Casa MANU (Mucho Amor Nos Une) mostró su preocupación por el faltante de antirretrovirales para el tratamiento del VIH-SIDA, virus del que son portadores los niños que viven en el hogar. Su coordinadora de voluntariado, Alejandra Fattini, aseguró que es la primera vez que viven una situación así y alertó que deberán cambiar el cóctel de medicación de los chicos, ya que “no se puede interrumpir” el tratamiento.

“En caso de que falte algo de alguno de los cócteles que toman los nenes, mínimamente tenemos que cambiar los tratamientos porque no se puede interrumpir de ninguna manera. Nunca pasamos por esta situación desde que se sancionó una ley nacional de SIDA. Nunca faltó medicación”, expresó Fattini.

Además, aclaró que como cada uno de los chicos toma un cóctel de tres o cuatro antirretrovirales distintos, “si falta uno, no pueden tomar ninguno” y, en ese caso, el tratamiento “no surte efecto”. A pesar de que es posible cambiar el tratamiento, “es muy complicado” ya que los niños que “adhirieron perfectamente a uno y están bien con sus defensas, corren el riesgo de que se les dispare la enfermedad, porque es medicación nueva que no necesitan”.

Esto provocaría un aumento en la carga viral, por lo que “podrían estar más expuestos a enfermarse”, explicó la voluntaria. “El tema con el VIH es que bajan las defensas. Sube la carga viral y están expuestos a enfermedades oportunistas y para ellos es muy complicado”, señaló Fattini.

Aunque todavía no sufrieron las consecuencias de esto, en febrero, cuando vayan a buscar los medicamentos que les corresponden, podrían encontrarse con la faltante de aquellos que necesitan.

Petitorio. Más allá de esta situación, Casa MANU tiene que seguir adelante con el proyecto social que tiene como bandera. 

En la última semana, la institución lanzó una junta de firmas para pedir una ley que habilite un sistema de madrinazgos y padrinazgos o familias de tránsito para los niños del hogar, mientras esperan que se resuelva su situación de adopción.

“Tiene que ver con la posibilidad de que los chicos que están institucionalizados tengan permiso para salir, y no que estén solamente en la institución. Que puedan compartir paseos, salidas lúdicas con familias mientras su situación legal se resuelve”, indicó.

Este pedido apunta a paliar la demora en la situación legal de las adopciones por cuestiones burocráticas y administrativas. “Hay familias que los llevarían a que conozcan el mar y no lo pueden hacer”, señaló. 

Mientras tanto, Casa MANU sigue recibiendo abuelas que, como en una gran familia, ayudan a cocinar o pasan tiempo con los chicos, pero ahora suma un voluntariado especial para aquellas que “no pueden trasladarse o no pueden estar entre chicos por cuestiones de salud”, por lo que les asignan tareas para que realicen en sus casas, como coser o doblar folletos.

“Algunas no se pueden comprometer a venir una vez por semana, entonces les transmitimos un poco de energía y se sienten útiles. Hay abuelas que necesitan ejercitar las manos y pueden hacerlo sin que tengan que hacer fuerza. Hay mucho movimiento y cosas que las abuelas no pueden hacer, pero participan de otra manera”, explicó la coordinadora de voluntariado.

Donaciones. El hogar siempre recibe ayuda de la comunidad. En este momento, por la gran cantidad de bebés que viven allí, necesitan leches Sancor Bebé 1, 2 y 3, y pañales de cualquier marca talle XC y XXC. “Desde que existimos nos tenemos que preparar para el verano porque hay menos gente y todo disminuye bastante, pero somos muy afortunados porque siempre que tenemos una necesidad la comunidad responde automáticamente y nos ayuda”, destacó Fattini.