Un papelón con final feliz

Un papelón con final feliz

Alvarado estuvo a menos de una hora de perder los puntos, pero levantó la inhibición con lo justo. Después casi no puede utilizar los refuerzos. Al final, podrán jugar casi todos en Villa Ramallo.

Sobre la hora, sufriendo hasta último momento, así logró Alvarado destrabar la situación y poder viajar con tranquilidad a Villa Ramallo para su presentación en el Torneo Federal A, el domingo a las 16 anteDefensores de Belgrano. Alrededor de las 19, Futbolistas Argentinos Agremiados terminó de aceptar la propuesta de entregar una parte en efectivo y la cesión del dinero que le tiene que entregar la AFA. Ahí, una mini delegación del “Torito”, con Carlos Miori a la cabeza, se presentó en la calle Viamonte para armar los cinco contratos que faltaban para completar los ocho que obliga el reglamento. Y ahora están volviendo para salir hacia la sede del partido, sin algunas habilitaciones, sin los transfers internacionales, pero con la tranquilidad de que irá a jugar el encuentro y el resultado será el que se dé en los 90 minutosDemasiado bien le salió todo a Alvarado. Porque la realidad es, que con la desprolijidad que se manejó la situación, estaba todo dado para que el papelón sea aún más grande. Porque más allá que se haya encontrado una solución, el día que vivió el “Torito” fue un papelón y habrá que tomar determinaciones y ver los pasos a seguir porque se tocó fondo. Que el resultado obtenido en las negociaciones contra reloj en Buenos Aires haya sido positivo, más por la intermediación del presidente de la Liga Marplatense de Fútbol Roberto Fernández que por el propio accionar de la dirigencia albiazul, no tapa lo vivido en las últimas horas. Los dirigentes sabían que no había mañana y el viernes era el último día para levantar la inhibiciónque pesaba sobre el club en Futbolistas Argentinos Agremiados, para después poder meter los contratos que faltaban en AFA y poder viajar a Villa Ramallo a jugar el partido con la ilusión de traerse los tres puntos, y no ir con un plantel diezmado y sabiendo que pasara lo que pasara en los 90 minutos de juego, en la tabla de posiciones seguiría teniendo cero puntos. Con lo justo, con un dinero en efectivo y la cesión de los derechos que le corresponden de la AFASergio Marcchi y compañía dieron el brazo a torcer y sacaron la medida. El primer paso estaba cumplido, pero todavía faltaba la otra parte. Había que presentarse en la Asociación del Fútbol Argentino, comprar los formularios de contrato correspondientes, llenarlos, firmarlos y presentarlos antes de las 20 que cerraban las oficinas. Corriendo, allá llegaron el técnico Carlos Miori con cinco jugadores para poder rubricar la firma y que todo quedara resuelto de una vez por todas. Ramiro Jorge, Alejandro Carrizo, José Sargdon, Braian Cortadi y Federico Moreno, fueron los que se sumaron a los mellizos Matías y Leonardo Gogna y Aldo Suárez, para los ocho contratos que exige el reglamento de la categoría. Si bien todos respiraron tranquilos, al rato llegó la información de que no habían ingresado a tiempo y que más allá de poder presentarse a jugar el primer partido por los puntos, no podría utilizar a ninguno de los refuerzos que habían llegado para este torneo. La rectificación no se hizo esperar, los contratos estaban asentados en AFA y Carlos Miori podría poner el equipo que tenía pensado. O al menos una gran mayoría de ellos, porque los transfers de Federico Moreno (Chile) y Leandro Depetris (Italia) todavía no tocaron suelo argentino, y las habilitaciones de Arsenal y UAI Urquiza para que Facundo Márquez y Alberto Alarcón, respectivamente, puedan ser utilizados, estaban en el país perotampoco llegaron a la AFA, por lo que ninguno de los cuatro pudo ser incluido en la delegación. Los dirigentes son los principales responsables de esta situación. Porque si bien lo terminaron solucionando bastante bien, las respuestas llegaron demasiado tarde. Tener que esperar hasta el último día, que jugadores deban viajar a Buenos Aires el mismo día que por la noche tengan que emprender el viaje hacia Villa Ramallo, es una cosa que no tiene explicación ni justificación alguna.Se dejaron estar, no encontraron las soluciones pensadas y terminan pagando el último día, con una desprolijidad que costará caro en la opinión pública y, ojalá, no haga mella en el resultado deportivo.

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