Los oficialismos ganan el 84% de las elecciones, desdoblen o no

Los oficialismos ganan el 84% de las elecciones, desdoblen o no

Según los resultados de 2011, 2015 y lo que va de 2019, la incidencia de la fecha es baja; por la disputa del PJ este año habrá 17 comicios anticipados, un récord

Las fechas del cargado calendario electoral que ya se jugaron muestran triunfos contundentes de los oficialismos provinciales. Ese primer balance parece una prueba de que desdoblar la elección es garantía de triunfo para el poder de turno. Sin embargo, un análisis más detenido de las primeras dos contiendas del año, de los pronósticos para las muchas elecciones que restan y la comparación con 2011 y 2015, demuestra que los oficialismos siempre tienen más chances de ganar y que anticipar los comicios no varía la tendencia que marca que en el 84% de los casos quien gobierna se impone.

En los distritos al mando del peronismo o de partidos provinciales la decisión de desdoblar, que es una facultad exclusiva de los gobernadores, responde en general más a la interna peronista y a su falta de resolución que a la necesidad de tomar distancia del Gobierno, de la polarización entre Mauricio Macri y Cristina Kirchner y de la crisis económica y la caída en la imagen del Presidente. O en la definición, casi poética, de un operador peronista del interior: "El lastre de la fallida revolución de la alegría".

El caso más reciente es el del gobernador de Formosa, Gildo Insfrán, que, contra todos los pronósticos, decidió que la elección provincial, en la que buscará el séptimo mandato consecutivo, será el 16 de junio. ¿Lo hizo pensando en esquivar la polarización o la debacle económica? No pareciera. "La decisión de Gildo tuvo más que ver con resolver cuanto antes la disputa provincial para poder poner toda la energía en resolver la discusión nacional con el foco en la unidad del peronismo", dijo a LA NACION un dirigente de buen diálogo con el formoseño.

Insfrán es uno de los gobernadores peronistas que no dependen de un candidato presidencial fuerte que les sume votos desde el primer tramo de la boleta para ganar. En las legislativas de 2017, el oficialismo formoseño se impuso con el 60 por ciento de los votos y en 2015 Insfrán ganó la gobernación con 73 puntos.

Más allá de la situación particular de Insfrán, los resultados de las dos últimas elecciones a gobernador arrojan datos valiosos. Según un relevamiento de LA NACION sobre la base de datos publicados por el politólogo Andy Tow en su blog, en 2011 votaron antes de octubre 13 de las 22 provincias que ese año renovaron autoridades (Santiago del Estero y Corrientes lo hacen siempre dos años después). Ese año, en el que Cristina Kirchner fue reelegida con el 54 por ciento de los votos, el oficialismo ganó en todas las provincias salvo en dos, Catamarca y Río Negro. Ambas habían votado separadas de la Nación.

En 2015, en tanto, desdoblaron sus elecciones 11 de 22 gobernadores y el oficialismo se impuso en 18 provincias. De las cuatro en las que ganó la oposición, dos habían votado unificadas con la Nación y las otras dos, en fechas anteriores.

¿Y este año? En las dos primeras elecciones a gobernador, en Neuquén y Río Negro, ganó el oficialismo, en manos de frentes provinciales, y el kirchnerismo quedó segundo. El nivel de desdoblamiento será mayor que en 2011 y 2015: un total de 17 gobernadores separarán sus elecciones este año. Más allá de los dos primeros resultados, las proyecciones indican que los triunfos oficialistas volverán a ser mayoría, más allá de la fecha de las elecciones.

Conclusiones varias. La primera es que desdoblar no garantiza el triunfo, aun cuando entre los gobernadores que separaron sus elecciones tanto en 2011 como en 2015 fue más común la victoria que la derrota. A ello hay que sumarle la contracara: entre los que unificaron también prevalecieron los triunfos. Y otra conclusión, que es quizá más básica: el oficialismo gana en la mayoría de los casos, entre otros motivos, porque corre con la ventaja de hacer campaña desde el Estado y con todos los recursos materiales y simbólicos que eso supone.

Una cuarta conclusión es que la expectativa sobre cuál será el resultado de la elección presidencial no afecta el nivel de desdoblamiento. En 2011, cuando la victoria de Cristina Kirchner era segura, 13 provincias despegaron sus elecciones de la nacional. En 2015, cuando se esperaba una disputa pareja, votaron antes de octubre 11 distritos.

Consultado por LA NACION, el politólogo Andrés Malamud hizo foco en que "los oficialismos provinciales ganan en el 90 por ciento de los casos" y añadió que "no les conviene ?ensuciar' esa ventaja enfrentando a otro oficialismo", argumentó.

El analista también aludió a la "sincronización" entre el ciclo electoral nacional y el de las provincias. "La mayoría de los gobernadores tiene reelección este año, igual que el presidente, y no en 2023. Por eso, a la mayoría no le conviene favorecer el ascenso de un candidato a presidente que pueda ser reelegido y se vuelva competencia para los gobernadores dentro de cuatro años", detalló.

Malamud cerró su análisis con la incidencia de la interna peronista y de la incertidumbre sobre el futuro de Cristina Kirchner en el escenario. "Los gobernadores no quieren cargar su mochila ni ayudarla a ganar", concluyó.

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