cabina el monitor que indica la humedad del cultivo: 13,5 por ciento. Nada mal, si se tiene en cuenta que días atrás había cosechado soja con más de 18 por ciento, según relata este productor y contratista a La Voz del Campo. 

La variedad 5351 de Don Mario que Tomaski sembró en sociedad con Carlos Miras logró sortear los efectos del temporal de abril, lo que también se refleja en el rendimiento, con más de 40 quintales por hectárea.

Si bien los días soleados abrieron una tregua a la inestabilidad que reinó durante la mayor parte del mes pasado, la soja en esta zona del departamento Río Primero refleja las consecuencias del temporal.

“Nunca habíamos cosechado en la zona con 18 por ciento de humedad y pagado por el secado del grano. En esta campaña fueron muy pocos los camiones que salieron con condiciones normales de comercialización”, aseguró Adriana Arnaldo, responsable de producción de la empresa Campo y Negocios, con sede en Monte Cristo.

No obstante, los efectos del fenómeno climático en la zona son mucho menores a otros lugares de la provincia, donde según la Bolsa de Cereales de Córdoba los excesos hídricos generaron mermas en el precio, por falta de calidad, que llegan al 60 por ciento.

Alta humedad

“Históricamente, entre dos y cinco por ciento del volumen que cosechamos iba húmedo, con un punto por encima de la humedad de recibo. En esta campaña, 60 por ciento de lo que enviamos para su comercialización fue con hasta más de tres puntos de humedad por sobre la base, que es de 13,5 por ciento”, comparó el productor y asesor técnico Raúl Arinci, director de Campo y Negocios.

La empresa agropecuaria sembró en esta campaña 5.400 hectáreas de soja repartidas en el centro, norte y sur de Córdoba, Entre Ríos y La Pampa, con un escenario de afectación heterogéneo.

“Lo más afectado está en Entre Ríos, donde nos queda aún 80 por ciento de la soja por cosechar y hay pérdida de rendimiento y de calidad. En el centro de la provincia nos queda alrededor de la mitad por levantar y los problemas no son tan importantes, en comparación con otras lugares”, sostuvo Arinci.

La necesidad de asegurar la recolección de los granos obliga a los productores a cosechar con humedad y a pagar secado y acondicionamiento. El costo ronda entre 2,80 y 3,50 dólares por tonelada por cada punto de humedad a reducir. En sojas con hasta cinco puntos de humedad por encima de la tolerancia, el gasto en secado representa hasta el siete por ciento de su valor. 

Grano dañado

La humedad y el deterioro de la calidad de los granos han sido los principales indicadores sobre los que han puesto la lupa los productores al momento de decidir la cosecha de soja en esta campaña. El avance en la recolección lleva un atraso de más de 20 días, coincidente con la duración del temporal durante abril.

Los daños en granos reportados en la zona del departamento Río Primero se han observado principalmente en algunos lotes sembrados temprano, variedades de ciclos cortos, a los que el temporal agarró ya maduros y el parate en la cosecha terminó deteriorando.

“Salvo algunos lotes muy puntuales, hacía más de siete campañas que no teníamos estos problemas de calidad”, sostuvo Arinci.

Desde que Adriana Arnaldo lleva registros pluviométricos en la zona, el mes pasado ha sido el abril más llovedor en más de 20 años. “En la campaña 1993/94, se registraron ese mes 158 milímetros; después, el promedio fue de 60 milímetros para el cuarto mes del año. En abril pasado, cayeron alrededor de 130 milímetros”, precisó la asesora técnica.

El grano dañado identificado en los lotes es aquel que está afectado en su interior. “A primera vista hubo una percepción del daño mucho mayor; cuando se analizaba el daño en su interior, el impacto fue menor”, explicó Arinci.

Por lo general, el análisis del grano lo realiza el acopio. Si los valores están dentro del cinco por ciento de tolerancia de grano dañado, esa mercadería no bonifica, pero tampoco recibe descuento en su valor. Si la partida está por arriba de ese umbral, las normas de entrega prevén que por cada punto por encima de la tolerancia se descuenta uno. Este año, los acopios y exportadores han flexibilizado la tolerancia a partir de la que comienzan las penalizaciones y en algunos casos también el descuento.

“Lo que estamos haciendo es que todos los camiones que estén por encima del cinco por ciento de daño se tomen muestras lacradas. Si tuviéramos dudas sobre la calidad, serán enviadas a la Cámara de Cereales para su arbitraje”, indicó Arinci.

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