Obama y Castro marcan "serias diferencias", pero profundizan el deshielo

Obama y Castro marcan

Un momento de distensión entre Obama y Raúl Castro durante la conferencia de prensa

Por Rafael Mathus Ruiz

 HABANA.- Barack Obama y Raúl Castro se pararon detrás de sus atriles frente a los funcionarios y periodistas reunidos para la historia en el salón principal del Palacio de la Revolución y, durante una hora, intercambiaron sonrisas, guiños y ánimo por reforzar la relación. Pero sobre todo dejaron al descubierto las tensiones por sus "profundas diferencias".

La apertura que provocó la primera visita de un presidente norteamericano en casi 90 años llegó al propio Castro, que debió responder dos preguntas sobre los presos políticos en Cuba, algo inédito. Desafiante, y un poco ofuscado, Castro se negó a reconocer problema alguno. "¿Si hay presos políticos? ¿Preguntó si hay presos políticos?", le dijo al primer periodista que tomó el micrófono, de la CNN. "Dame la lista ahora para soltarlos. Menciona los presos políticos, dime el nombre. Si hay presos políticos, antes de que termine la noche estarán sueltos", toreó.

Horas después, se supo que Berta Soler, de las Damas de Blanco, y Antonio Rodiles fueron retenidos durante algunas horas. A su vez, Ben Rhodes, asesor de Obama, recordó que Estados Unidos había enviado varias listas de presos políticos al gobierno cubano. Según distintas organizaciones, hay entre 50 y 60 presos políticos en la isla.

En su mensaje junto con Obama, Castro se enfocó en el embargo, al abogar por una "convivencia civilizada" y el respeto de las diferencias. También reconoció mejoras en el bloqueo, pero exigió, una vez más, su eliminación, además del fin de la "ocupación ilegítima" de Guantánamo.

"Existen profundas diferencias que no van a desaparecer", reconoció el líder cubano.

Fue justo antes de mencionar, por primera vez, los derechos humanos. Dijo que Cuba los defendía y ofreció una lista de ejemplos dirigida a Estados Unidos: mencionó, entre otros, la garantía a la salud, la educación y el "salario igual por trabajo igual".

"Cuba tiene mucho que decir y que mostrar en esta materia", desafió.

Obama escuchaba la traducción serio, con la mirada yendo de sus apuntes a la audiencia o algún rincón de la imponente sala con paredes de mármol gris y pesadas cortinas de terciopelo borravino estampadas con las letras "PR".

El palacio, construido en los 50, es un testamento de la Guerra Fría. Obama sonrió recién sobre el final, cuando Castro mencionó a Diana Nyad, la mujer que unió a nado Cuba y la Florida tras tres intentos fallidos, como ejemplo de perseverancia para guiar la relación bilateral.

"Es un nuevo día", abrió Obama, primero en inglés, luego en español. Castro lo había recibido con sonrisas y apretones de manos, luego de que dejó una ofrenda floral en el monumento a José Martí. En una imagen que resumió la historia, Obama había caminado con las icónicas imágenes del Che Guevara y Camilo Cienfuegos de fondo hasta la alfombra roja de las escaleras del Palacio de la Revolución. En el camino, saludó a Salvador Valdés Mesa, revolucionario y combatiente en la Bahía de Cochinos.

"Cuba es soberana, y el futuro de los cubanos será decidido por los cubanos. Por nadie más. Estados Unidos seguirá hablando por la democracia, los derechos humanos y la libertad de expresión", apuntó. Fue la única mención al tema en su mensaje, que se enfocó en los avances.

Al terminar, los presidentes tomaron preguntas. Los murmullos atravesaron la sala: pocos esperaban que aceptaran preguntas, una concesión de último minuto de los cubanos. Hubo tres. Obama llamó por su nombre a dos periodistas, y Castro, a uno. Obama, que a la noche fua agasajado con una cena de Estado en el Palacio de la Revolución, fue el primero en responder.

"Tuvimos una conversación muy franca en torno a cuestiones de democracia y derechos humanos. Nuestro punto de partida es que tenemos dos sistemas diferentes, diferentes sistemas de gobierno, de economía. Y tenemos décadas de profundas diferencias", apuntó Obama. "El impulso humano hacia la libertad es universal", definió luego.

Hubo una pregunta de un periodista cubano por el embargo. "Va a terminar", anticipó Obama. "¿Cuándo? No puedo estar enteramente seguro, y ese camino va a terminar más allá de mi administración", agregó. Se preocupó por mencionar que el fin llegaría más rápido si hubiera avances en derechos humanos, y que la nutrida delegación de legisladores -casi 40, la mayor que jamás lo haya acompañado en un viaje- era una señal del "creciente interés" por desterrar esa impopular política, heredada de la Guerra Fría.

Segunda pregunta

Llegó la segunda pregunta, también sobre las violaciones de derechos humanos, de una periodista de la cadena NBC. Obama optó por justificar su giro hacia Cuba, al comparar las discrepancias con La Habana con las que existen con China, Vietnam y Myanmar.

"Si me involucro, francamente, claramente, indicando cuáles son nuestras creencias y siendo claro respecto de que no se puede forzar el cambio en un país en particular, sino que tiene que venir desde dentro, eso va a ser una estrategia más útil que los mismos desacuerdos rígidos que durante 50 años no hicieron nada", justificó.

Tuvo que convencer a Castro de que respondiera. "Dijo que iba a tomar una pregunta, ahora tendría que tomar dos", justificó. Lo miró con una sonrisa incómoda y le sugirió que podía responder brevemente. Desconfiado, Castro dijo que si se quedaban iban a hacerle "500 preguntas". Pasó un segundo, eterno, hasta que aceptó a regañadientes. Miró a la periodista a los ojos, se frotó las manos como si fuera a darse un festín, y volvió a la carga.

"¿Derechos humanos? (...) ¿Qué país los cumple todos? ¿Lo sabe usted? Yo lo sé. Unos cumplen unos, otros cumplen otros. Y entre ésos estamos nosotros", respondió.

Al final, Castro acompañó a Obama a la salida del palacio, donde lo aguardaba "La Bestia", la limusina oficial que viaja con él.

Hubo un último saludo ante los soldados, y luego ambos se despidieron dejando atrás la historia y la promesa de seguir adelante, más allá de las diferencias.

47

Presos políticos

Es el número difundido ayer en Miami por la anticastrista Fundación Nacional Cubano Americana

Raúl Castro

Presidente de Cuba

"Dame la lista ahora mismo de los presos políticos para soltarlos, menciónala ahora [a la CNN]"

"¿Qué países del mundo cumplen los 61 mandatos sobre derechos humanos?"

"Nos oponemos al doble rasero sobre los derechos humanos. Cuba tiene mucho que decir y mostrar en esta materia"

Barack Obama

Presidente de Estados Unidos

"Seguimos teniendo diferencias muy serias, incluyendo la democracia y los derechos humanos"

"Tenemos dos sistemas diferentes de gobierno, dos economías diferentes. Y tenemos décadas de diferencias"

El equilibrio de los simbolismos

Obama hizo gestos en una agenda muy planeada

Depositó una ofrenda floral en el monumento de José Martí en la Plaza de la Revolución, un lugar sorprendente para un líder norteamericano, en señal de respeto a la independencia cubana

Cenó en un típico "paladar", nombre que reciben los restaurantes de gestión particular, en un gesto de apoyo a los cuentapropistas y al sector privado

Hoy asistirá a un partido de béisbol entre el equipo nacional de Cuba y los Tampa Bay Rays, un espectáculo de amistad entre EE.UU. y Cuba, que comparten la pasión por ese juego

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