Otro tiroteo horroriza a EE.UU.: 13 muertos en pleno Washington

Otro tiroteo horroriza a EE.UU.: 13 muertos en pleno Washington
Un hombre abrió fuego en el lugar antes de ser abatido; buscan a un cómplice
WASHINGTON.- Otra vez la paranoia y la búsqueda desesperada de motivos se instalaron ayer en Estados Unidos después de que 13 personas murieron durante una balacera en uno de los lugares más vigilados de esta ciudad: el interior de un edificio perteneciente al comando de la armada, a pocos minutos de la Casa Blanca y del Capitolio.

Los disparos, poco después de las 8 de la mañana, se prolongaron por unos 40 minutos, cuando cientos de personas que trabajaban allí quedaron expuestas mientras buscaban desesperadamente escapar de la cafetería en la que se produjo la mayor cantidad de muertes.

"¡No es un simulacro, no es un simulacro!", fue el grito que, según confesaron testigos, terminó de sacarlos del desconcierto inicial.

El incidente, aún no develado por completo, terminó con 13 muertos, entre ellos uno de los dos agresores, y por lo menos 12 heridos. El FBI identificó al agresor abatido como Aaron Alexis, un afroamericano de 34 años, oriundo de Texas, con antecedentes como contratista militar y reservista de la armada, especializado en electrónica de aviones. Habría entrado al vigilado centro naval con la identificación de otra persona.

El otro presunto atacante seguía prófugo anoche y era objeto de una intensa búsqueda. No hay muchas pistas sobre él. Según las autoridades, se sabe que también es "negro, alto, con patillas canosas" y que, en el momento del ataque, "vestía un uniforme militar", aunque eso no significa que tenga esa condición. Aparentemente, huyó en medio de la confusión.

"Seguimos buscándolo. Cualquier información, por pequeña que sea, puede servir", dijo la jefa de policía de la ciudad, Cathy Lanier, casi en una súplica.

"No tenemos idea de los motivos. Todo está bajo investigación", dijo el caer la tarde el secretario de la armada, Ray Mabus, mientras continuaba la alerta.

"No tengo motivos, tampoco, para pensar en un episodio terrorista", añadió Mabus, poco después de haber informado al presidente Barack Obama sobre el cuadro de situación. La matanza de ayer en el centro naval conocido como Navy Yard es la más grave ocurrida en Estados Unidos desde 2009, cuando un psiquiatra militar mató a 13 personas e hirió a otras 40 en Fort Hood, Texas.

Anoche seguía el rastrillaje del segundo sospechoso. Muchos recordaron entonces lo ocurrido en la maratón de Boston, en abril pasado, cuando la búsqueda de uno de los autores del ataque en esa fiesta deportiva se prolongó durante horas por la ciudad.

"Le pedimos a la gente del vecindario que no salga de sus casas y cierre sus puertas", fue la recomendación de Lanier.

El alcalde de la ciudad, Vincent Gray, se inclinó en la misma dirección. "A esta altura de los hechos, no hay un solo elemento que hable de un episodio de signo terrorista", dijo. Habían pasado 12 horas.

Poco antes, en una intervención pública, Obama también pareció decantarse por un episodio de tiradores solitarios, de los que, a menudo, ocurren en este país, si bien pidió una "investigación exhaustiva" de lo ocurrido. "Estamos ante un incidente con disparos a mansalva", dijo el mandatario, al abrir sus comentarios. Condenó luego lo ocurrido como un acto "cobarde" de una violencia que las víctimas, a las que tildó de "patriotas que saben a lo que se exponen" no esperaban, sin embargo, "experimentar en casa".

La hipótesis de los dos tiradores se nutrió en declaraciones de testigos que registraron disparos casi simultáneos en distintos lugares y pisos del edificio y distantes entre sí. "Imposible que los hiciera una sola persona", fue la conclusión.

El primer tiro se oyó cerca de las 8.15. El último, casi a las 9. Fueron 40 minutos en los que llovieron balazos de armas de distinto calibre -incluidas automáticas- a lo largo de los corredores de oficinas del cuarto piso a la planta baja de un edificio de no más de cinco.

Buena parte de los disparos ocurrieron en la cafetería del edificio, bastante poblada a esa hora, donde numerosos empleados se preparaban para empezar su rutina laboral. No hay mucha información sobre las víctimas, pero entre ellas hay civiles.

Ambos tiradores entraron sin problemas. No estaba claro anoche dónde estaban las armas: si las tomaron del edificio o si las portaron al ingresar. Se sabe que Alexis llevaba una credencial de la armada, lo que habría franqueado su acceso por los controles de seguridad. Poco después se supo que ese documento no correspondía a su identidad. Lo que no estaba claro era si el documento pertenecía a un eventual cómplice o si lo había conseguido por robo.

Hubo una serie de conferencias de prensa a lo largo del día, pero en ninguna de ellas se avanzó sobre lo que ayer era una de las principales actividades de los investigadores: revisar los videos de seguridad grabados durante el episodio.

Algo de lo que ocurrió adentro se reconstruyó con testigos. "Oí disparos de lo que parecía un arma de bajo calibre, casi de juguete. Luego, decenas de personas corrían por los pasillos. Yo también", dijo una de las empleadas.

"Disparaba con frialdad. A una persona que estaba delante de mí le disparó en la cabeza. Lo vi caer, seguramente muerto, al piso", dijo, apesadumbrado, un militar.

"Vi claramente que llevaba un rifle y que apuntaba a diestra y siniestra. Lo tuve enfrente. Cualquiera podría haber quedado en su mira. No parecía buscar un blanco específico", contó una mujer, visiblemente afectada.

BLOQUEOS

Hubo caos y bloqueos en las calles de la ciudad. Buena parte de la actividad se vio afectada. El aeropuerto Ronald Reagan suspendió sus operaciones por varias horas; las escuelas de la zona suspendieron las clases, y hasta el Senado cerró sus puertas durante varias horas. A los legisladores se les recomendó no abandonar el Capitolio por seguridad.

"Nadie entra, nadie sale", fue la orden. La Casa Blanca canceló un acto con artistas latinos como "señal de respeto" por las víctimas.

También se decidió reforzar la seguridad en varios edificios militares, como el del Pentágono, a varios kilómetros de distancia, y donde el aumento de la alerta sólo se tomó como "medida de precaución".

La zona donde se encuentra el Navy Yard quedó virtualmente liberada para que trabajaran las fuerzas de seguridad y para el paso de ambulancias. El ruido de sirenas fue una constante en una ciudad bastante acostumbrada a ellas, al igual que los helicópteros policiales sobrevolando el vecindario donde ocurrió.

La histeria creció con las horas y con la llegada de familiares de cerca de las 3000 personas que trabajan en el lugar que, apenas tuvieron noticia del ataque, se acercaron para interesarse por sus familiares. Pero tropezaron con un cordón policial que no los dejaba pasar.

Alexis se retiró de la armada, por razones que no estaban claras, en enero de 2011. Hasta entonces trabajaba en un escuadrón de apoyo logístico de la flota en Fort Worth, Texas. La armada dijo que tenía domicilio oficial en Nueva York.

La zona atacada, conocida como Edificio 197, es parte de la sede del Comando de Sistemas Navales, que construye, adquiere y mantiene barcos y submarinos de la marina norteamericana y sus sistemas de combate.

LA PRIMERA SEDE DE LA ARMADA NORTEAMERICANA

El Navy Yard fue el primer astillero militar del país

Oficina naval

El Navy Yard de Washington es el centro de tierra más antiguo de la marina norteamericana; creado en 1799, el edificio pasó de ser un astillero a centro administrativo y para las ceremonias de la armada

Centro de operaciones

Actualmente es sede de la Dirección General de las Operaciones Navales, del Centro Histórico Naval norteamericano, del Museo Naval y de numerosos comandos de la marina estadounidense

Empleados y presupuesto

Trabajan 3000 personas y tiene una asignación anual de US$ 30.000 millones

Historia

El piloto Charles Lindbergh, en 1927, aterrizó el Espíritu de Saint Louis en el Navy Yard cuando finalizó su histórico primer vuelo transatlántico

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