Un nuevo testimonio sacude la investigación por el crimen de Gesell

Un nuevo testimonio sacude la investigación por el crimen de Gesell
Se trata de la pareja de uno de los detenidos. Las pruebas.
A casi dos semanas del crimen de la artesana Cynthia Filippone eran escasas las novedades que se tenían acerca de la investigación que realizan la UFID 6 de Villa Gesell y miembros de la Policía Bonaerense para esclarecer el hecho. Sin embargo, apareció en las últimas horas un nuevo actor que, si bien no incide en el curso de la causa judicial, agita las aguas del debate instalado después de que la mujer de 40 años apareciera desangrada en su casa de Paseo 111 y Avenida 6 el lunes 5 de mayo.

Se trata Yanina Luna, pareja de Diego Caro, uno de los dos detenidos que aguardan la definición de sus situaciones procesales en un calabozo de la Comisaría Segunda, al sur de la ciudad. Tanto él como Sergio Muñoz fueron detenidos pocos días después del asesinato, y a partir de ese entonces la investigación se concentró en descifrar evidencias que permitan imputarlos penalmente.

La aparición pública de Luna responde, en primera instancia, a la necesidad de limpiar la imagen de su pareja, una de las personas sobre las que los investigadores depositan sus expectativas.

Según consignaron funcionarios policiales, Caro, de 27 años, fue aprehendido mientras intentaba ingresar a una vivienda ajena, aunque sus vinculaciones con Muñoz (capturado un día antes) fueron las que lo habrían ubicado como sospechoso en este otro hecho. Sin embargo, Luna cree que detrás de esto se esconde la delación de alguien que busca perjudicarlo: “No voy a dar nombres, pero hacete cargo de lo que hiciste. A vos te hablo. Espero que tengas un poco de cargo de conciencia por lo que hiciste”, arremetió la mujer, señalando a cámara, en una entrevista concedida ayer al Canal 2 de Villa Gesell. Y agregó: “Yo quiero justicia para mi marido, pero también para Cynthia”.

Además, la mujer divulgó entre algunos medios un manuscrito de dos hojas cuya autoría le atribuye a Diego Caro. Allí, el detenido, conocido también como El Salteño, asegura acompañar “en el sentimiento a la familia de Cynthia Filippone con debido respeto”, aunque a la vez sugiere cierto desinterés en el caso por parte de Daniel Hernández, la persona con la que la artesana convivía desde hacía dos años en la casa donde fue asesinada, “ocultando y no dando entrevistas a los medios ni reclamando Justicia por su esposa (SIC)”.

Acaso Caro sepa algo que no termina de aclarar, o tal vez alguien le contó que en la multitudinaria marcha organizada por los hermanos de Filippone el sábado pasado se lo vio a Hernández lejos del núcleo compuesto por sus cuñados, y sin lucir la remera que estos habían mandado a hacer especialmente con la foto de Cynthia y una inscripción que decía: “Por la seguridad”.

A pesar de esto último, Luis Filippone (que asumió la vocería pública de los hermanos de la víctima y además participa en la causa como “particular daminificado”), no dudó en remarcarle al Semanario El Fundador de Villa Gesell: “La pareja de mi hermana es parte de nuestra familia y pongo las manos en el fuego por él, porque descarto completamente la hipótesis de que haya tenido algo que ver”.

En la carta, Caro también procura reubicar la atención en Simón Hernández, el hijo de Daniel. “Según declaraciones que obran en la causa, hacen mención sobre el hijastro, a quien le practicaron las mismas pericias y más (cosas) que no se hacen públicas, siendo que allegado al entorno familiar lo nombran, relatan, y cuenta que la damnificada Cynthia Filippone le tenía miedo y temor y lo creen capaz de hacer una cosa así, y siendo que se le atribuye una patología por exisofrenia (SIC)”, sostiene Caro.

En un primer momento, los investigadores se inclinaron por la hipótesis del conflicto personal como móvil del crimen. En ese escenario inicial, las sospechas recayeron en Simón, de 22 años, quien estuvo demorado unas horas luego de que algunos testimonios redundaran en la mala relación que él tenía con Cynthia.

Según su padre, ambos se encontraban caminando por la playa al momento del hecho, y se apoya en dos elementos para argumentar su versión: las cámaras de seguridad externas de un hotel sobre el mar -que los muestra efectivamente en el lugar donde decían estar- y una persona a la que le pidieron que los llevara en su vehículo una vez que Daniel recibió el llamado telefónico de uno de los dos hijos de Filippone, con quien la mujer le pidió que se comunicara mientras moría desangrada.

La falta de elementos concretos para culpabilizar a Hernández llevó a los investigadores a transitar otros caminos, y así fue como aparecieron en escena Muñoz y Caro, los únicos dos detenidos por el caso.

Fuentes cercanas a la causa insisten en señalar que ambos fueron apresados a partir de algunos testimonios recolectados, aunque no queda del todo claro si estos fueron específicamente conferidos por personas allegadas a la víctima, ya que en los días posteriores al hecho fueron interrogados no sólo sus familiares directos, sino también vecinos, amistades y compañías laborales.Tanto Caro como Muñoz (ambos con defensores oficiales) se habían negado originalmente a declarar. El primero rompió el silencio público con esta carta, algo que el otro aún no se decidió a hacer.

El lunes será un día fundamental para la causa: se esperan para ese entonces los resultados preliminares de varios objetos peritados. El jueves al mediodía fueron analizadas en Dolores las prendas que Cynthia lucía cuando fue encontrada sin vida y otras que podrían ser de Simón Hernández, además de los hisopados que le realizaron a él y a los dos detenidos.

También fueron observadas otras evidencias, como una alpargata hallada en el amplio jardín delantero de la casa donde ocurrió el hecho y evidencias tomadas en distintos sectores de la propiedad. En tanto, los cabellos que le encontraron a la víctima en una de sus manos pasarán los rigores del laboratorio en breve.

Los resultados finales estarán recién quince días después. Eso puede suponer un obstáculo para el Fiscal, ya que el plazo original para recabar argumentos que sustenten las imputaciones finaliza antes de esa fecha. Si en ese entonces no se reúnen los elementos necesarios para involucrarlos procesalmente (y ubicarlos como acusados en un juicio), Caro y Muñoz podrán recobrarán su libertad. “¡Vayan a donde tengan que investigar! No quieran agarrar a perejiles”, había advertido Alejandra Filippone un día después de que su hermana fuera degollada. Eso se espera, mientras el tiempo avanza con una pesada carga de dudas e imprecisiones.

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