Los Oscar, como un Mundial

Los Oscar, como un Mundial

Por séptima vez en la historia, hay un film argentino nominado al rubro de Mejor película de habla no inglesa. Las estadísticas y chances.

Está lejos de ser un Mundial, aunque por momentos se vive como tal. La nominación a la película extranjera, cuando hay una argentina entre sus candidatas, suele seguirse un poco como a la Selección cuando compite por la Copa del Mundo. Es decir: no importan tanto los argumentos que den los especialistas a favor o en contra de sus méritos artísticos, sino que lo importante es que "la argentina" gane. Y no es que esté necesariamente mal o bien. ¿O el hecho de llevarse la estatuilla es indicativo directo de su valor? Lo repiten hasta el cansancio los mismos críticos de cine: ganar el Oscar no hace a una película mejor de lo que es. Por eso, cuando compite una argentina, el anhelo colectivo suele ser siempre el mismo: que lo gane.

Y este año, donde el rubro tiene a Relatos salvajes entre una de las cinco nominadas, no es la excepción: muchos empezaron a echarle el ojo a sus competidoras desde el mismo momento en que se supo la gran noticia de que el film rompe-records de Szifron había quedado elegida. ¿Cuál era la favorita, la rival a vencer? ¿Y cuál la revelación, la posible "tapada" que podría llegar a aguarnos la fiesta? ¿Cuál era –como en los Mundiales de fútbol– la "Cenicienta del Grupo", la que en teoría no tiene ninguna chance de ganar, pero andá a saber si lo logra?

HISTORIA. En principio, hay que decir que de las cinco candidatas no hay casi ninguna que haya surgido de los llamados países centrales. Es cierto, está la rusa Leviathan y también hay aportes franceses para la mauritana Timbuktú. Pero no aparecen los films alemanes, españoles, holandeses, canadienses o franceses que suelen ser los que a priori (por mayor cercanía cultural de sus cinematografías con los hábitos culturales de los jurados), arrancan con ventaja para ganar. 

De hecho, lo dicen las estadísticas, esa herramienta tan cara a los Mundiales: desde 1956, año de instauración del premio a "Mejor película de habla no inglesa" (denominación oficial para la comúnmente conocida como "Mejor película extranjera"), se entregaron 66 estatuillas, de las cuales nada menos que 54 fueron para países europeos (lidera la tabla Italia con 14 premiaciones) y apenas 12 para el resto. O sea, nada menos que 82% para Francia, Italia y Cía.

Bajo esta perspectiva, que no tiene en cuenta lo artístico sino la siempre fría dictadura de los números, el rival a vencer para Relatos salvajes sería Leviatán, la rusa, que proviene de un país con cuatro estatuillas y 15 nominaciones en su haber. Ni Mauritania, ni Estonia ni tampoco –extrañamente– Polonia (que ya lleva diez nominaciones) obtuvieron nunca un Oscar. 

En contraste, la película de Szifron cuenta con una cinematografía que ya obtuvo dos premiaciones (La historia oficial, de Luis Puenzo en 1985, y El secreto de sus ojos de Juan José Campanella, en 2009) y otras cuatro nominaciones: La tregua (Sergio Renán,1975), Camila (María Luisa Bemberg, 1984), Tango (Carlos Saura, 1999, y El hijo de la novia (Campanella, 2002).

QUIÉN ES QUIÉN. Como también ocurre en el Mundial, no todo es cuestión de números o antecedentes. En las películas, aunque estemos hablando del premio que más atención pone en la industria y el star-system, la historia también cuenta. Y lo mismo el guión, los actores, la dirección, la estética y –muy importante– el contexto.

En ese sentido, es impactante el recorrido que viene trazando la polaca Ida, de Pawel Pawlikowski. Rodada en blanco y negro, relata la historia de una novicia (Ida) que antes de convertirse en monja decide visitar a su único familiar vivo: una tía, jueza del comunismo polaco, que le volverá al presente una historia de complicidad que preferiría nunca haber conocido. Competidora recurrente de los festivales europeos, Ida tiene en su haber el haber derrotado a Leviatán (también nominada) y a la última de Lars von Trier (Nymphomaniac).

Y hablando de Leviathan: la máxima favorita (junto con Ida) de llevarse la estatuilla no está exenta de polémicas (al igual que Relatos salvajes), porque la película de Andréi Zviáguintsev tiene como foco la corrupción de los estamentos gubernamentales rusos en tiempos de Putin, algo que provocó la reacción de sectores nacionalistas y religiosos ortodoxos rusos. Con la idea de reversionar el Libro de Job (presente en el Antiguo Testamento), el film cuenta la historia de un hombre que lucha contra un alcalde corrupto que quiere su pedazo de tierra y se encuentra con la inesperada resistencia del hombre común pero decidido.

En sintonía, la estonia Mandarinas cuenta la historia de los últimos habitantes de una aldea estonia en la que sólo quedan un carpintero, un recolector de mandarinas y el médico rural. Cada uno hace su vida de la forma más normal posible, entre el peligro de la guerra que les rodea y el asombro de los distintos milicianos que cruzan la aldea. Pero la llegada de dos combatientes de distinto bando, heridos en la misma escaramuza (un checheno y un georgiano) a los que ayudan de manera diferenciada, los pone en inesperada contradicción. Con aportes georgianos (desde siempre un país amigo de Estonia por compartir ambos un mutuo rechazo al centenario totalitarismo ruso), Mandarinas se perfila como "la tapada". Claramente no es favorita, pero bien podría dar el batacazo si los planetas llegaran a alinearse.

¿Y la Cenicienta de las nominadas? Claramente es Timbuktú, el film mauritano que aborda el tema del integrismo islámico en su más cruda acepción. O sea, el de la prohibición total. Caracterizada en un pueblo desértico donde no sólo está prohibido fumar, o tener sexo fuera del matrimonio o ver una película de Bruce Willis, sino que tampoco se puede jugar al fútbol, escuchar cualquier tipo de música o incluso respirar, si esa respiración tiene algún parecido con Occidente. Heroica, cruda, impactante, la película del mauritano Abderrahmane Sissako tiene el gran mérito de estar contada desde "adentro" (o sea, sin prejuicios eurocentristas) y de meter el dedo en la llaga. Es la que menos tiene chances de ganar. Pero, al mismo tiempo (y de la masacre de Charlie Hebdo a esta parte), la que toca el tema más sensible para los corazones occidentales de hoy. ¿Quién ganara? El domingo lo sabremos.  «

 

Está lejos de ser un Mundial, aunque por momentos se vive como tal. La nominación a la película extranjera, cuando hay una argentina entre sus candidatas, suele seguirse un poco como a la Selección cuando compite por la Copa del Mundo. Es decir: no importan tanto los argumentos que den los especialistas a favor o en contra de sus méritos artísticos, sino que lo importante es que "la argentina" gane. Y no es que esté necesariamente mal o bien. ¿O el hecho de llevarse la estatuilla es indicativo directo de su valor? Lo repiten hasta el cansancio los mismos críticos de cine: ganar el Oscar no hace a una película mejor de lo que es. Por eso, cuando compite una argentina, el anhelo colectivo suele ser siempre el mismo: que lo gane.

Y este año, donde el rubro tiene a Relatos salvajes entre una de las cinco nominadas, no es la excepción: muchos empezaron a echarle el ojo a sus competidoras desde el mismo momento en que se supo la gran noticia de que el film rompe-records de Szifron había quedado elegida. ¿Cuál era la favorita, la rival a vencer? ¿Y cuál la revelación, la posible "tapada" que podría llegar a aguarnos la fiesta? ¿Cuál era –como en los Mundiales de fútbol– la "Cenicienta del Grupo", la que en teoría no tiene ninguna chance de ganar, pero andá a saber si lo logra?

HISTORIA. En principio, hay que decir que de las cinco candidatas no hay casi ninguna que haya surgido de los llamados países centrales. Es cierto, está la rusa Leviathan y también hay aportes franceses para la mauritana Timbuktú. Pero no aparecen los films alemanes, españoles, holandeses, canadienses o franceses que suelen ser los que a priori (por mayor cercanía cultural de sus cinematografías con los hábitos culturales de los jurados), arrancan con ventaja para ganar. 

De hecho, lo dicen las estadísticas, esa herramienta tan cara a los Mundiales: desde 1956, año de instauración del premio a "Mejor película de habla no inglesa" (denominación oficial para la comúnmente conocida como "Mejor película extranjera"), se entregaron 66 estatuillas, de las cuales nada menos que 54 fueron para países europeos (lidera la tabla Italia con 14 premiaciones) y apenas 12 para el resto. O sea, nada menos que 82% para Francia, Italia y Cía.

Bajo esta perspectiva, que no tiene en cuenta lo artístico sino la siempre fría dictadura de los números, el rival a vencer para Relatos salvajes sería Leviatán, la rusa, que proviene de un país con cuatro estatuillas y 15 nominaciones en su haber. Ni Mauritania, ni Estonia ni tampoco –extrañamente– Polonia (que ya lleva diez nominaciones) obtuvieron nunca un Oscar. 

En contraste, la película de Szifron cuenta con una cinematografía que ya obtuvo dos premiaciones (La historia oficial, de Luis Puenzo en 1985, y El secreto de sus ojos de Juan José Campanella, en 2009) y otras cuatro nominaciones: La tregua (Sergio Renán,1975), Camila (María Luisa Bemberg, 1984), Tango (Carlos Saura, 1999, y El hijo de la novia (Campanella, 2002).

QUIÉN ES QUIÉN. Como también ocurre en el Mundial, no todo es cuestión de números o antecedentes. En las películas, aunque estemos hablando del premio que más atención pone en la industria y el star-system, la historia también cuenta. Y lo mismo el guión, los actores, la dirección, la estética y –muy importante– el contexto.

En ese sentido, es impactante el recorrido que viene trazando la polaca Ida, de Pawel Pawlikowski. Rodada en blanco y negro, relata la historia de una novicia (Ida) que antes de convertirse en monja decide visitar a su único familiar vivo: una tía, jueza del comunismo polaco, que le volverá al presente una historia de complicidad que preferiría nunca haber conocido. Competidora recurrente de los festivales europeos, Ida tiene en su haber el haber derrotado a Leviatán (también nominada) y a la última de Lars von Trier (Nymphomaniac).

Y hablando de Leviathan: la máxima favorita (junto con Ida) de llevarse la estatuilla no está exenta de polémicas (al igual que Relatos salvajes), porque la película de Andréi Zviáguintsev tiene como foco la corrupción de los estamentos gubernamentales rusos en tiempos de Putin, algo que provocó la reacción de sectores nacionalistas y religiosos ortodoxos rusos. Con la idea de reversionar el Libro de Job (presente en el Antiguo Testamento), el film cuenta la historia de un hombre que lucha contra un alcalde corrupto que quiere su pedazo de tierra y se encuentra con la inesperada resistencia del hombre común pero decidido.

En sintonía, la estonia Mandarinas cuenta la historia de los últimos habitantes de una aldea estonia en la que sólo quedan un carpintero, un recolector de mandarinas y el médico rural. Cada uno hace su vida de la forma más normal posible, entre el peligro de la guerra que les rodea y el asombro de los distintos milicianos que cruzan la aldea. Pero la llegada de dos combatientes de distinto bando, heridos en la misma escaramuza (un checheno y un georgiano) a los que ayudan de manera diferenciada, los pone en inesperada contradicción. Con aportes georgianos (desde siempre un país amigo de Estonia por compartir ambos un mutuo rechazo al centenario totalitarismo ruso), Mandarinas se perfila como "la tapada". Claramente no es favorita, pero bien podría dar el batacazo si los planetas llegaran a alinearse.

¿Y la Cenicienta de las nominadas? Claramente es Timbuktú, el film mauritano que aborda el tema del integrismo islámico en su más cruda acepción. O sea, el de la prohibición total. Caracterizada en un pueblo desértico donde no sólo está prohibido fumar, o tener sexo fuera del matrimonio o ver una película de Bruce Willis, sino que tampoco se puede jugar al fútbol, escuchar cualquier tipo de música o incluso respirar, si esa respiración tiene algún parecido con Occidente. Heroica, cruda, impactante, la película del mauritano Abderrahmane Sissako tiene el gran mérito de estar contada desde "adentro" (o sea, sin prejuicios eurocentristas) y de meter el dedo en la llaga. Es la que menos tiene chances de ganar. Pero, al mismo tiempo (y de la masacre de Charlie Hebdo a esta parte), la que toca el tema más sensible para los corazones occidentales de hoy. ¿Quién ganara? El domingo lo sabremos.  «

 

cinco razones para que gane

 

1) El ostentoso éxito económico inclina la balanza para Relatos salvajes por encima de sus competidoras y ahí la Academia pone el ojo seguro.

2) Los Almodóvar conocen el terreno y ya ganaron el Oscar por el bodrio de Todo sobre mi madre, una de las peores películas del ya canoso Pedro. Sus relaciones con Hollywood no serán carnales pero sí bastante estrechas.

3) El aire tribunero y eufórico, más la construcción episódica, complacen a la Academia.

4) Se duda de la inteligencia de algunos miembros de la Academia cuando surge la alegoría como premisa, tal como ocurre en el film ruso. Ahí la película de Szifron va directo a los bifes. 

5) El voto del veterano Mr. Anderson (seguro que algún miembro tiene ese apellido) se inclinaría por Relatos salvajes debido a que las reacciones de Bombita le recuerdan los kilos de napalm arrojados en Vietnam.                  Gustavo Castagna

 

cinco razones para que no gane

 

1) Pasaron cinco años del Oscar a El secreto de sus ojos y casi 30 a La historia oficial, dos films que de manera distinta describen hechos de la dictadura. En Relatos salvajes, la política tiene una lectura exclusivamente local. ¿Algún miembro de la Academia sabrá qué es la ANSES?

2) El film polaco Ida, tal vez el rival más serio, con su historia en relación a las secuelas del nazismo y su iluminación en blanco y negro, gustó mucho en EE UU.

3) Leviathán es una alegoría sobre el gobierno de Putin. Crítica y mordaz, obvia e hinchada de importancia, no sería sorpresa si se llevara la estatuilla.

4) Putin es uno de los enemigos pesados de Estados Unidos y nada mejor que Leviathán para enrostrarle el enojo.

5) El voto del mismo Mr. Anderson no se inclinaría por Relatos salvajes debido a que tanto fuego le recuerda a la destrucción de las Torres Gemelas.    G. C.

 

la lista de los países ganadores de este oscar

 

1) Italia: 12

2) Francia: 12

3) España: 4

4) Japón: 4

5) Rusia: 4

6) Alemania: 3

7) Suecia: 3

8) Dinamarca: 3

9) República 

Checa: 3

10) Holanda: 3

11) Argentina: 2

12) Suiza: 2

13) Austria: 2

14) Hungría: 1

15) Canadá: 1

16) Argelia: 1

17) China: 1

18) Irán: 1

19) Sudáfrica: 1

20) Bosnia 

y Herzegovina: 1

21) Costa 

de Marfil: 1

 

Las 

películas en competencia

 

RELATOS SALVAJES

chances: moderadas

- Argentina. De Damián Szifron, con Darío Grandinetti, Rita Cortese, Leonardo Sbaraglia, Ricardo Darín y Érica Rivas. Presupuesto: U$S 3.300.000. Recaudación: U$S 28.300.000. Premios: Saravejo, San Sebastián, Lima, Biarritz, Londres, Fine Arts, Sao Paulo, La Habana, Goya.

IDA

CHANCES: ALTAS

- Polonia. De Pawel Pawlikowski, con Agata Trzebuchowska y Agata Kulesza. Recaudación: U$S 3.700.000 

Premios: Toronto, Londres, Guijón, Varsovia, Gdynia, Cine Europeo y Sociedad Americana de Cinematógrafos. 

Duración: 82 minutos

LEVIATHAN

CHANCES: ALTAS

- Rusia. De Andréi Zviáguintsev, con Aleksei Serebryakov, Elena Lyadova, Vladimir Vdovichenkov y Roman Madyanov. 

Recaudación: U$S 574.794. Premios: Cannes, Londres, India, Munich, Palm Springs, Asia Pacific Screen, Globos de Oro, Águilas de Oro.

MANDARINAS

CHANCES: MODERADAS

- Estonia. De Zaza Urushadze, con Lembit Ulfsak, Elmo Nüganen, Mikheil Meskhi, Giorgi Nakashidze, Raivo Trass. 

Presupuesto: 650 mil euros

Premios: Fajr International Film Festival, Bari International Film Festival y Jury Grand Prix.

TIMBUKTU

CHANCES: BAJAS

- Mauritania. De Abderrahmane Sissako, con Ibrahim Ahmed, Toulou Kiki y Hichem Yacoubi.

Recaudación: U$S 283 mil

Premios: Cannes

Género: Drama

Duración: 100 minutos

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