Orgullo: la puntana que trabaja junto al último premio nobel de Química

Orgullo: la puntana que trabaja junto al último premio nobel de Química

En San Luis estudió en el Instituto Santo Tomás de Aquino y es licenciada en Bioquímica, recibida en la UNSL. Luego obtuvo un master de Ciencias en Química y Bioquímica en la Universidad de Milwaukee.

La puntana María Gabriela Páez Segalá trabaja junto al reciente premio nobel de Química, Eric Betzig.  En San Luis estudió en el Instituto Santo Tomás de Aquino y es licenciada en Bioquímica, recibida en la UNSL. Luego obtuvo un master de Ciencias en Química y Bioquímica en la Universidad de Milwaukee. A continuación, la primera parte de una nota publicada en La Opinión y en  La Voz del Sud. En la edición de mañana una entrevista con ella.

El Instituto Karolinska de Estocolmo, en Suecia, otorgó el Premio Nobel de Química a Eric Betzig, Stefan W. Hell y William E. Moerner. Los científicos obtuvieron el reconocimiento por el desarrollo de un microscopio fluorescente de súper resolución.

  Este microscopio, a diferencia de los microscopios tradicionales, permite ver células a escala nanomolecular, un nivel de detalle imposible de lograr hasta el momento. Esto permite estudiar "moléculas individuales dentro de células vivas", difícil de hacer con las técnicas de los microscopios ópticos tradicionales. Tras el anuncio, Hell, uno de los ganadores, explicó que la importancia del descubrimiento radica en el uso que puede tener para la fisiología.

 "Para poder entender si las células sufren de alguna enfermedad, es necesario poder ver la distribución de las proteínas en las mismas y la limitación para poder lograrlo es la falta de resolución que ofrecen los microscopios actuales", dijo. Sven Lidin, director del comité y profesor de química de los materiales de la Universidad de Lund, señaló que "el trabajo de los galardonados ha hecho posible estudiar los procesos moleculares en tiempo real".

 Avances en Alzheimer y Parkinson

 El avance de estos tres científicos ha contribuido al estudio de enfermedades como Alzheimer y Parkinson y también al análisis de procesos cognitivos en las neuronas del cerebro, explicó el jurado. Durante mucho tiempo, la microscopía óptica estuvo condicionada por una supuesta limitación: nunca podría obtener una mejor resolución que la mitad de la longitud de onda de la luz. Con la ayuda de moléculas fluorescentes, los tres científicos eludieron ingeniosamente esta limitación, destacó el jurado en un comunicado. El trabajo de los tres científicos ha permitido hacer avances en estudios sobre el Alzheimer y el Parkinson. Tras el anuncio, Thomas Barton, presidente de la Sociedad Estadounidense de Química, dijo: "A mi nivel, lo más impresionante es ver las moléculas pequeñas, los virus con una resolución atómica. Además, poder ver organismos vivos sin tener que sacrificarlos y verlos en el vacío, después de sacrificarlos, como hacemos con el microscopio electrónico de transmisión. Es increíble lo que podemos hacer ahora. Si hace 50 años, uno hubiese sugerido que se podría ver algo en una escala nanométrica, todos se hubiesen reído", añadió Barton.

 Un tercio para cada uno

 El estadounidense Eric Betzig, trabaja actualmente en el Instituto Médico Howard Hughes, en Estados Unidos. El alemán Stefan W. Hell, dirige el Instituto Max Planck de Química Biofísica en Alemania y el Centro Alemán de Investigación contra el Cáncer de Heildelberg. Mientras que el tercer premiado, el estadounidense William E. Moerner, trabaja en la Universidad de Stanford, en EE.UU. El dinero que acompaña la distinción (US$1,1 millones de dólares) será dividido entre los tres, en partes iguales.

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