Las obras fantasmas

Las obras fantasmas

Durante el último año de gobierno de Cristina Kirchner, miles de millones de pesos fueron subejecutados del Presupuesto para elevarlos a la campaña electoral. Las obras que deberían haberse hecho y quedaron en la nada.

 

Según datos proporcionados por la Subsecretaría de Presupuesto del Ministerio de Hacienda de la Nación, durante el año pasado el gobierno K efectuó una fuerte subejecución presupuestaria. Esto llevó a que las obras que se necesitaban en todo el territorio nacional sufrieran un parate importante, ya que nunca se destinó lo fijado en un primer momento.

Las partidas designadas a la construcción de hospitales, escuelas, puentes, rutas, centrales eléctricas, entre otras obras, mermaron su caudal de dinero y se presume que esa plata fue a parar a la “oscura cueva” de la corrupción, siendo utilizada por el kirchnerismo para la campaña política de Daniel Scioli, cuando cayó derrotado ante Mauricio Macri.

Cifras que queman

La millonaria campaña que realizó el FpV el año pasado está bajo sospecha. Se cree que gran parte de ese dinero provino de las arcas públicas, siendo el mismo extraído de las obras esenciales para la población. Los ejemplos del parate son muchos y muestran un accionar repetido que redundó en una menor calidad en los servicios públicos.

Esto puede observarse en la Salud: de los 375 millones de pesos destinados para la refuncionalización del Hospital Alejandro Posadas, ubicado en la localidad bonaerense de Morón, solo se ejecutaron poco más de 675.000 pesos, es decir, nada más que el 0,18%.

Peor situación vivieron el Hospital Interzonal El Cruce, de Florencio Varela; el Hospital de Día de Gendarmería Nacional; el Hospital Materno Infantil de Alta Complejidad de Río Gallegos; el Hospital de Clínicas; el Instituto Raffo y otros tantos en todo el territorio nacional, en los cuales, de más de 600 millones de pesos destinados a ellos, se ejecutó el 0%, lo que equivale a decir: nada.

El kirchnerismo sumergió a la Argentina en un estado de total desamparo en materia de Defensa, que llevó al abandono de un emblema de la Armada nacional como lo era el rompehielos Almirante Irízar. En 2015 se destinaron 648 millones de pesos para la recuperación y reparación del buque, de los cuales se devengaron 26 millones de pesos: nada más que el 4%.

Una de las áreas en las que más se vio la orfandad en la que quedó sumergida la sociedad fue Vialidad Nacional, que estaba bajo la órbita del ahora diputado nacional Julio de Vido. De poco más de 1.800 millones de pesos designados para el señalamiento en rutas nacionales se gastó solo el 9,7%, no explicándose el porqué de dicha inacción.

Idéntica situación puede verse en obras viales como las encaradas en la Ruta 23 en Río Negro ($117 millones), Ruta 3 en Tierra del Fuego ($61 millones), Ruta 16 en Chaco ($175 millones), Ruta 81 en Formosa ($94 millones), entre otras, donde se invirtió cero pesos de lo presupuestado, así como también se ejecutó el 0% de los más de 325 millones de pesos asignados al mantenimiento vigilancia y seguridad integral del Puente Pueyrredón en Avellaneda.

Con baja energía

Otro de los sectores claves de la Argentina donde no se gastó lo prometido inicialmente fue la Energía, donde, de los más de 5.247 millones de pesos designados para la construcción de la Central Termoeléctrica a Carbón de Río Turbio, se gastaron poco más de 210 millones de pesos, lo que equivale al 4,08% del presupuesto original.

Misma realidad se vivió con la construcción del Reactor de Baja Potencia Carem-Fase II, dependiente de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) donde, de los casi mil millones de pesos planificados, solo se ejecutó el 3,71%, privándose así de una obra que destinaría electricidad a millones de argentinos.

Como se puede observar, esta situación atravesó toda la obra pública nacional durante el año 2015, viviéndose un parate en todo el país. Ese dinero, que estaba presupuestado para darle una solución a los problemas cotidianos de la sociedad, terminó en la “turbia madriguera” de la corrupción.

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