El otro déficit: faltan ingenieros y graduados en sistemas

El otro déficit: faltan ingenieros y graduados en sistemas

La escasez de profesionales en las llamadas disciplinas STEM (Ciencias, Tecnología, Ingeniería y Matemática) es un problema global al que la Argentina no escapa. Cada año quedan sin cubrir 5.000 puestos en el sector del software, mientras siete de cada 10 industrias tiene dificultades para reclutar técnicos e ingenieros.

El ministro de Ciencia y Tecnología, Lino Barañao, no anda con vueltas: para llevar el presupuesto de su área al 1% del PBI, como prometió el presidente Mauricio Macri durante su campaña, "habría que duplicar el número de graduados en disciplinas científicas básicas y aplicadas", dice. Pero también habría que expandir y multiplicar vocaciones. Carreras como Meteorología y Ciencias del Clima, fundamentales para adaptar la infraestructura y la producción del país al fenómeno imparable del cambio climático, tienen más becas disponibles que postulantes interesados.

No es todo. Cada año quedan sin cubrir 5.000 puestos en la industria del software por falta de profesionales, señalan en la Cámara del Software y Servicios Informáticos (CESSI). El sector emplea a 90.000 personas y representa una de las principales exportaciones de valor agregado, con un crecimiento del 10 % anual, pero "la matrícula en carreras de sistemas quedó estacanda en 20.000 y se reciben 4.000 por año, cuando la industria requiere el doble", destaca Santiago Ceria, director Ejecutivo de la Fundación Sadosky.

El número de vacantes sólo incluye a las empresas del sector, pero sería mucho mayor si se computan otros rubros como banca, farma, alimentos y prácticamente todas las actividades que involucran software.

Esta "escasez de talento" se refleja en problemas crecientes a la hora de contratar perfiles técnicos y de ingeniería. Según la Fundación Observatorio Pyme, en diciembre del año pasado el 78% de las industrias tuvieron una dificultad media o alta para contratar técnicos y el 65% para reclutar ingenieros. El nivel de dificultad aumentó en la última década (en 2005 era de 66 y 41% respectivamente).

En la Argentina, hay un ingeniero cada 6.000 habitantes, mientras que en Brasil, hay uno cada 4.000 y en Alemania, uno cada 2.000, según datos del Consejo Argentino de Ingenieros (CAI).

Desfasaje vocacional

Desde hace años, las carreras más demandadas por el mercado (ingenierías y tecnicaturas) no coinciden con las más elegidas por los estudiantes (carreras humanísticas y sociales), según se desprende de un estudio realizado por la Universidad Kennedy.

Según la Secretaría de Políticas Universitarias del Ministerio de Educación, entre 2003 y 2013 el número de graduados de ingeniero pasó de 4.100 a 5.500 por año.Sin embargo, la reactivación industrial de la última década impulsó una demanda de ingenieros que supera a la oferta disponible. Por eso en su viaje a Italia a principios de este año, el presidente Macri destacó que la Argentina podría recibir 4.000 ingenieros por año provenientes de ese país.

Con todo, en 2015, por primera vez, hubo más inscriptos al ciclo básico común (CBC) de la UBA para carreras de ingeniería que para carreras de sociales. Sin embargo -advierte Horacio Salgado, decano de la Facultad de Ingeniería (FIUBA)- "aún no se cumplen las metas porque la matrícula sigue siendo baja, sobre todo en ramas como alimentos, naval, mecánica y eléctrica. Además, lo que hay que incrementar es el número de graduados. Hoy hay 3.000 ingresantes pero con alta deserción. Se reciben 600 por año y el 50% de los estudiantes no cursa como corresponde", confiesa.

Para Guillermo Oliveto, decano de la UTN Buenos Aires, "hoy faltan ingenieros en todas las especialidades. En algunas, como la textil y la naval, hay pleno empleo para los que se reciben. En sistemas hay más caudal de alumnos, pero la industria los absorbe antes de graduarse". "Hoy la tasa de graduación es del 25%, sin tener en cuenta cuánto tarda cada alumno en recibirse". El decano de la UTN propone "promover el ingreso de estudiantes, pero también cualificar al profesional, que hoy requiere, además de la formación técnica, una visión estratégica y de desarrollo sostenible, capacidad de integrar y liderar equipos interdisciplinarios y vocación por innovar".

Adecuar carreras y programas

En los últimos años se han implementado varias iniciativas para achicar la brecha entre las demandas del mercado y la oferta académica. "Nos tenemos que acercar a las empresas, como hacen las universidades privadas" -confiesa Salgado, de la FIUBA. En este sentido, destaca el programa de colaboración de su facultad con la organización Techint, a través de las becas Paolo Rocca, y con YPF, junto a quien están desarrollando la carrera de Ingenería en Petróleo. Asímismo, se están ultimando detalles junto al ministerio de Educación para ofrecer Ingenería Ambiental y Biomédica, que son "carreras con alta demanda en el futuro cercano".

En el Instituto Tecnológico de Buenos Aires (ITBA), "funciona un comité asesor con profesionales externos que brindan a los directores de carrera información en cuanto a las tendencias curriculares, actividades de innovación y perfiles profesionales más demandados", destaca José Luis Roces, rector de la institución, que a su oferta de nueve carreras de Ingeniería, acaba de sumar "Bioingeniería, con muy buena repercusión, ya que combina biología, informática y tecnología", destaca Roces.

En el ámbito del software, las compañías agrupadas en CESSI llevan adelante, junto con Fundación Sadosky y las universidades, diversos programas para incentivar vocaciones y graduaciones, y adecuar la oferta educativa a los avances tecnológicos. Uno de sus proyectos es crear 20 tecnicaturas universitarias en áreas de avanzada como "curaduría de contendios digitales, gestión de gobierno electrónico, minería de datos, dómotica o diseño 3D".

Pablo Sametband, socio de la desarrolladora de software, Baufest, advierte: "A la demanda de perfiles de informática hoy se suman otros, como el de experiencia del usuario y ciencia de datos".

"Tenemos un doble desafío -resume Guillermo Willi, CPO (Chief People Officer) de Globant, una de las exportadoras de software argentino que cotiza en Nasdaq: "Hay que contarles a los chicos que estudiar software no sólo es para nerds, y después motivarlos para que terminen la carrera".

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