El Papa de todos

El Papa de todos
Gustavo Sylvestre.

El Papa volverá a Buenos Aires este año, antes que termine el 2013. Si bien nadie lo admitió públicamente y sólo la Presidenta informó que lo invitó oficialmente, ya se trabaja en fijar la fecha de la visita oficial que Francisco les confirmó. Será en los próximos meses. “Tal vez antes de lo que todos prevemos”, se entusiasmó una fuente de la delegación oficial.

El Papa sólo ha confirmado -hasta el momento- su presencia en la Jornada Mundial de la Juventud en julio próximo en Brasil. Como ese encuentro será de varios días y muy intensos, se descarta que se pueda unir la visita a nuestro país.

También se podría analizar, por parte del Vaticano, no llegar en el medio del proceso electoral argentino, para no dejar ninguna duda respecto a que Francisco es el Papa de todos. O sea que la fecha será “antes de Julio o después de octubre”.

“La Presidenta está feliz, como hace mucho tiempo no se la veía, y quedó muy emocionada por el almuerzo con el Papa, como con la ceremonia de inauguración del papado”, destaca una fuente de la delegación argentina, quien además destaca el nivel del encuentro a solas que mantuvieron. “Ambos saben construir para adelante y así será. Se abre una nueva etapa que la Presidenta está dispuesta a llevar personalmente... Las cosas que se dijeron quedarán para ellos, pero ella estaba muy contenta con el nivel del encuentro”, agregan.

La delegación argentina celebró el gesto del Papa, inusual de un almuerzo, y se sorprendieron con el mismo. “Cuando se empezó a conversar con las autoridades vaticanas de la posibilidad del encuentro, de inmediato se respondió que sí, que el Papa recibiría especialmente a la Presidenta de su país... pero cuando llegó la invitación al almuerzo por parte del propio Francisco, vimos un gesto político inmenso por parte de Su Santidad”.

Político al fin, y construyendo las bases de su papado en base a gestos revolucionarios para la Iglesia, y en conceptos que hacía tiempo no se escuchaban en el Vaticano, el Papa Francisco le obsequió a la Presidenta el libro que contiene las conclusiones del Encuentro de Obispos de América Latina de Aparecida, que el CELAM editó y distribuyó para su conocimiento; “‘para que pesque un poco en que andamos los padres latinoamericanos”, le dijo. Y tuvo dos objetivos: que la Presidenta se informe sobre que bases conceptuales basará su papado, pero también para echar por tierra con algunas versiones periodísticas, surgidas desde el propio kirchnerismo que indicaban que Francisco lucharía contra los populismos de América Latina, nada más alejado de la realidad.

Fue la propia Presidenta la que mandó a parar cualquier tipo de ataque contra la figura del Papa, como ocurrió por parte de algunos militantes del kirchnerismo en las horas posteriores a su nombramiento. “La paran contra Bergoglio”, dicen que fue la orden que impartió la Presidenta cuando comenzaba a crecer la devoción por el Papa argentino. “Hizo lo que tenía que hacer y lo hizo muy bien”, reconoce una figura de la oposición, que además destaca como muy inteligente por parte de la Presidenta haber pedido por Malvinas ante el Santo Padre. “El habló públicamente de Malvinas, dijo en una homilía sobre las Islas y la guerra, de quien van a ser las islas sino de Argentina?... y puede ayudar a a que se cumplan las resoluciones de ONU para que se restablezca el dialogo... La verdad, los isleños no pudieron sacar provecho del referéndum trucho que hicieron, porque los ha opacado mundialmente esta noticia”, agrega el dirigente opositor.

Pero aunque nunca se haya dicho públicamente, Bergoglio siempre le reconoció íntimamente a la Presidenta que no diera luz verde a los distintos proyectos a favor del aborto que se presentaron en la Cámara de diputados y que se avanzara sólo en lo que ya se fija en la ley.

“Ella si lo hubiera querido hacer, con el poder que tiene, hubiera dado luz verde para el aborto, y nunca lo hizo, y es un gesto”, reconoce un laico con llegada al ahora Papa.

El Papa Francisco marcó la cancha política desde el inicio. Con el gesto contundente de almorzar por más de dos horas con la Presidenta, dejó atrás recelos mutuos, si es que alguna vez los hubo, y le dejó en claro a la Presidenta que él, fiel a lo que representa, no tiene rencores. Y a la oposición argentina les envió un mensaje directo: soy el Papa de todos, no de ustedes.

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