Otra vez el burro al trigo

Otra vez el burro al trigo

POR ROBERTO GARRONE. Hernán Mourelle insiste con aplicar una tasa municipal a las empresas exportadoras, mayormente pesqueras. Fracasó el año pasado pero ahora presentó otro proyecto para reformar la Ordenanza Fiscal. Busca recaudar casi 5 millones de dólares.

A contramano del discurso presidencial que fomenta la baja de impuestos y costos adicionales en la cadena logística del comercio exterior para permitir mayor competitividad de los productos nacionales en el mundo, de modo que las empresas puedan crecer y generar más empleo, Hernan Mourelle volvió a pisar el verde trigal.

El Secretario de Economía y Hacienda del intendente Carlos Arroyo propuso modificar la redacción de la ordenanza fiscal para que las empresas exportadoras radicadas en el Partido de General Pueyrredon tributen la Tasa de Seguridad e Higiene.

No es la primera vez que Mourelle apela a estrategias confiscatorias para alimentar las anémicas cuentas municipales que dependen del financiamiento que llega de Nación y Provincia. Entre el 2016 y 2018 ambas jurisdicciones aportaron entre el 45% y el 48% del total de gastos de cada ejercicio, según reflejó Daniel Pérez esta semana en La Capital.

Docente y ex Secretario de Hacienda de la gestión anterior, Pérez aporta un dato relevante. “La previsión del Incremento de Pasivos en el proyecto de presupuesto alcanza los $1.736 millones, es decir un 15,3% del total de los recursos municipales de 2019”.

Con la sutileza que puede exhibir un elefante en un bazar, Mourelle el año pasado abrió frentes de batalla no solo con la pesca sino con otros sectores productivos de la ciudad. El objetivo siempre fue el mismo: aplicar nuevos tributos, subirlos o quitar excepciones. Así desfilaron las quejas de los empresarios teatrales, colegios profesionales y productores rurales.

La reforma de la ordenanza fiscal ya tomó forma de proyecto de ordenanza y circula entre algunos concejales del bloque oficialista (?). Dispone que las empresas paguen Seguridad e Higiene no solo por las ventas que realizan en el mercado interno sino también por la facturación que obtengan por las ventas en el exterior.

Las alícuotas son tres: 0,6%, 0,8% y 0,9%, según el nivel de facturación. A la industria pesquera, principal sector exportador de la ciudad y la zona, se le aplicaría el 0,6% en base al 66% de la facturación de las exportaciones.

Es complicado saber con exactitud el nivel de exportaciones y facturación de manera discriminada. Pero vamos a intentar determinarlo. Por el puerto local el año pasado salieron algo más de 100 mil toneladas como carga exportadora. Más del 95% es de origen pesquero.

Pero por el puerto solo sale el 44% de las exportaciones locales. El resto por Buenos Aires y mucho por camión hacia Brasil. Supongamos que el 56% restante represente 220 mil toneladas.

Nos enfocamos solo en la pesca y tenemos unas 210 mil toneladas por las Mourelle pretende cobrar el tributo municipal. Para tener una idea aproximada falta determinar el valor de esa carga.

Si tomamos el precio promedio de las exportaciones pesqueras el año pasado (4159 dólares la tonelada)… “no saques más cuentas, olvídate, es un delirio”, me dice un empresario exportador luego de la botadura del “Madre María”, en gradas de Astillero Contessi, mientras elige entre empanada de carne o jamón y queso que sirven en el ágape.

“Los municipios no están facultados para gravar operaciones de comercio exterior, ya se lo explicamos una vez”, agregó, ya con la boca llena.

Tal vez Mourelle se crea con poderes renovados que lo ubican en un nivel superior, autárquico a toda legislación vigente y en condiciones de lograr el objetivo. Hasta ahora su colección de mayores aciertos para mejorar las cuentas se limita a inflar como un globo las tasas municipales. Y a la subejecución presupuestaria.

“No podes cobrar una tasa sin que haya una contraprestación de servicio. Lo hacen para la tribuna, saben que es inconstitucional y ya le avisamos que si sale aprobada vamos a la justicia y se cae”, amplió el industrial mientras miraba con qué seguir.

Estaría bueno que antes de pensar en nuevos tributos, la Municipalidad pueda mejorar el desastroso estado de las principales calles por donde transita la industria pesquera. Que asuma un rol más activo ante la Subsecretaría de Pesca y el Consejo Federal Pesquero para que se recupere la actividad en tierra de la mano del pescado fresco parece una batalla completamente perdida.

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