400 palos en Pujol y 400 golpes en Movediza

400 palos en Pujol y 400 golpes en Movediza
Horas antes de la llegada de Diego Bossio y Daniel Scioli a Tandil para dar inicio a la obra de 650 viviendas del Programa Procrear para familias sin terreno, el Gobierno local encabezó un nuevo desalojo en Movediza. Una familia que ocupaba una de las casas del Plan Federal, con tres hijos pequeños, fue sacada del hogar junto a todos sus muebles.
Las dos ciudades. Bien claras, bien alejadas, en una postal inmejorable para tomar conciencia del juego de las diferencias que se desarrolla en Tandil. Horas antes del comienzo del proyecto habitacional más importante de la historia de la ciudad, una familia sin más recursos que los muebles que entran en la caja de una camioneta quedó en la calle.

El desalojo lo encabezó la Policía ante las autoridades de Desarrollo Social que son demandantes ante la Justicia de este procedimiento. A cambio, a la familia se le ofrece un alquiler por tres meses en una estructura de planchones. Es decir, la nada misma. En tres meses serán una familia más en la calle.

A la desesperación de la familia integrada por dos adultos y tres pequeños se sumaron los vecinos que intentaron evitar el desalojo. Fueron apaleados. La Policía golpeó y esposó a los defensores de la familia desalojada. Bajo la lluvia, en medio del dolor de los echados y bajo la mirada atenta de las autoridades de Desarrollo Social, los muebles fueron cargados a una camioneta municipal. Entraron todos, sin problema. Eran pocos, eran todo lo que tenían.

La solución municipal a esa familia arrancada de la construcción tomada y refaccionada mínimamente para poder vivir es apenas un engaño: alquiler por tres meses subsidiado por la Municipalidad. El mecanismo es negocio sólo para algunos funcionarios del área. Días atrás la Justicia desbarató aun grupo que inventaba “alquileres truchos” desde adentro de Desarrollo. El mecanismo se presta por su volumen y descontrol. Rinde sus frutos en todo sentido. También en el electoral. Cientos de familias dependen, mes a mes, al ir a pedir por favor la renovación.

Mientras tanto, a pocas cuadras de ese desalojo, el Anses financiará a más de 600 familias tandilenses sin terreno su vivienda propia. Son familias con pocos recursos, pero con trabajo estable, que se acomodan a una cuota baja.

Estará Lunghi festejando la obra, peleando los centímetros de la foto, hablando, como de costumbre, de lo que es “correcto”, la “democracia” y los “no colores partidarios”. Mientras tanto una familia nuevamente conocerá el destierro y la calle. La contracara de los que tendrán la oportunidad hoy de empezar a construir su sueño.

Tal vez pocos recuerden lo sucedido en Movediza, pero vale la pena memorarlo para entender que en algún momento hubo una oportunidad para esa familia desalojada. Para esa y otras decenas. Y que el “purismo” radical lo frustró. Esa pasión por lo “correcto” que se exclama hacia afuera y hacia adentro se ignora. Y que últimamente la Justicia investiga y sentencia.

Cuando ocurrió la toma de parte de las viviendas del Plan Federal, la obra que ya venía con atrasos financieros se paralizó completamente. No se podía seguir si las casas en las que debía trabajar la empresa estaban tomadas. Luis Bontempo, titular de Viviendas de Nación –hoy fallecido y por ese entonces en pleno tratamiento contra el cáncer- vino a Tandil a pedido de Diego Bossio y ofreció una alternativa para salir rápidamente del problema: otorgar 100 viviendas más al Plan, dejar a las familias ocupantes, ayudarla terminar con la obra inconclusa, y seguir con la obra. Las nuevas viviendas otorgadas iban a resarcir a las familias que habían sido sorteadas y habían visto ocupada su construcción.

Bontempo denunció extraoficialmente que había sido “extorsionado” por los representantes del Municipio en esa negociación. Que le habían pedido otras 250 viviendas a cambio de dejar a los ocupantes en sus lugares. Era el costo de dejar a un lado la “corrección” del sorteo público.

No hubo acuerdo y el Municipio salió a plantear su oposición al razonamiento del Gobierno nacional desde el púlpito de “la moral y las buenas costumbres”. No podía permitir ese “atropello” a la legitimidad, ese ejemplo de usurpación (aunque en muchos otros casos la usurpación de terrenos residenciales haya favorecido a no pocos de sus funcionarios), ese atropello al vecino que se había sometido cívicamente al sorteo público.

Y optaron por la judicialización, por el desalojo, por la fuerza. Hoy siguen en ese camino. El barrio parado y sacando familias, una por una.

El resultado de esa pureza exclamada pero no siempre ejercida en primera persona son 100 vivienda menos para Tandil, para familias que ni siquiera pueden acceder a un crédito para ProCreAr por accesible que sea comparados con otros créditos hipotecarios. El resultado es una familia más en la calle. No es la primera ni será la última. Los desalojos continuarán y también los palos.

En una parte de la ciudad se invierten cientos de “palos” y en otra se dan sin remordimiento sobre el lomo de los pobres, que de tan pobres han perdido hasta las buenas costumbres.

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