El Papa aseguró que "lo tachan de comunista" por defender los derechos de los excluidos

En una cumbre con los "excluídos del mundo", en la que participó el presidente Evo Morales, Francisco recordó que se trata de derechos sagrados. Y pidió superar "el asistencialismo paternalista".

En un vibrante alegato de esperanza y denuncia en el que desarrolló su visión de la doctrina social de la iglesia, Francisco exhortó a los representantes de 150 organizaciones de base, entre ellas varias argentinas, a "continuar luchando para que todas las personas tengan acceso a la tierra la vivienda y el trabajo".

El Papa alzó la voz y afirmó: "Digamos juntos desde el corazón: ¡Ninguna familia sin vivienda!, Ningún campesino sin tierra! ¡Ningun trabajador sin derechos! ¡Ninguna persona sin la dignidad que da el trabajo!".

Francisco dijo que la solidaridad, que encarnan los movimientos populares, deben "afrontar los efectos destructivos del imperio del dinero" y recordó que por el hecho de hablar de estos dramas lo tachan "de comunista", aunque "el amor por los pobres está en el centro del Evangelio y no responde a ninguna ideología".

El presidente de Bolivia, Evo Morales, ha llegado a Roma para ver a Jorge Bergoglio y participar del encuentro "de los excluídos de todo el mundo", que fue organizado también por el Consejo de Justicia y Paz y la Academia Pontificia de las Ciencias Sociales del Vaticano.

Entre los miembros del comité organizador está Juan Gravois acompañado de Diego Sebastián López, ambos dirigentes del Movimiento de los Trabajadores Excluídos.

También participa Esteban Castro de la Confederación de la Economía Popular; Sergio Sanchez, el líder de los cartoneros y reclicladores; Deolinda del Valle Carrizo, del Movimiento Nacional Campesino Indígena; Luis Maidana, del Movimiento Nacional de Empresas Recuperadas y Natalia Mokina, de la Corriente Villera Independiente.

"Tierra, casa y trabajo son derechos sagrados: ésta es la Doctrina Social de la Iglesia!", enfatizó Jorge Bergoglio.

Agregó que "es un crimen que millones de personas sufran hambre mientras la especulación financiera condiciona el precio de los alimentos, tratándolos como cualquier otra mercadería".

Francisco lanzó una exhortación a continuar "la lucha por la dignidad de la familia rural".

Un espacio especial de su mensaje lo dedicó el Papa argentino a los que viven sin una casa. "Hoy vivimos en ciudades inmensas que se muestran modernas, orgullosas y vanidosas. Ciudades que ofrecen numerosos lugares" para una minoría feliz", pero que "niegan la casa a millares de nuestros vecinos, comprendidos los niños".

"Vivimos en ciudades que construyen centros comerciales y abandonan una parte de sí a los márgenes, en las periferias".

Bergoglio advirtió que "no existe una pobreza material peor de aquella que no permite ganarse el pan y priva de la dignidad del trabajo".

Citó el caso de los jóvenes desocupados y destacó que esa situación no es inevitable, sino el fruto "de una opción social, de un sistema económico que pone los beneficios por delante del hombre", de una cultura que descarta al ser humano "como un bien de consumo".

Improvisando, Francisco denunció que los más descartados son niños y ancianos, pero ahora además está el descarte de los jóvenes con millones de desocupados. En algunos países, supera el 50%.

"Hoy deseo unir mi voz a la de ustedes y acompañarlos en su lucha". "Aquí hay cartoneros, vendedores ambulantes, mineros, campesinos a los que se les impide el derecho al trabajo y la posibilidad de sindicalizarse, el derecho a una remuneración digna y a la seguridad social", agregó el Papa.

Destacó con tono dramático: "¡Cuánto sufrimiento, cuánta destrucción, cuánto dolor! Hoy se eleva de todas las partes de la tierra, en todos los pueblos, en cada corazón y en los movimientos populares el grito de paz: ¡Nunca más la guerra!".

Bergoglio acusó a "un sistema económico centrado en el dinero, del cual derivan efectos destructivos como el cambio climático y la desforentación".

Francisco recordó que está preparando una Encíclica sobre la ecología, asegurando que las preocupaciones de los movimientos populares estarán presentes en el documento. "Se rinde un culto idolátrico al dinero y se globaliza la indiferencia. El mundo se ha olvidado de Dios que es padre y ha quedado huérfano porque ha puesto a Dios de lado".

El Papa exhortó a los movimientos populares a cambiar este sistema "a construir estructuras sociales alternativas". "Hacerlo con coraje y también con inteligencia, con tenacidad y sin fanatismo, con pasión pero sin violencia".

Francisco dijo que los movimientos populares expresan la necesidad urgente "de revitalizar nuestras democracias porque no se puede imaginar un futuro para una sociedad sin la participación protagonista de la gran mayoría de las personas".

Hay que superar "el asistencialismo paternalista" creando "nuevas formas de participación que incluyan a los movimientos populares y sus torrentes de energía moral", concluyó el Papa.

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