El padre de los hermanos baleados abandonó su barrio por amenazas de narcos

Ramón Ferrerya, padre de dos de los tres militantes del Movimiento Evita de Rosario baleados el último jueves por bandas de narcotraficantes, denunció que "los narcos fueron a su casa y lo amenazaron de muerte".
“Lo que he construido con trabajo social, mis casas, tengo que dejar todo por las amenazas de muerte”, dijo este mediodía a Canal 3 de Rosario Ramón Ferreyra, padre de Ariel y Carlos, de 19 y 21 años, respectivamente, quienes junto a Gastón Arregui (24), fueron baleados el último jueves por bandas ligadas al narcotráfico.

Los militantes fueron baledos el último jueves al quedar en medio de un tiroteo entre dos grupos de narcos que se disputaban el barrio Alberdi.

Ferreyra, que igual que sus hijos y Arregui, es militante social del Movimiento Evita y hace más de 20 años que vive en el barrio Nuevo Alberdi, denunció que el viernes pasado dos sujetos se aparecieron en su casa y lo amenazaron de muerte.

“El viernes a la tarde cuando ya había traído a mi hijos a casa con el alta médica (tras resultar baleados el día anterior) a eso de las 20 horas, dos tipos en motocicleta de unos 30 años se aparecen en mi casa para hablar conmigo”, relató el hombre, mientras un grupo de vecinos cargaba en un camión sus pertenencias para mudarse de barrio.

Comentó que los sujetos lo llevaron a un costado de la vivienda y le dijeron: “sabemos que hiciste una denuncia”, tras lo cual le pusieron "una pistola 9 milímetros" en la cabeza.

Luego lo obligaron a colocar el altavoz del teléfono celular y le ordenaron que llame al ´chino´ Rosúa (ex concejal y dirigente del Movimiento Evita), para que le diga que "levantábamos la denuncia y que estábamos arrepentidos. Rosua se da cuenta y es como que sospechó que algo pasaba”, agregó.

Concretamente, los "narcos" le dijeron a Ferreyra que si no levantaba la denuncia en la policía, le mataban a toda su familia.

Ferreyra dijo además que pese a la angustiante situación que vivió en estos últimos días, “ningún funcionario, municipal o provincial se acercó a preguntar cómo está la salud de mis hijos, cuál es mi problema. Nadie de ellos se acercó”, lamentó.

En ese contexto y mientras un patrullero se encontraba apostado frente a su casa, donde se realizaba la mudanza, el hombre reflexionó: “Qué paradoja, los narcos dieron la orden para que me vaya (del barrio), y la policía qué hace?. Custodiando que se cumpla lo que los narcos dijeron, pero para cuidarme a mí no había móviles”, se respondió.

“El día viernes me tuve que ir como una rata de mi casa escoltado por policías y acompañado por compañeros del Movimiento Evita”, dijo Ferreyra, para quien su barrio, “era tranquilo hace un tiempo”, pero ahora “gobiernan los "narcos", junto con la policía y en connivencia con el poder político”, denunció.

Según afirmó el padre de los chicos baleados, “el Movimiento Evita es el único que me está dando una mano para ver dónde nos vamos, nadie de la Provincia me llamó”, reiteró.

Los hermanos Carlos y Ariel Ferreyra, junto a Gastón Arregui, resultaron heridos el último jueves por la noche, cuando los tres quedaron en medio de una balacera entre dos grupos de narcos que se disputan el negocio de estupefacientes en el barrio Alberdi.

Arregui (de profesión albañil) presenta un balazo en su cuello, y según fuentes del Movimiento Evita los médicos que lo atienden en el Hospital Clemente Alvarez de Rosario (HE CA) “se encuentra un poco mejor y estabilizado”, aunque continúa internado.

En tanto y en el marco de la conmoción social que trajo aparejado este nuevo hecho de violencia en Rosario, el diputado provincial Gerardo Rico, del Movimiento Evita, le reclamó a la provincia a través de la emisora LT8, que "asuma la responsabilidad" y que salga del planteo de que "la culpa la tiene otro".

Para el legislador “acá hay una connivencia entre narcos y sectores de la policía", ya que "si usted va a cualquier lado del barrio te dicen donde se vende (droga), quién lo consume y cómo se llama el que la vende, con nombre y apellido", denunció Rico.

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