Pablo Magnín llegó a Instituto buscando el ascenso a Primera

El delantero arribó a Alta Córdoba con la idea fija y aseguró que sólo quiere que "le vaya bien al equipo".

 

Pablo Magnín no duda: primero el equipo, segundo el equipo y tercero, de nuevo, el equipo. Proveniente de Unión de Santa Fe, el delantero llegó a Alta Córdoba con la palabra ascenso incrustada en la cabeza y no hay poder de Dios que se lo saque. Tampoco hay un deseo personal que destrone al objetivo grupal que, en realidad, trasciende los límites del plantel y el cuerpo técnico. Es, más bien, un anhelo que desvela al Mundo Instituto. Ascender o ascender.

"Si uno antepone lo personal por sobre lo grupal empieza mal. Acá la idea es que nos vaya a todos bien. Ojalá podamos ganar de entrada y que después se vayan dando las cosas. Obviamente uno quiere jugar y convertir goles, pero eso es secundario. Yo quiero que le vaya bien al equipo", dice Pablo, en una suerte de declaración de principios.

Nacido hace 24 años en Santa Fe, Magnín hizo toda su carrera en Unión, un equipo que durante mucho tiempo padeció la misma maldición que hoy parece aquejar a la Gloria, por lo que se siente autorizado a opinar al respecto. “Vengo de un equipo que también estuvo mucho tiempo sin ascender, se le complicaba las cosas, pero llegó un técnico con la idea de ascender y se ascendió, y acá es más o menos la misma situación”, compara. “El técnico tiene las cosas claras, nosotros los jugadores también. Vamos a ir por todo; yo vengo acá por cosas grandes. Ninguno de mis compañeros vino a estar de paso. Le dije a los chicos que cuando yo me vaya quiero que en el vestuario queden nuestras fotos pegadas por el ascenso”, se entusiasma.

–¿Te gustaría aparecer en una gigantografía de las que están en el pasillo del Monumental?

–Sí, ya le dije a los chicos: el 15 de noviembre van a tener que hacer espacio para que los dirigentes pongan una foto nuestra. Todos queremos ascender.

–¿Te gusta jugar con la presión de ascender?

–No sé si es presión, pero si fuera así es linda. Me gusta jugar con desafíos así.

–Además, el hincha de Instituto aplaude al que mete, pero también al que juega, ¿te puede favorecer esto?

–Sí, conozco la historia del club. Sé que la gente es exigente y le gusta que se juegue bien. Esperemos que de a poquito podamos ir mostrando buenas cosas dentro de la cancha.

–¿Sirve hacer goles en amistosos?

–Todo suma. Estoy contento por poder convertir hoy, uno vino para jugar y hacer goles. Sirve para la confianza, es como atajar un penal para un arquero, o evitar que lo desborden para un defensor. Más allá de que sea un amistoso, uno tiene que meter siempre las situaciones que tiene.

–¿Qué balance hacés de estos primeros días en Instituto?

–Lo dije varias veces: tenía varias opciones y elegí Instituto por comentarios de amigos y ex compañeros que han jugado acá y es un club grande, uno de los dos o tres más grandes de la categoría. Ojalá podamos estar a la altura de las circunstancias. Y a los que vinimos ahora, los chicos nos trataron re bien, nos acoplaron de la mejor manera y eso suma mucho. Estoy contento.

–¿Te encontraste con lo que esperabas?

–La verdad que sí, a la cancha ya la conocía, el césped está buenísimo, los vestuarios son excelente, los compañeros y cuerpo técnico nos están tratando como reyes... Quizás nos están tratando demasiado bien, no sé si merezco tanto, ja.

–¿Qué te pide Mazzola?

–Pide a los chicos de atrás que tiren pocos pelotazos y a nosotros aguantar la pelota, movernos por afuera, tirar centros y las que quedan adentro del área meterlas en el fondo de la red. Pide dos o tres cositas básicas, y después que juguemos.

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