Para evitar burlas, el rey no quiere llamarse Guillermo IV

Guillermo optó por conservar su nombre como rey de los Países Bajos en vez de hacerse llamar Guillermo IV, como hubiera mandado la tradición. Malas lenguas sostienen que así quiso evitar convertirse nuevamente en objeto de burla.
"Guillermo" es el nombre que adoptaron todos los reyes que ha tenido la monarquía holandesa desde su instauración en 1813: Guillermo I (1813-1840), Guillermo II (1840-1849) y Guillermo III (1849-1890).

Siguiendo la tradición, hubiese sido lógico que Guillermo Alejandro subiera al trono con el nombre de Guillermo IV. Oficialmente, la Casa Real holandesa explicó que la decisión de Guillermo Alejandro de no cambiar su nombre como rey refleja su deseo de imprimir un sello más personal y moderno a su reinado.

En holandés, "Guillermo" es "Willem" y los números que marcan la sucesión de los reyes son cardinales, y no ordinales como en español. La palabra "cuatro" (IV) en holandés es "vier", cuya pronunciación es muy parecido a "bier", que significa "cerveza".

Por tanto, adoptar el nombre Willem IV hubiese implicado el riesgo de que los holandeses se refiriesen a él como Guillermo Cerveza, perpetuando así el apodo irreverente de "príncipe cerveza" que el heredero del trono se había ganado en el pasado por su gran afición a la bebida fermentada de cebada.

Desde que la reina Beatriz anunciara a finales de enero su decisión de abdicar en su hijo mayor, no tardaron en aparecer en las tiendas holandesas camisetas naranja, el color nacional de Holanda, con el texto "Koning Willem Bier" (Rey Guillermo Cerveza), que se vendieron como pan caliente. Un éxito de venta que, muy a pesar suyo, apenas se ha visto afectado por la decisión de Guillermo Alejandro de no hacerse llamar Guillermo IV.

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